Justísima victoria final de nuestra selección en esta Eurocopa de 2024.
Ha sido la mejor de largo. No sólo en juego, también en carácter. Sobreponerse a las dificultades que se encontró en los partidos de Alemania y Francia está al alcance de muy pocas selecciones más en el mundo, por no decir ninguna. Y la valentía con la que se fue ayer a por Inglaterra, tras el empate de ésta y faltando muy pocos minutos, es algo que también hay que reconocerle a esta España en exclusiva, sin olvidar la personalidad que mostró el equipo después de tener que sustituir por lesión en el descanso a nada menos que Rodri, el MVP del torneo.
Orgullosísimo de esta selección española. La he disfrutado tela. Y desde el principio del campeonato, porque, a decir verdad, y ahí están mis mensajes para corroborarlo, yo sí creía en ella.
Por cierto, Laporte me ha sorprendido para bien una barbaridad. Por su presente en una liga exótica, lo daba por totalmente amortizado y, sin embargo, ha resultado ser el mejor de nuestros centrales. Ha estado imperial, tanto defendiendo como sacando el balón jugado. Chapeau.
Y no quiero acabar este mensaje sin expresar mi alegría, primero, por Luis de la Fuente, un tipo cercano y normal que vuelve a demostrar que, para triunfar en esto del fútbol, no es necesario ir de divo ni pretender reinventarlo, y segundo, por nuestro niño Jesús, a quien este deporte le ha correspondido con todo el amor que él previamente le había dado. Menudo broche, campeón.
Enhorabuena a todos. Viva España.