La Junta General Ordinaria de Accionistas del Valencia , que tendrá lugar este sábado desde las 9.00 horas en el Alameda Palace aprobará, con los votos de la Fundación VCF, (alrededor del 72 por ciento de las acciones de la entidad) un
presupuesto para la actual temporada de 108,8 millones de euros, que arrojará un beneficio previsto del ejercicio de 357.249 euros.
El presupuesto para la temporada en curso
contempla unos ingresos de 108,8 millones de euros y una partida de gastos, más amortizaciones, gastos financieros e impuestos 108,4 millones de euros. En el apartado de ingresos la partida más cuantiosa son los 42 millones de euros por retransmisiones televisivas, seguida de los 23,2 por los ingresos de competiciones deportivas y los 22,9 por los abonos y socios.En el apartado de los gastos, la mayor parte se la lleva el gasto de personal que asciende a 59,2 millones de euros, aunque los gestores han logrado rebajar esa cantidad de un año para otro en unos 14 millones de euros. La amortización de inmovilizado y los gastos financieros ascienden a 46 millones de euros.
Además de aprobar el presupuesto, la asamblea también someterá a votación las cuentas anuales (balance, cuenta de pérdidas y ganancias, memoria, estado de cambios en el patrimonio neto y el estado de flujos de efectivo), así como el Informe de Gestión del club y del grupo consolidado, correspondientes al ejercicio económico 2009/2010.
Un beneficio de 15.085 euros de la temporada pasada
Estas cuentas reflejan un beneficio por importe de 15.085 euros al cierre del ejercicio. La temporada pasada se completó la ampliación de capital por valor de 92 millones de euros y, además, en la cuenta de pérdidas y ganancias por la venta de derechos federativos de jugadores el saldo a favor del Valencia ha sido de 54 millones de euros. Los traspasos de David Silva y David Villa han ayudado a equilibrar las cuentas.
Los otros tres puntos del orden del día serán la reelección de C.J.C. Auditores para el presente ejercicio como auditores de cuentas de la Sociedad y del grupo consolidado; el cese y nombramiento de consejeros y se cerrará con ruegos y preguntas.
En el apartado de cese y nombramiento de consejeros se dará cuenta de la salida de Fernando Gómez como consejero y se tendrá que nombrar a uno nuevo en los próximos días, ya que los estatutos de la sociedad contemplan que el mínimo son siete y en estos momentos el Consejo de Administración está compuesto por seis.
sport.es
"El Valencia no es Alicia en el país de las maravillas"
El presidente del Valencia, Manuel Llorente, afirmó durante la junta de accionistas del club, que en la situación actual, el club "no es Alicia en el país de las maravillas" y que si el Valencia tiene en algún momento que entrar en concurso de acreedores, lo hará "sin pestañear"Llorente se pronunció en estos términos cuando respondió a los accionistas presentes en la junta que se habían pronunciado o le habían preguntado sobre su gestión.
También indicó ante la posibilidad de presentar una acción de responsabilidad civil contra el ex presidente Juan Soler, que sólo la iniciarán si el club tiene la seguridad de ganarla. Para ello, espera la sentencia del juicio contra la empresa Valencia Experience, el patrocinador de hace dos años, que no ha pagado cantidad alguna al club.
También se pronunció sobre el papel de la fundación en la actual situación del club. "La fundación está demonizada, pero sin ella, el Valencia habría desaparecido porque la empresa que vino a comprar el club el año pasado sólo pretendía vaciar la entidad", indicó.
lasprovincias.es
La junta del rodillo de la Fundación se convierte en un plebiscito a Llorente
El consejo saca adelante unas cuentas equilibradas y el sector crítico piensa impugnar la asamblea
21 de noviembre de 2010
JUAN CARLOS VALLDECABRESANTONIO BADILLO | VALENCIA..-
En el Valencia actual las voces no pueden con los votos. Por eso el resultado de la junta general ordinaria estaba escrito de antemano.
Justo desde el momento en que la Fundación decidió aplicar el rodillo con su millón y medio de acciones (72,5 % del capital social) para respaldar la gestión del actual consejo de administración y dar luz verde a las cuentas del curso pasado y al presupuesto del actual ejercicio. No fue una asamblea especialmente agria, pero sí es verdad que resultó algo más agitada que lo que se podía esperar de antemano. Era fácil adivinar que, sin ser objeto formal de debate, la peculiar situación de la Fundación iba a ser uno de los puntos 'calientes', pero pocos podían imaginar que una cita decididamente económica se iba a convertir casi de manera sorprendente en un plebiscito a la labor del equipo que lidera Llorente.
Por supuesto, y tras cinco horas de debate, la asamblea se clausuró con disparidad de criterios. Llorente, al que sólo en su discurso final se vio elevar el tono de voz, se marchó feliz al superar sin necesidad de recurrir a los votos de la Fundación la especie de moción de censura que planteó al consejo el abogado Andrés Sanchis en una hábil maniobra.
Como la Fundación había decidido de antemano abstenerse en el punto 4, el que hacía referencia al cese y nombramiento de nuevos consejeros tras dimitir días antes Fernando, Sanchis utilizó esta vía para retar a la junta y que fueran los accionistas los que decidieran si prosperaba o no el cese en bloque de la directiva. Vicente Montesinos y Carlos de Miguel, como patronos de la Fundación, votaron en blanco siendo 249 accionistas (6.279 títulos) los que pidieron el cese y 273 (19.576 acciones) los que apoyaron a este consejo.
Nunca se sabe lo que habría pasado si en lugar de asistir 154 personas (con otros 394 representados) el número de asistentes hubiera sido mayor. Pero siempre hay que tener en cuenta el peso que ejerce el propio Llorente, el que más acciones presentó (3.911 a su nombre y otras 2.809 delegadas), por delante de las de Vicente Andreu (616 más 1.669 delegadas) y Alberto Martí (1.493). Sólo el colectivo del pequeño accionista aportó más que el presidente (3.645 acciones).
De nada le sirvió a Llorente esbozar en su relato inicial el esfuerzo que se ha hecho para contener el gasto y equilibrar el presupuesto (de 550 millones de deuda se ha pasado a 430 a 30 de junio pasado); el sacar pecho por los resultados deportivos y el dejar claro que una vez se reinicien las obras del nuevo Mestalla «tendremos un plazo de 18 a 22 meses» para que se pueda jugar allí.
Después de eso y de que Javier Gómez repasara las cifras, a Llorente le comenzaron a llegar andanadas. Joaquín Ríos Capapé mostró su disconformidad por la operación de recompra de la parcela R-1 a Juan Soler por 13,5 millones de euros y deslizó el primer daro envenenado: «Acuérdense de Laporta», en referencia a la acción de responsabilidad que hay sobre el presidente del Barça. No fue la única petición de acción de responsabilidad que se mencionó en la junta y siempre con Juan Soler en el punto de mira.
Manuel Llorente recogió el guante pero no se pilló los dedos: «Hay cuatro años para ejercerla. No nos podemos meter en una acción si no tenemos la seguridad de ganarla. Cuando tengamos la sentencia de Valencia Experience tomaremos las acciones oportunas».
La traca, en cualquier caso, la encendió Andrés Sanchis. El abogado -entre otros de Projar- pidió de aperitivo que se suspendiera el derecho de voto de la Fundación basándose en el artículo 148 de la ley de sociedades de capital; continuó anunciando la impugnación de la junta; se despachó a gusto con los dirigentes, sobre todo con García Roig (lo comparó con Joe Rigoli) y con Társilo Piles («entraba y salía cuando le convenía»); y de postre se destaparía con esa maniobra de pedir el cese de la actual directiva, que pilló por sorpresa a todos y que obligó, incluso, a dar marcha atrás al secretario del consejo.
Además de la Fundación (Alberto Martí pidió que en la próxima asamblea no acuda a votar), en muchas pláticas se escucharon referencias al papel de Bancaja en la actualidad del Valencia. Unos -el presidente- para admitir que como entidad acreedora merece ser informada de los movimientos y otros para colgarle el cartel de dueño palpable de la sociedad. Es más, los hay incluso que solicitaron al presidente que forzase a Bancaja a que se quedara en propiedad la parcela de Mestalla al no haberse encontrado todavía un buen comprador. En este sentido, el vicepresidente dejó claro que en la última tasación el valor del solar del estadio es de 240 millones de euros.
A Javier Gómez lo tildó de «mentiroso» Vicente Vallés, presidente del Pequeño Accionista, cuyo discurso se centró especialmente en la posición todavía dominante de la Fundación. Tras él se llegó a una tregua porque el resto de intervenciones, en especial la de Carlo Cicchella, sirvieron para lanzar un mensaje de unión. El ex directivo fue sincero: «En tiempos pasados se tomaba decisiones sin reflexión ni análisis y ahora se ajustan a la realidad, que es muy dura».
Tanto que en el segundo turno de Javier Gómez y Manuel Llorente se escucharon las verdades que más pueden escocer. «Estuvimos a punto de desaparecer el año pasado... estamos fatal. La situación económica del Valencia es delicadísima», decía en tiempo presente el vicepresidente, para añadir: «Si hay que presentar concurso de acreedores se presentará, pero a día de hoy no es necesario».A Llorente se le calentó el ánimo verbal y cerró la junta creciendo en su tono: «No ha incrementado la deuda con Bancaja ni un ápice, no porque no queramos sino porque no nos dejan. Si hubiera que ir al concurso de acreedores lo haríamos sin pestañear, pero que el Valencia entre en concurso es un drama social. Todos los días este consejo tiene que hacer virguerías»; para echar el cierre con dos llamativas sentencia: la situación del club «no es Alicia en el País de las Maravillas» y «una leche es fácil vender jugadores».Soler estaba convencido de obtener 500 millones por las parcelas de Mestalla. Soriano rebajó las expectativas a 350. La última tasación establece que valen 240. El Valencia las vendería por 225 y lo cierto es que la mejor oferta que ha recibido se sitúa en 175.
Así de dura es la realidad para un club que cometió el error de apostar a caballo perdedor. Se encomendó a constructores justo antes de que el mundo, tal como éstos lo concebían, se desmoronara. Los accionistas se empaparon ayer de justificado pesimismo. La mayoría de oradores exhumaron las miserias del Valencia. Y les asiste la razón, pero yerran al fijar en Llorente la diana. A todos se les podría responder lo mismo: ¿y qué haría usted para revertir la situación?
Miseria uno. El estadio es un monumento a la impotencia, pero pesa sobre la conciencia de quienes pergeñaron la idea sin un plan de financiación. Ahora poco se puede hacer. Pedir otro crédito sería condenar al Valencia a esa desaparición de la que se salvó hace un año.
Miseria dos. Bancaja corta el bacalao. Faltaría más, tras cometer el error de ligar su futuro al de un club de fútbol. La caja de ahorros es la solución, no el problema. A Calabuig no lo trajeron los reyes magos.
Miseria tres. La ampliación de capital será un engaño mientras la Fundación no venda sus acciones. Aun así, el recelo a acudir a la CNMV tiene su lógica. Si el dichoso folleto ve la luz y desvela la verdadera economía del Valencia, quien compre títulos es un majadero o un forofo insensato.
Miseria cuatro. El Valencia recompró a Soler su parcela por 90 millones, pese a que ya no vale ni 50. ¿Habría sido mejor que éste acabara en un concurso de acreedores y al club le volaran propiedad y dinero?Entre tanto nubarrón, un tímido haz. Llorente se jactó ayer de que el Valencia cuenta con un equipo más competitivo que el del año pasado. El razonamiento, sin embargo, tiene trampa. ¿Por qué tiró entonces, bajo criterios profesionales, al hombre que lo construyó pese a su disposición a reducirse el sueldo?
Destaca la deuda del Valencia.
Dice su consejo que se ha "reducido" de 550 a 430 M € en un año.
Pero oculta que de los 92 M € de la ampliación de capital, 17 M € lo pusieron los accionistas pero 75 M € son un préstamo "encubierto" de Bancaja al Valencia que pesa teóricamente sobre la Fundación, teóricamente también independiente pero que ayer "casualmente" salió de su ostracismo para votar a favor del consejo.
¿Cómo puede otorgar Bancaja un préstamo de 75 M € a una fundación recién creada y en la que mandan tres patanes si detrás no está el Valencia?
Pues después de tener otro préstamo por 75 M € y de haber vendido a Villa, Silva y no sé quién más y recibir 17 M € de sus accionistas que son el tope que han hallado porque no pusieron ni un céntimo más, la deuda del Valencia es de 430 M € (en realidad de 430 + 75 = 505 M €), es decir, en un año han minorado la deuda en 45 M € tras vender a Villa, Silva y creo que a otro.
Los números que mueve el Valencia son muy parecidos a los del Sevilla.
Ellos ingresaron 108 M € y nosotros unos 100 M €, aunque ellos con 42 M € de TV y nosotros con unos 25 M €.