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#Alavés vs. S.F.C.
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CAPÍTULO X: ÚLTIMO DÍA DE ADIESTRAMIENTO. LA FUGA. Tras la horrible visión de las prácticas onanistas, sodomitas y que no fueron zoofílicas porque yo corro mucho, que narro en el capítulo anterior, tuve claro que debía fugarme lo antes posible, mi amigo el segurata estaba de acuerdo, y ambos convenimos de igual modo, llevar con nosotros a Pepe León, podríamos venderlo como esclavo (papel que a él le encanta y que no le es extraño), o pedir rescate por él. Pensamos que el mejor momento para fugarnos sería al día siguiente a la hora de la siesta, momento en el cual, Martín solía caer pullero por el efecto de su diaria botella de ginebra, Arredondo intentaba hacer (llevaba seis años liado) un puzzle de ocho piezas que le había pasado su amigo Lucas Haurie (él nunca pudo acabarlo), y Castaño aprendía a leer con el método “Ven a leer”, el más utilizado en el campo de la Educación Especial. Nos levantaron temprano para despedir al Caudillo Donmanué que me dijo a modo de despedida: “toma guena nota, si no eres der betin en dos semanas, te capo y te hago directivo de mi equipo, por imbécil”, con lo cual, mis deseos de fuga se acrecentaron mas aún si cabe, mi futuro era negro, si no me escapaba de ahí, seria un castrati directivo al modo de Villarán, Castaño o Conejo, la evasión se hacía necesaria y urgente. Tras la despedida, en la que tuvimos que entonar una canción de ABBA en honor a Donmanué (durante el baile a su sobrino le vi el tanga, no veáis que asco), pasamos a la última sesión de vídeo (me cago en el proyecto Ludovico, en la Naranja Mecánica y en las cachas de Ángel Martín), a la ingesta de salchichas caducadas y arcatufas, y por fin llega la hora de la siesta. Montaban el puesto de guardia esa tarde Momparlet y el Doctor Mengele, a los cuales engañamos fácilmente (siempre resulta fácil con estos vainas) y con la involuntaria ayuda de Pepe León. Para secuestrar a Pepe León, decidimos evitar toda violencia ( no nos gusta la gente que tira botellas ni bengalas ni nada de eso), y convencerlo, para ello le dijimos : “Pepe ven”, y Pepe vino, además nunca preguntó ni donde, ni para qué ni por cuanto tiempo, siempre hizo lo que quisimos, como ahora hace lo que le dicen también, lo único que nos pidió fue que no lo sacásemos de su cuadra sin despedirse de su cubo de heces, y que le pagásemos una deuda de un dolar que tenía con un Pastor Alemán (según parece a día de hoy le siguen pagando las deudas). Llegados al puesto de guardia, susurré al oído de Pepito León lo que tenía que decir, os cuento el dialogo:Pepe León: Doctor, que llama un tal Benjamín, que dice que si un pinchazo cada ocho horas u ocho pinchazos cada hora.Doctor Mengele: ¡Coño que se me muere! (Y sale corriendo).Pepe León: Momparlet, que dice Donmanué que hay un nota que se llama Denirzon que sale en la tele, que una vez metió un gol y que vendría por dos mil millones pero nos hacen factura de seis mil.Momparlet: ¡Fichálo!, ¡Fichálo! (nota: los acentos, si, en la a del medio, ¿Pasa algo?), y sale corriendo.Por tanto, con el camino expedito, salimos del puñetero centro de adiestramiento canino.A mi amigo, el piraña.