Del niño de una aldea al «jefe» del Sevilla
Está afónico y fuerza la voz para que se le entienda; sus ojos, con brillo, trasmiten ilusión, cercanía... Con nueve años se fue internado a un colegio. Sabe lo que son los retos y no quiere fallar
r. arrocha / sevilla
Día 18/07/2011 - 07.08h
—¿Quién es Marcelino García Toral?
—¿A nivel personal?
—Sí.
—Un tipo normal que le gusta pasar desapercibido, una persona que intenta hacer el mínimo mal posible al mayor número de personas.
—Está definiendo a una buena persona, ¿no?
—Digamos que el respeto a los demás es una norma básica en el comportamiento entre humanos.
—¿Familiar?
—Sí, bastante.
—¿Hogareño?
—Mucho, mucho...
—¿Feliz?
—Lo procuro. No necesito mucho para intentar serlo.
—¿Cuáles son sus primeros recuerdos?
—Hay muchos. El cariño de mis padres, cómo se sacrificaban, cómo lo daban todo para que a mí no me faltara de nada. Valoro mucho su esfuerzo para que tuviera una educación. Soy hijo único y lo dieron todo por mí. Mi padre trabajaba con los camiones y, además, se dedicaba a la tala de los eucaliptos. Luego lo transportaba a las papelerías, la mayoría, de San Sebastián. Cuando no tenía clases le acompañaba. No era agradable, era un trabajo sufrido, pero le ayudaba cuando podía.
—¿A qué edad le llegó la pasión por el fútbol?
—Con nueve años, siendo muy pequeño, me fui interno a un colegio en Villaviciosa. Me quedaba allí de lunes a sábado. Luego, con 14 años, al terminar octavo de EGB, me llamaron del Sporting y me desplacé a Gijón. Empecé a compatibilizar el fútbol con los estudios hasta que tuve que elegir. Inicié los estudios de empresariales, pero sólo aprobé una asignatura. Así que preferí dejarlo y centrarme sólo en el fútbol, cosa de la cual hoy me arrepiento bastante. Estaba claro que podía compatibilizarlo. El futbolista tiene tiempo libre y cuando acaba la carrera puede tener algunas incertidumbres... como fue mi caso.
—Porque usted no se hizo rico como futbolista, ¿verdad?
—No gané mucho dinero. Pero fui precavido en el gasto. Y ese colchoncito pequeño me sirvió. Además, luego tuve la suerte de que empecé la trayectoria como entrenador.
—¿Qué le ha dado el fútbol?
—Como futbolista me dio algunas alegrías, sobre todo al principio. Pero luego todo empezó a cambiar. Tuve varias lesiones y de casi todas me operaron en dos ocasiones. Parecía que con la primera intervención era imposible que me curara. Luego, además, tuve unos momentos extrañísimos. Me iba a un equipo y descendía, me iba a otro, y también... ¡Todos descendían!
—Menos mal que como técnico tiene otra fama distinta, ¿verdad?
—Sí, sí, es verdad. No me puedo quejar de cómo me ha ido la carrera como entrenador. Exceptuando, claro, cuando me destituyeron en Zaragoza...
—Me habían hablado en Gijón de un acontecimiento bastante trágico...
—¡Uff! Sí. Eso me afectó bastante. Era una persona de mi edad, un compañero, y se fue, se murió (Emilio, segundo entrenador de Marcelino en el Sporting de Gijón). No tenía lógica. Fue todo muy rápido. Le quitaron un lunar o una verruga y al analizarlo vieron que tenía metástasis. Fue muy duro (segundos de silencio).
—Cambiemos de tema. ¿Qué hace a un futbolista distinto?
—(Cambia el rostro y lo agradece) Lo primero es el talento. Pero a ese talento inicial hay que sumarle ciertos valores, algunas virtudes. Por ejemplo, la constancia, el carácter, también la ambición...
—Hábleme de un modelo.
—¡Uff! Es complicado. ¿Un modelo? Sastre, del Sporting; Merino, Pinillos, Munitis, Fabián Ayala.. Y me dejo muchos.
—¿Qué los hace distintos?
—Pues eso. Estás conviviendo con auténticos profesionales y a nivel personal son lo suficientemente respetuosos, tienen una actitud encomiable.
—¿Qué importancia posee tener estos jugadores en un vestuario?
—¿Importancia? No, no es importante, es fundamental. Por eso para un entrenador, así lo veo yo, resulta interesante tener un grupo de capitanes lo más amplio posible.
—¿Kanouté y Palop son de ese perfil?
—Yo creo que sí. Tampoco los conozco desde hace mucho tiempo. Eso sí, las referencias que tengo son muy buenas. Pero también creo que hay más jugadores.
—Hablamos de otro. Giovani dos Santos. ¿Ha hablado con él?
—Yo, directamente, no.
—¿Quién lo ha hecho?
—Lo que yo le puedo decir es que yo no lo he hecho.
—¿Puede Giovani llegar a ser un crack?
—No sé. Hacer este tipo de valoraciones me resulta tremendamente atrevido.
—Se lo digo porque el Tottenham parece que quiere cobrarlo a precio de crack.
—Cuando tú eres poseedor de los derechos de un futbolista siempre quieres sacar lo máximo. Lo que no entiendo es que si ya hace bastante tiempo que no cuentan con él y quieren sacar eso que usted me dice, cantidades de crack ... Me parece desmesurado. Pero bueno, cada uno defiende sus intereses y ya está.
—El padre me dijo que Giovani estaría encantado de jugar en el Sevilla. ¿Le consta?
—A ver... Para Giovani se dan dos circunstancias, la primera y la más importante, que lo quiere un gran club, y la segunda, que con nosotros tuvo una buena experiencia.
—Más claro el agua. Recuperó a Giovani, ¿podría hacer lo mismo con Romaric?
—Antes hablábamos de lo que debía reunir un futbolista para que tenga un máximo rendimiento. Al talento hay que sumarle otras cosas. ¡Hay que intentar ser el mejor todos los días! Si durante tu carrera demuestras estos valores el profesional tendrá muchas posibilidades de tener un carrera exitosa. A Romaric yo lo conozco poco. No tengo nada que decir en su contra. La actitud es buena y capacidad tiene... ¿Rendimiento? Esa es la incógnita.
—Se lo pregunto de otra manera. ¿Cuenta con él?
—Llegado el momento tendré que tomar decisiones. Ya he dicho que a mí me gustan las plantillas cortas porque eso genera una mayor competitividad y hay menos problemas dentro del grupo, además de que te permite contar con más jugadores de la cantera.
—¿Con cuánto tiempo de antelación le gustaría tener cerrada la plantilla?
—La última semana de julio y la primera de agosto debería haber un primer corte.
—¿Cuántos jugadores tiene actualmente?
—No sabría decirle. (Cierra los ojos). Hoy hemos entrenado 21 más Luis Alberto..., más tres porteros y Guarente, 26; Rakitic, 27; más los dos de la Copa América, 29; con Capel, que está de vacaciones, 30; Campaña es el 31 y con una posible incorporación seríamos 32.
—¿Es la defensa su principal preocupación?
—Si queremos ser competitivos no podemos encajar el número de goles de la temporada pasada. Pero esto no quiere decir que sea responsabilidad de los porteros o defensas. Tiene que haber la participación de los diez futbolistas de campo. Yo soy de la opinión de que la línea defensiva es más vulnerable cuando no encuentra participación defensiva del resto de los compañeros. Si logramos eso, con la calidad individual que tenemos, seremos además de una buena plantilla un buen equipo.
—¿Dónde colocará a Fazio, de central o mediocentro?
—No sabría decirle aún donde su eficacia sería mayor. Tiene una capacidad enorme, muy grande, pero entiendo que su capacidad de mejora es aún mayor. Dependerá de que nosotros le sepamos transmitir en qué debe mejorar y que él sea consciente de ello.
—Usted es consciente de que dejando al Sevilla en la Champions renueva automáticamente, ¿no?
—Sí, sí.
—¿Cree que el Sevilla es mejor que el Valencia, el Atlético y el Villarreal?
—Lo que yo le puedo decir es que, como mínimo, somos iguales, en ningún caso inferiores. En cualquier caso, esta pregunta se la puedo responder con más fundamento cuando el 31 de agosto se haya cerrado el mercado de fichajes
http://www.abcdesevilla.es/20110718/deportes-sevilla/sevi-nino-aldea-jefe-sevilla-201107172107.html
Como escama lo de la foca, mare mía, como escama lo de la foca.