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Autor Tema: El 1-3 frente al Stuttgart en Alemania, en la prensa  (Leído 1331 veces)

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SEVILLA FÚTBOL CLUB 1905

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El 1-3 frente al Stuttgart en Alemania, en la prensa
« en: Octubre 21, 2009, 09:40 Horas »
ABC

Continúa el paso de oca (1-3)


Efectivo como demandan estas situaciones a los equipos grandes, el Sevilla se impuso en autoridad al Stuttgart y casi certificó su pase a los octavos de final de la Liga de Campeones

JUAN MANUEL ÁVILA. STUTTGART

Actualizado Miércoles, 21-10-09 a las 08:44


El Sevilla mantiene su paso de oca en la Liga de Campeones después de sacar a base de oficio y pegada su encuentro en teoría más complicado de la fase de grupos, su visita al Mercedes Benz Arena de Stuttgart. Tras una primera parte en la que fue dominado por el conjunto alemán en el juego, pero no en el marcador, el retoque efectuado por Jiménez en el descanso reforzando la medular y retirando a Luis Fabiano le dio mayor control del juego y equilibrio, lo que fue determinante para la victoria final por 1-3, gracias a dos goles de Squillaci de cabeza (uno en cada tiempo) y a otro de Jesús Navas.

Tardó en entrar en el partido el Sevilla. El Stuttgart parecía tener una velocidad más. Y por los costados, aunque buscando el centro, comenzaron a darles problemas tanto Khedira como Kuzmanovic a Sergio Sánchez y Fernando Navarro, los dos laterales dispuestos por Jiménez.

Ocasionó tanto balones colgados con peligro por el interior zurdo del Stuttgart, como paredes rápidas o envíos al hueco del ex jugador de la Fiorentina pretendido este verano por Monchi que generaron cierta incertidumbre en la zaga nervionense. La posesión del balón también era mayoritaria para el conjunto de Markus Babbel y la grada empujaba a los suyos hacia al área de un Javi Varas que para nada transmitía los nervios de quien se estrena en Champions.

En el tercero de la Liga española se hacía evidente una vez más que Kanouté está en un estado físico precario y eso provocó constantes pérdidas de balón cuando éste llegó a sus dominios. Así, la conexión con Luis Fabiano era quimérica, pese a los intentos en solitario de Jesús Navas de profundizar por su banda ante el dinámico Boka.

Tampoco Adriano tenía su día y además acabaría sustituido por Perotti a ocho minutos del descanso. Para entonces ya hacía casi un cuarto de hora que había saltado al marcador el 0-1, gracias de nuevo a las jugadas de «laboratorio». Un saque de esquina botado por Navas a Adriano en corto cogió saliendo a la defensa y a Squillaci perfectamente habilitado para cabecear cerca del área pequeña imposible para Lehmann.

No se puede decir que el tanto hiciera justicia al mejor juego sevillista, porque éste se limitaba a defenderse con cierto orden y poco más. Antes se había anulado un gol al equipo alemán, ya que el disparo a puerta de Kuzmanovic necesitó que un compañero lo esquivara en las narices de Varas para que besara las redes.

Relevo importante

No varió el panorama con la ventaja visitante, ni en disposición ni en el ánimo de unos y otros. Así se llegó al descanso y tras éste sorprendió Jiménez con un cambio, a todas luces necesario en cuanto a reforzar la parcela ancha —entró Duscher—, pero poco entendible por el jugador suplido, Luis Fabiano, aunque luego se supo que fue por precaución. Mas el retoque vino muy bien.

El Sevilla se transformó al ocupar mejor los espacios y el Stuttgart ya no tocó con la misma comodidad en el centro del campo. Eso coincidió además con la entrada en acción de Perotti, que con una gran personalidad comenzó a darle la noche a Osorio. Así, por el costado zurdo del ataque sevillista se gestó el 0-2, que acabó firmando Navas tras el rechace deficiente de Lehmann.

Este tanto sí minó el empeño alemán y sembró el descontento en la grada, que se haría más palpable después de que Squillaci hiciera su doblete particular con otro cabezazo tras falta botada por su pareja central, Dragutinovic. Ese 0-3 evidenciaba una vez más que este Sevilla no necesita mucho para aniquilarte, máxime si le das facilidades en defensa. Ese tanto que sentenciaba el pleito llegaba además después de que Kanouté —no se entiende que Jiménez no lo retirara antes y le diera más «vidilla» a Koné— fallara una ocasión clamorosa por recrearse ante Lehmann y enviara otra fuera en una buena jugada entre un clarividente Lolo y un potente y decidido Sergio Sánchez.

Con todo, el equipo capitaneado anoche por el delantero franco-malí pasó ciertos apuros al final después de que el revulsivo que supusieron los tres cambios realizados de una tacada por Babbel le aportaran más intensidad y profundidad al juego del Stuttgart. El recién entrado Elson acertó de falta desde fuera del área a un cuarto de hora del final y en ese periodo el Sevilla ya no miró apenas al portal de Lehmann.

Incluso se habría sembrado cierto nerviosismo si Schieber no llega a desaprovechar ante la salida de Varas un despiste de Squillaci, o ya con menos margen de maniobra si llega a entrar la volea de Tasci que se estrelló en el larguero.

No obstante, lo que importa a la postre es el nueve de nueve que presenta a estas alturas el Sevilla en la máxima competición continental, que le permite liderar con holgura su grupo y tener pie y medio en los octavos de final de la competición cuando sólo se ha disputado la mitad de esta fase.




DIARIO DE SEVILLA

¡9 de 9 en Champions!

El Sevilla se impone con claridad al Stuttgart y demuestra su superioridad en el grupo al golear a los principales a domicilio. Squillaci saca provecho de la estrategia con dos goles.

Francisco José Ortega / stuttgart | Actualizado 21.10.2009 - 07:16

Nueve de nueve para el Sevilla en la Liga de Campeones, pleno de puntos y sensación de superioridad absoluta tras el paseo de ayer por Stuttgart. Pero a esas nueve unidades se le añade una más y resulta un diez inmaculado para una faceta que se ha convertido en una de las principales armas de este equipo, el balón parado.

El conjunto de Manuel Jiménez ha incluido esa importante munición en su arsenal y en la fría noche alemana, como antes en Escocia y en otros muchos sitios, fue fundamental para otorgarle un nuevo triunfo. Así llegó el primer tanto antes del intermedio y de la misma manera se cerró con el tercero. Uno fue un córner, el otro una falta lateral, pero el resultado fue exactamente el mismo, es decir, los futbolistas vestidos de rojo celebrando sus tantos.

Fue la mejor manera de liquidar un partido que tampoco fue brillante por parte de los sevillistas. Porque el Stuttgart planteó muchos problemas, demasiados para el momento por el que atraviesa este equipo alemán, durante el primer periodo. Ahí se produjo un desequilibrio en la zona central y los locales tuvieron una superioridad inquietante que fue solventada por Jiménez con la entrada de Duscher por Luis Fabiano, como pudo ser por Kanoute.

Desde entonces, en el descanso, el dominio del juego fue total por parte de los nervionenses, que sufrieron algo al final más por su relajación que por otra cosa. Fue una decisión necesaria esa de fortalecer el centro del campo para jugar casi con un 4-3-3 con Duscher y Lolo por detrás de Zokora y que éste hiciera de enganche con Kanoute.

Los visitantes habían tenido muchos problemas para leer de manera correcta el partido, particularmente por la descoordinación entre la pareja de delanteros y los dos medios centro. Luis Fabiano, Kanoute, Zokora y Lolo no supieron repartirse sus roles defensivos y esto provocaba una superioridad del Stuttgart en esa zona. Razones para ello pudo haber muchas, pero era muy llamativo desde la grada la persecución por parte de Kanoute al pivote local Trasch cada vez que los alemanes tenían el balón. Y acaparaba la atención por la sencilla razón de que el cuadro de Babbel apenas buscaba a este futbolista en la construcción y prefería saltarse ese paso para dirigir la pelota hacia Hleb. El bielorruso fue el que hizo daño.

Era un desajuste defensivo evidente dentro de un Sevilla que había partido con un esquema similar al que propusiera en Glasgow en su última salida de Champions. Era un once casi calcado con la única variación de las entradas de Javi Varas y Sergio Sánchez por los lesionados Palop y Konko. El resto de los elementos eran los mismos y eso suponía un total de cuatro incorporaciones al once que afrontó el encuentro frente al Deportivo. A saber, Squillaci, Dragutinovic, Lolo y Luis Fabiano. Eso sí, las permutas eran más gracias al papel de comodín que ejerce Adriano en las alineaciones. Lo que no variaba para nada era el planteamiento, con el ya tradicional 4-4-2 .

El Stuttgart, mientras, había optado por acumular peones por el centro, dejándole las bandas a los laterales Osorio y Boka y eso llegó a desconcertar al Sevilla en muchos momentos. Sobre todo porque fue una invitación a atacar para los laterales, mayoritariamente Sergio Sánchez, y a éstos les pillaban las espaldas con posterioridad. Por ahí llegaron algunas ocasiones del conjunto local, pero, afortunadamente para los intereses blanquirrojos, Javi Varas salió indemne, incluso en un gol anulado a Kuzmanovic.

Por contra, la efectividad del cuadro de Manuel Jiménez no iba a poder ser mayor. En su primera llegada, una acción de estrategia a balón parado volvió a abrirle el camino. Como en Glasgow, como en tantos y tantos partidos durante el presente curso, fue la manera más sencilla para encauzar la cosa.

Bastó con que se produjera un saque de esquina, Jesús Navas conectó con Adriano y éste fue quien lanzó el centro cerrado, a pierna cambiada, para que Squillaci rematara con la testa prácticamente a placer. El balón parado, la estrategia, unido a la eficacia se convierte en un cóctel letal para el rival y el Sevilla, que otros años era horrible en esa faceta, ha sabido unir a su repertorio esa importante vía. El camino estaba desbrozado a partir de ese instante y sólo fue cuestión de meter el retoque de fortalecer el centro del campo. Con 0-1 y esa desigualdad resuelta, todo sería coser y cantar, así en Stuttgart como en Glasgow. Nueve de nueve en Champions, como los grandes.




EL CORREO DE ANDALUCÍA

El Sevilla barre al Stuttgart y ya es el mejor de la Champions

Quico Canterla, Stuttgart, Enviado especial  Actualizado 20/10/2009 22:45

El Sevilla acaricia ya su clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones. Y lo hace demostrando una superioridad tal que hasta en partidos como el de ayer en Stuttgart, donde lo llegó a pasar mal, es capaz de sacar recursos y terminar goleando.

Squillaci se convirtió en la gran figura del encuentro al marcar dos de los tres tantos de su equipo, ambos a balón parado, y Jesús Navas le acompañó como goleador de un equipo, el de Manolo Jiménez, que por ahora no tiene rival en esta fase de grupos de la Liga de Campeones.  
Y eso que lo pasó mal, pero el Stuttgart, que sólo marcó de falta y con 0-3, fue inocente como un cubo.

Justo cuando peor lo pasaba, el Sevilla logró poner el partido a su favor con su primer zarpazo. De haber encontrado a un adversario con más pólvora, las cosas podrían haber sido muy distintas. Cuando Squillaci cabeceó un centro de Adriano, previo saque de esquina en corto, los apuros eran continuos.

Hasta que se diluyó, la conexión entre Kuzmanovic -objetivo nervionense este verano-, Hleb y Cacau fue un martirio para el equipo de Jiménez, al que sólo la bisoñez de los alemanes a la hora de la verdad salvaba momentáneamente.      

Era un Sevilla otra vez con novedades, unas obligadas y otras por decisión técnica. Las primeras tuvieron como principal protagonista a Lolo, titular en el centro del campo junto a Zokora. El canterano tardó en entrar en calor y no jugó con cierta cómodidad hasta el 0-1. Pero fue a más.
Drago y Squillaci formaron pareja de centrales nueva respecto a la Riazor, y Adriano ocupó el costado izquierdo, aunque durante poco tiempo, ya que se marchó lesionado a los 36 minutos. Arriba, Kanouté y el esperado Luis Fabiano. El brasileño protagonizó las dos únicas llegadas del Sevilla -sin contar el gol, fruto de una jugada de estrategia- en toda la primera parte.
Pero también duraría poco, hasta el descanso.Ni él ni Kanouté crearon demasiado peligro, en gran medida porque las bandas no martillearon como otros días hasta que Perotti -sustituyó a Adriano- y Jesús Navas aparecieron para bien en la segunda parte.

El conjunto alemán salió a por todas pese a su mal momento y el Sevilla sufrió para tener la pelota y hasta para armar contragolpes. El Stuttgart le obligaba casi siempre a jugar de espaldas o a tocar la pelota más de una vez antes de lanzar los ataques.

No se sintió cómodo el conjunto nervionense hasta el gol de Squillaci, insuficiente para demoler la tocada moral del equipo entrenado por Markus Babbel, que, pese a todo, se dejó la piel en el campo.

La gran diferencia estuvo en la pegada. Mientras los alemanes, que tuvieron muchas y claras ocasiones, intentaron marcar de todas las formas posibles, el Sevilla, con menos, fue más efectivo y hasta acabó goleando. de pode a poder. Luis Fabiano se quedó en vestuarios en el descanso. Jiménez sacó a Duscher y situó a Perotti como media punta. El mediocentro, lesionado tras el partido de Valencia, volvía a jugar.  No es la primera vez que se sitúa junto a Zokora porque ya lo había hecho en verano.

Lo inusual era ver al Sevilla con un solo delantero centro, aunque Perotti no tardó en reforzar la apuesta de Jiménez. Cayendo a banda izquierda, el argentino volvió a demostrar su calidad con un centro que Lehman despejó mal y dejó muerto en área  para que Jesús Navas hiciera el 0-2 (55’).  
Sigue creciendo Perotti. En Riazor no estuvo bien, pero en Stuttgart demostró que tiene unas condiciones excelentes. Su fútbol de regate en seco y cambio de ritmo amargó la vida a Osorio, al conjunto alemán en general, impotente ante un Sevilla que le destrozó a base de zarpazos.

El tercero llegaría en el minuto 71, segundo del equipo a balón parado -centro de Drago-  y también de la cuenta particular de Squillaci, bastión defensivo siempre junto al serbio y clave en la victoria.

Nelson, también gracias a una falta pero en su caso directa y que se coló por la escuadra, marcaría el gol del honor para el Stuttgart, rendido ante un Sevilla superior que golea como sin nada y que acaba haciendo de sus malos momentos sobre el césped meras anécdotas.

SEVILLA FÚTBOL CLUB 1905

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Re: El 1-3 frente al Stuttgart en Alemania, en la prensa
« Respuesta #1 en: Octubre 21, 2009, 09:40 Horas »
EL MUNDO

El Sevilla da un golpe de autoridad en Stuttgart

ANTONIO CEJAS RUBIO (Enviado especial)

La trayectoria modélica del Sevilla en la Liga de Campeones se ratificó ayer ante un Stuttgart tan atrevido como inocente. Los octavos son ya casi una realidad para los de Jiménez gracias a dos cabezazos de Squillaci y un regalo del decadente Lehman a Jesús Navas, en un encuentro que no se recogerá en los anales de la historia del balompié, pero que resultó vibrante y volvió a demostrar que este deporte no hay quién lo entienda.

Las cosas del fútbol. El Sevilla, casi dormido, saltó al césped del Mercedes-Benz Arena a verlas venir, con un juego al tran tran y con un excesivo celo por guardar las formas. El mismo Jiménez de muchas veces prefirió el orden al atrevimiento, ése que sí tuvo el Stuttgart pese a su inocencia. Pero, como el guión está llamado a repetirse cuantas veces el destino quiera, un cabezazo inapelable de Squillaci a mediados de la primera mitad acabó con la imbatibilidad del veteranísimo Lehmann, dejando con la miel en los labios a los teutones.

Otra vez, la incuestionable pegada de los de Nervión, ayer encarnada en el defensa galo, otorgó el premio que, por su conservadurismo, no estaba mereciendo hasta entonces el Sevilla. Jiménez prefirió a Lolo antes que a Romaric en la medular. Y la apuesta le salió rana al principio.

Hasta la segunda mitad, pocas veces llevó la manija del juego, tal vez porque la posición que ocupó (por delante de Zokora) no parezca la ideal. Más veces perdido que presente, Lolo asistió con privilegio al origen del fútbol de su rival. Hleb ayer recordó, por momentos, al que brilló en el Arsenal. Generó innumerables huecos, pero la torpeza de Scheiber o la mala fortuna de Kuzmanovic dejó sin premio al Stuttgart.

De esa facilidad para encontrar siempre el pase adecuado tuvo mucha culpa la defensa sevillista, muy insegura en el despeje. A fuerza de apretar, los de Markus Babbel acabaron encerrando durante muchos minutos a los hispalenses. Tanto Khedira por la izquierda como Kuzmanovic y Osorio por la derecha abrieron mucho el campo. Tanto esfuerzo por generar ocasiones se fue al garete ante la inoperancia de sus delanteros y, sobre todo, por culpa del tanto de Squillaci. Todo un alivio para el Sevilla, que lavó su imagen en la reanudación cuando menos lo hacían presagiar los cambios de Jiménez.

Ya con Adriano fuera por lesión, el de Arahal se acordó del recuperado Duscher para contener aún más, dejando en la caseta a Luis Fabiano. Otra vez, el caprichoso fútbol hizo de las suyas y, cuando parecía que el Sevilla mataría el partido conteniendo, Navas, tras contra de Perotti y error garrafal de Lehmann, puso el 0-2. Squillaci, otra vez de cabeza, cerró el duelo, al que sólo le quedó hasta el final el empuje del Sttutgart.




EL PAÍS

El Sevilla y sus maravillosos extremos

Adriano, Navas y Perotti destrozan a un buen Stuttgart

CAYETANO ROS - Stuttgart - 20/10/2009

El Sevilla disfruta de un excedente de extremos. Son jóvenes, valientes y solidarios. Tres de ellos, Adriano, Navas y Perotti, destrozaron a un buen Stuttgart . El cuarto, Capel, calentó los músculos en la banda a la espera de unos minutos que finalmente no le llegaron. Tras meter el centro del primer gol de Squillaci, Adriano se retiró lesionado y su puesto lo ocupó Perotti, que metió el centro del segundo gol. Esta vez lo aprovechó Navas, presente en todas las salsas. También en un mal pase atrás que dejó solo a Schieber ante Varas en el ocaso del encuentro. Sin consecuencias.

El joven portero sevillista estuvo acertado unas veces y en otras acompañado por la fortuna, además de por una defensa muy contundente. Tanto que el central Squillaci no se limitó a defender, sino que subió a rematar dos acciones a balón parado. Y dos las convirtió en gol. Sin llegar a dominar plenamente el partido, ni falta que le hacía, el cuadro de Manolo Jiménez demostró una vez más su poderío en las áreas. Lo que le ha permitido dominar el grupo con mano de hierro y acariciar la clasificación a falta de tres jornadas, justamente en su ecuador.

Es lo que tiene el Sevilla. Parece dormido. Hay quien piensa que está sufriendo. Pero la realidad es que espera su momento para asestar el golpe. Adriano retó primero a Osorio a un uno contra uno. El desafío quedó en tablas y el balón en un saque de esquina. Cruzó el campo el hiperactivo Navas para sacar el córner a pie cambiado. Mientras oteaba dónde pondría el balón, Adriano se quedó merodeando en los alrededores, recuperándose de la batalla contra Osorio, dando a entender que no quería la pelota. Navas, en cualquier caso, se la dio aprovechando que tenía unos metros libres para la maniobra. El interior brasileño vio entonces una nueva oportunidad para demostrar que es completamente ambidiestro. En vez de devolver el balón a Navas, corrió unos metros hacia el interior del área antes de centrar enroscado con la derecha al segundo palo. Allí estaba Squillaci, que golpeó con la frente con tal potencia que Lehmann ya sabía que su estirada no serviría para nada. El balón entró por la escuadra.

¿Qué más podía hacer el Stuttgart?, se estaría preguntando su entrenador, Markus Babbel, que había preparado el partido a conciencia sabiendo que ésta podía ser su última oportunidad para conservar el puesto. Una apuesta valiente por parte del joven técnico muniqués, que contempló en su equipo un juego tan atractivo como poco efectivo.
Sus centrocampistas se impusieron a los sevillistas. Movieron el esférico con velocidad y precisión. Sobre todo, en el caso de Kuzmanovic, interior suizo de origen serbio que estuvo espléndido. Mejor que Hleb, el media punta bielorruso cedido por el Barcelona, muy ansioso por recuperar su prestigio. Los laterales llegaron hasta el fondo. Y el segundo punta, Cacau, brasileño nacionalizado alemán, se descolgó a la línea medular para abrir más espacios. En el palco tomaba notas el seleccionador alemán, Joachim Löw.

Al Stuttgart, en todo caso, le faltó puntería. Y, cuando la tuvo, se encontró con Javi Varas, el joven portero de la cantera sevillista. Pequeño para tratarse de un cancerbero, Varas no se achicó. Transmitió serenidad. Cierto que estuvo muy arropado por una defensa muy sólida y por ese correcaminos infranqueable llamado Zokora. Jiménez reforzó el centro del campo tras el descanso. Dio entrada a Duscher y retiró a Luis Fabiano, lo que, en cierta manera, equilibró el encuentro.

El Sevilla unió sus líneas y encontró la fluidez que le había faltado en la primera parte. Empezó a tocar y a sentirse cómodo con el balón. Y Perotti, dueño de una enorme zancada, entró definitivamente en calor. Eso supuso una cabalgada por la izquierda hasta la línea de fondo culminada con un centro-chut que, entre Lehmann y el larguero, cayó a los pies de Jesús Navas.

A la desesperada, Babbel introdujo tres cambios de una tacada. Y uno de los que se fueron, Hleb, recibió el abucheo de la grada. El Sevilla ya jugaba sin cadena cuando Squillaci cabeceó otro centro a pie cambiado, desde la derecha, del central zurdo Dragutinovic.

El público se disponía a abandonar a su equipo cuando un recién entrado, el brasileño Elson, volvió a animarlo con un golazo logrado de falta directa. Premio de consolación para un Stuttgart que sucumbió a los habilísimos extremos sevillistas.




ESTADIO DEPORTIVO

(1-3) A ritmo de apisonadora en Champions

Si alguien dudaba de la reacción del Sevilla tras la derrota en La Coruña, lo visto en Alemania ha dejado claro que los nervionenses no se 'comen la cabeza' y salen en cada partido a ganar sin pensar en nada más allá.

Si hay partidos en los que los sevillistas arrollan a su rival, en el de esta noche han tirado de practicidad para batir a un Stuttgart tan voluntarioso como falto de pegada a la hora de encarar la meta rival. Así, los hombres de Markus Babbel se lanzaron a por el gol desde el pitido inicial buscando sobre todo las entradas por banda de sus laterales. Muchas llegadas pero poco peligro, porque aunque los centros al área se sucedían, también es verdad que ninguno de ellos encontraba rematador.

Ante el asedio local, el Sevilla era todo tranquilidad, sabedor de que su pegada y superioridad técnica le permitiría tener sus opciones de gol. Y así fue. Justo cuando llegaba el ecuador de la primera mitad, Adriano agarra un rechace tras un córner para levantar la cabeza y buscar en el segundo palo a Squillaci, quien libre de marca bate a Lehmann de cabezazo inapelable.

El gol sentó como un jarro de agua fría a los del Mercedes-Benz Arena, que alcanzaron el tiempo de descanso con la desesperación del que se ve impotente ante su rival.

Acierto táctico

Tras el paso por vestuarios saltaba la sorpresa en terreno del Stuttgart. Manolo Jiménez dejaba en el banco a Luis Fabiano para dar entrada a Duscher, y colocar a Zokora como mediapunta. Lo que podría verse como una invitación al rival para atacar, no tardó en convertirse en el mayor acierto de la noche.

El Stuttgart era incapaz de acercarse a un Javi Varas muy seguro durante toda la noche y el Sevilla empezaba a llegar con más peligro. Tanto es así que en el minuto 60 Navas aprovechaba un centro envenenado de Perotti, ante el que falla Lehmann, para remachar a portería vacía.

Ese segundo tanto dejó muy tocado al Stuttgart, que lejos de reaccionar, vio como los nervionenses les metían el tercero por mediación de Squillaci, que completaba su doblete de cabeza.

Arreón final local

Cuando todo parecía sentenciado, Elson se inventó un golazo de falta que metió de nuevo a los suyos en el partido. Y es que en los minutos finales disfrutaron de un mano a mano ante Javi Varas, e incluso estrellaron un balón contra el larguero.

Al final, tres nuevos puntos para un Sevilla que se queda a un triunfo de certificar su pase a la siguiente fase de la Liga de Campeones.




AS

El gran día de Squillaci

El francés, héroe en Stuttgart de un Sevilla efectivo.

Juan Jiménez | 21/10/2009

Cuando a Sebastien Squillaci, francés de origen italiano, le pusieron el apodo de Totó en honor al delantero que revolucionó el Mundial de Italia, debieron pensar en días como el de ayer. Squillaci, imán en su cabeza, hizo volar en Stuttgart al Sevilla, que ganó con estilo alemán, fútbol rocoso y despliegue, y dejó cerrado virtualmente su pase a octavos de final. Lo hará como primero de grupo.

Se esperaba, pero no que lo consiguiera tan rápido. Lo que pasa es que el Sevilla ha cogido el atajo, ha ganado sus tres partidos y ha marcado nueve goles. Nadie discute su contundencia. Tampoco su fútbol eficaz por encima de todo y alguna decisión inteligente de su entrenador.

Jiménez sufrió en la primera parte porque aunque el Sevilla se metió en el vestuario con 0-1, estaba descontrolado. Zokora, exuberante, aparecía en todos lados, pero le faltaban socios. Jiménez se acordó de Duscher y, como Luis Fabiano estaba algo tocado, quitó al brasileño. Con el cambio, le echó el candado al partido.

El Stuttgart se esfumó y resultó extraño porque mientras tuvo ánimo jugó con vitalidad y respeto al balón. Y con armas. Por ejemplo, Hleb, que se filtró entre las líneas sevillistas y resultó indescifrable.

El cambio de sistema (4-3-3) agigantó al Sevilla. Lolo, Duscher y Zokora mezclaron bien y Navas y Perotti ganaron las bandas. En un cuarto de hora, el trámite estaba liquidado. Navas aprovechó un error del crepuscular y casi cuarentón Lehman y le fusiló. 0-2. Luego, otra vez, Squillaci remató una falta botada por Dragutinovic. Pocas veces se verá a dos centrales construyendo un gol.

Puede decirse que al Sevilla esta vez sólo le faltó Kanouté, que desperdició dos balones clarísimos para sellar una goleada histórica que ya no sorprende después del 1-4 de Glasgow y otras gestas que no están lejanas en el tiempo.

Ayer tiró a la basura la supuesta leyenda negra de los equipos españoles en Alemania. Y tiene mérito por más que el Stuttgart estuviese en crisis y que su entrenador sin carnet (Babbel se saca estos días la licencia en Colonia) ya esté en la cuerda floja. Un 1-3 en la inmensidad del Mercedes Benz Arena, una clasificación tan fugaz, son palabras mayores. "Un grande", se soltó al fin el tímido Totó Squillaci en su español afrancesado después de su gran día. Después de otro puñetazo en la mesa del Sevilla.

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Re: El 1-3 frente al Stuttgart en Alemania, en la prensa
« Respuesta #2 en: Octubre 21, 2009, 13:54 Horas »
Lo subo porque aunque lo ha leído gente, ninguno ha posteado imposibilitando así que lo lean los demás. No es un tema de mucho comentario (o más bien de nada), pero sí creo que interesante.

Saludos

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Re: El 1-3 frente al Stuttgart en Alemania, en la prensa
« Respuesta #3 en: Octubre 21, 2009, 13:55 Horas »
Lo subo porque aunque lo ha leído gente, ninguno ha posteado imposibilitando así que lo lean los demás. No es un tema de mucho comentario (o más bien de nada), pero sí creo que interesante.

Saludos

Por fin subes algo en tu vida.

jOJojOJOjoJOJojOJojOJo

¿Ves como sí da para más comentarios?

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Re: El 1-3 frente al Stuttgart en Alemania, en la prensa
« Respuesta #4 en: Octubre 21, 2009, 17:44 Horas »

                                   
MARCA

DOBLETE DE SQUILLACI Y GOL DE NAVAS PARA ACARICIAR LOS OCTAVOS
Deberes hechos a mitad de curso


TOMÁS CAMPOS 20/10/09 - 23:43.


Y la fiesta siguió. Decíamos ayer, al más puro estilo Fray Luis de León, que todo el sevillismo esperaba que siguiera la fiesta de su equipo en Europa y sus jugadores volvieron a darle una alegría. A éste y a los aficionados españoles que desean la buena marcha del conjunto nervionense en esta Champions, que son multitud.


Porque el Sevilla enfila los octavos del torneo a ritmo de crucero. Ya ha jugado en el campo de los dos rivales más encopetados de su grupo y no hay quien le pare. Nueve puntos de nueve. Vamos, una gozada sólo al alcance del Olympique de Lyon a la espera de lo que hagan este miércoles Manchester United, Real Madrid y Chelsea.

Una victoria tan justa como labrada a fuego. El Stuttgart fue un conjunto ciclotímico, pero cuando achuchó, achuchó de lo lindo. Y ahí estuvo la defensa rojiblanca para despejar hasta el aliento de los delanteros germanos, que chocaron una y otra vez con el muro dispuesto por Jiménez.

Un muro rojiblanco

Si a esto le unes una pegada descomunal, de equipo grande, pues el resultado no puede ser otro que el triunfo, como ya ocurriera en Glasgow. El Sevilla tuvo media docena de ocasiones y anotó tres goles. Ya quisieran algunos tenistas esa efectividad cuando suben a la red...


Los alemanes en cambio se cansaron de colgar balones y buscar las cosquillas a una zaga que no esgrimió ni una leve sonrisa, porque tiene la concentración por bandera.

El Stuttgart, que se jugaba mucho más, empezó mandando y arrinconó al equipo rojiblanco en un primer cuarto de hora algo desconcertante por parte del Sevilla, que no lograba imprimir el ritmo necesario a su fútbol.

Hasta que Jiménez tiró de pizarra. Córner que saca en corto Navas, Adriano pone el balón en el segundo palo y allí aparece el nuevo mariscal de la zaga hispalense, Squillaci, para cabecear a la red. ¿Quién se acuerda ya de Javi Navarro y la sangría de goles tras su funesta lesión?

El Stuttgart, de psicólogo

El tanto dejó muy tocado al Stuttgart, que bajó una marcha de forma un tanto incomprensible presa de los nervios y sus atávicos miedos en este pésimo arranque de campaña.

Ni pasar por el vestuario le sirvió de algo a los hombres de Markus Babbel. Es más, sólo acentuó la pájara germana. Fueron minutos de placidez para la zaga visitante, que tuvo tiempo de celebrar el habitual regalo de Lehmann que supuso el 0-2. Navas, otra vez muy despierto, sólo tuvo que empujar la pelota a la red.

Con el Stuttgart hundido, Kanouté desperdició un mano a mano más claro que el de la final de la Copa del Rey, pero de nuevo Squillaci ponía un 0-3 que se antojaba no ya insalvable, sino la antesala de una goleada de escándalo. El francés, ligeramente adelantado, cabeceó a la red una falta botada por Dragutinovic. Doblete y vuelta al ruedo.

Últimos sustos

Un tanto magistral de Elson, a falta de un cuarto de hora, despertó el ardor alemán cuando nadie daba un duro por los hombres de Babbel. Y ahí estuvo de nuevo la zaga sevillista para arrimar el hombro, redoblar sus esfuerzos y amarrar la victoria.

Dos postreros sobresaltos con el tiempo cumplido sirvieron de colofón al partido. En el primero, Schieber aprovechó una mala cesión atrás de Navas para rematar al lateral de la red. Y en el segundo, Tasci sacó brilló al larguero al enganchar de primera un preciso centro de Hitzlsperger.

Pitido final y la sensación de que el primer trabajo, el de pasar ronda, está hecho. Y como primero de grupo si no se tuercen mucho las cosas. Así que, de momento, no se puede pedir más a este equipo. Ya habrá tiempo de soñar a partir de febrero. Se lo merece.

 


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