Tras mis muchooooooooos años de ver fútbol en España, he llegado a la conclusión de que el Mundo del Fútbol necesita una profunda catarsis.
Yo conocí y disfrute el Sevilla de Don Ramón Sánchez-Pizjuán, un Sevilla joven y fuerte, que era admirado, respetado y temido en todos los campos de España. Y no lo era en los campos de Europa, por qué esa época, Europa estaba arruinada y rota tras la Segunda Guerra Mundial, inmersa en la reconstrucción del Plan Marshall, y todavía no estaba para organizar torneos internacionales de Futbol.
En los años 40 y 50 del siglo pasado, la organización social de los Clubes de Futbol, estaba basada en la participación en los órganos de gestión de un grupo de señores que de forma absolutamente desinteresada y altruista, dedicaban su tiempo y su trabajo, e incluso arriesgaban su propio patrimonio, en beneficio del Club.
Era la etapa en la que los únicos ingresos generados eran los de taquilla, el de la venta de carnet de socios y la venta de entradas.
Poco a poco el futbol ha ido evolucionando hasta llegar al modelo actual en que los ingresos de taquilla, son el menor de sus ingresos. Las recalificaciones, los fichajes, los ingresos por mercado de camisetas, los derechos de imagen de los jugadores, los derechos televisivos, superan ampliamente los ingresos de taquilla, y eso ha hecho que los presupuestos de los Clubes hayan ido creciendo exponencialmente, tanto en ingreso como en gastos, como en obligaciones tributarias. Y lo malo es que unos presupuestos que se realizan basándose en una previsión de resultados deportivos, que dependen de factores imprevisibles, y que con frecuencia resultan fallidos, produce en muchas ocasiones resultados catastróficos.
La abundancia de dinero, con un control escaso, ha atraído hacia los Clubes, para gestionarlos, un tipo de personas diametralmente opuestas al tipo de Señores serios, honrados, desinteresados, altruistas y románticos, que fueron los que en el pasado crearon los actuales Clubes de Futbol en España, y en el resto de Europa.
La evolución económica de los Clubes, y la evolución política del País, han modificado profundamente el panorama del Futbol nacional e internacional.
Si analizamos el panorama, nos encontramos paisaje desolador:
A la cabeza, un par de Clubes con una economía “saneada”, R. Madrid y Barcelona, que “mandan” en el mundo del futbol, en las competiciones, en el reparto de los ingresos de TV, en la política de fichajes,…
Siguiéndoles, un pequeño grupo de Clubes, con una economía “limpia”, que a duras penas tratan de seguir a rueda de los dos de cabeza, alternándose en la persecución.
Un resto de equipos, que no alcanzan a cubrir sus gastos, endeudados y asfixiados económicamente, expuestos a la llegada de un “salvador” que en la mayoría de las veces, como buitres, vienen a alimentarse del cadáver del club.
Este es el futbol de nuestros días, un futbol que no paga sus impuestos, que debe a hacienda el IVA, el IBI, la SS., que debe sueldos a sus jugadores, que engañan a sus socios y mienten en sus cuentas.
En definitiva, nos encontramos con un deporte absolutamente corrupto, que no tiene encaje en la política nacional, a no ser por la permisividad de los sucesivos Gobiernos de la Nación, que no se atreve a meter mano al problema y prefiere mirar para otro lado ante los agravios al resto de contribuyentes y Sociedades, cuando no trata solucionarlos de manera torticera rozando la ilegalidad, o directamente prevaricando.
Un futbol que, por las mismas razones, tampoco tiene encaje en la política Autonómica o Municipal, pero que por las mismas razones encuentra apoyo y permisividad en uno y otro sector político.
El mundo del futbol actual, nacional e internacional, desde los clubes hasta los Organismos que los rigen: Gobiernos a través de sus Administraciones deportivas y las Federaciones, a nivel Mundial, Continental, Nacional y local, está podrido.
Parece que lo único que se salva es la Afición que calla y paga, el Escudo y la Bandera que lo aguanta todo, sin inmutarse.
Esta situación tan lamentable solo tiene solución, en la Afición, los aficionados, que deben decir BASTA YA, en la Justicia, que empieza a examinar con lupa la “obscura” gestión de los Presidentes, y en la Comunidad Económica Europea, que ya está actuando y siguiéndole la pista a las golferías de los Clubes que se han beneficiado de la tolerancia en las obligaciones fiscales y contributivas, y las prevaricaciones políticas en forma de recalificaciones irregulares, que ayudaban fraudulentamente a los Clubes.
Han sonado todas las alarmas. Esto se acaba.
O nosotros, los aficionados y los simples ciudadanos, acabamos con los corruptos del mundo del futbol, o los corruptos del Futbol acaban con este deporte.
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