Es decir, lo que hemos hecho hace apenas unos meses
Maomeno, mi querido Don Coletas.
Por eso, uno de los partidos de la temporada 13-14 que más me dolieron fue el del Cuernabéu; no hicimos todo lo posible por ganar sino que nos limitamos a hacer
bella figura para disfrute y solaz de los muchos miles de palurdos mesetarios que Don Florentone y sus gañanes apacentan en el Paseo de la Castellana madrilé.
Fue muy parecido a los combates de
catch a los que asistía yo de niño; el bueno y apolíneo (el Mandril, por supuesto) contra el malo feo y traidorzuelo que termina recibiendo una paliza del favorito entre aplausos y parabienes de los aborregados mientras, en el palco, la
cosa nostra encantada de haberse conocido, se felicita por haber derrotado una vez más a las huestes del mal encarnadas, para nuestro pesar, en el Sevilla FC. Sentí vergüenza por la actitud de los nuestros y por su falta de gallardía por no haberles hecho pagar con túrdigas de pellejo nuestra derrota.
Al fin y al cabo, el fúrgol (y la vida) se trata de eso; Abrazar y querer a los tuyos y joder lo máximo a los demás. O como decía el barojiano personaje;
que cada cual conserve lo que tiene y robe todo lo que pueda.