Renuncio a calificar individualmente el juego del Sevilla.
Porque es incalificable; baste para ello saber que los dos goles los han marcado dos de los jugadores más criticados (mea culpa) de la plantilla.
Es indudable que, a veces, se nos ve demasiado el cartón y que si nos venimos abajo como equipo cualquier escuadra de tuercebotas no quita puntos, pero ahí estamos; con 36 puntos como 36 soles y vivos por ahora en todas las competiciones.
Esto podría ser achacable a la proverbial flor ojeteril de Unai pero, por muy floreado que esté nuestro ondarribitarra entrenata, tiene que haber algo más. Algo que ninguno de nosotros sabe lo que es pero que ahí está.
Eso sí; la jindama, el canguelo y las cagaleras punteás están siempre presentes en cada partido que jugamos. Ésa es nuestra condena y nuestra grandeza; sin jugar bonito, jugamos bien y ganamos puntos.
Uséase que; ande yo caliente y ríase la gente.