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Autor Tema: Cuento verídico  (Leído 2167 veces)

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Desconectado elrueda

  • Alevín
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Cuento verídico
« en: Septiembre 30, 2009, 00:59 Horas »
Una figura tenebrosa se deslizaba pegada a las paredes de la Plaza de San Lorenzo. Estaba ya avanzado el atardecer y las primeras sombras ayudaron al macabro individuo a disimularse en la incipiente oscuridad hasta llegar a la puerta de la Basílica del Gran Poder donde pudo entrar sin llamar la atención de los viandantes ni de los devotos que rezaban en el SagradoTemplo.

Una vez dentro se arrodilló en la primera fila de los bancos, porque asi nadie le podía ver la cara sino sólo el cogote. ¡¡ Y que cara, Dios mio  !!; su tez era cetrina, muy verdosa, nariz arqueada, pómulos salientes, labios viperinos que tendían a formar una O quizás por el uso que les daba desde que era chiquetito, una cabeza casi calva si no fuera por 18 pelos sujetados con Super Glue, ojos de buitre hambriento buscando carroña… y por atrás, un culo respingón y sobresaliente, ofreciéndose magnánimamente a todo el que le pudiera ofrecer algo. Su estampa era terrible; la canina del Santo Entierro resultaría hasta guapa y elegante a su lado.

Los devotos de los primeros bancos huyeron despavoridos al verle, y hasta Jesús del Gran poder se estremeció en su camarín al reconocerle. El individuo, al sentirse sólo comenzó a implorar con voz temblorosa al Señor de Sevilla:

“Diomio der granpodé, soitusclavo que vengo implorarte. He dejao mi orgullo en lo harto de la mesa y vengo to humilde a pedirte un favó.  Me dao cuenta que estaba quivocao y que era mugoista, y por eso hoy no te voy a pedí que sarve ar beti ni qu’undas ar Sebiya, sino toalrrevés: que mandes ar beti a segunda y quer Sebiya juegue la Champion li, que paeso en tos sus partíos piden que me quede en er beti.  Pa comprometerte te voy a resá una jaculatoria y besaré 1.500 vese tustampa”

Dicho y hecho, acercó su hocico al bolsillo interior de su chaqueta y se puso a besar y babear un cacho de cartulina toda pringosa y descolorida que en su tiempo, 50 años antes, fue una estampa de Jesús del Gran Poder que le habían dado en un besamanos por echar 15 céntimos de peseta en la bandeja, y que todavía no la consideraba amortizada.

Y después, tan sigilosamente como había llegado se fue, y en la Plaza de San Lorenzo se subió en un coche en el que le esperaba un individuo con toda la misma cara que él y que por lo visto era pariente…

Y pasó un año….  Y nuevamente este individuo se presenta en el Templo del Señor de Sevilla, pero esta vez no iba solo con el pariente sino que le acompañaba una extrañísima comitiva; un tio con un pan muy grande, otro que fumaba por las orejas, otro con una cabra, otro con un brit de leche en la mano, otro tirando de una vaca, otro mari.cona perdido con un bolso del betin, otro comiéndose un bocadillo con una mano y llevando una bolsa con 30 ó 40 bocadillos más en la otra mano, una abuela desgreñada y muy chillona, y otros muchos que se llamaban unos a otros de una forma muy rara, tal como cuchara, pepsi, risitas, etc. etc. y mientras que "a la misma vez" todos comían arcatufas caducadas.

Se ponen todos delante del Señor y el jefe de la banda mafiosa se dirige al Cristo en estos términos:

“Diomio, mangañao y estoy munrritao. Toa la via pidiéndote favore y no me consedes nenguno. Cuando mas farta mas jecho mencontrao mu solo: ¿donde estabas en el noventidó?... si hubierastao a mi lao tabrias cargao a tos los de hacienda que mestan jodiendo ahora y a lo deztrutore. Cuatro año yebo pidiéndote que sarve ar beti y jundas ar Sebiya y ni caso…   Entonse te lo pido arrevé pa jundir ar Sebiya y sarvá ar beti y, me cagontó, y vas y ahora si me jases caso… me cagonlaleche…  Esto lo solusiono yo mandándote sedío ar Arbasete”

Y se dio media vuelta para irse con toda su compaña, pegándole collejas al cuchara, al comilón, a todo quisque, pero… antes de llegar a la puerta se oyó

                     una larga y sonora pedorreta

 El siniestro individuo y su peculiar séquito se giraron extrañados porque el Templo estaba vacío… pero cuando miraron para el camarín se quedaron patitiesos al observar que el Señor de Sevilla miraba distraídamente hacia arriba mientras que silbando una alegre cancioncilla su boca se torcía en una burlona sonrisa, y que su túnica, morada cuando ellos llegaron, lucía ahora roja, roja, roja.

¡¡ Y es que le piden unos milagros al Gran Poder, que el Señor el pobre que va a hacer!!

triana_es_rojiblanca

  • Visitante
Re: Cuento verídico
« Respuesta #1 en: Septiembre 30, 2009, 01:02 Horas »
 :D :D :D :D :D :D :D :D :D :D :D

De tal astilla, tal palo. (Si me lo permites).

Un abrazo.

Desconectado rafapaz

  • Amatéur
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  • Mensajes: 7794
  • Lopetegui Monchi y Pepito fuera del SFC
Re: Cuento verídico
« Respuesta #2 en: Noviembre 11, 2009, 16:58 Horas »
Una figura tenebrosa se deslizaba pegada a las paredes de la Plaza de San Lorenzo. Estaba ya avanzado el atardecer y las primeras sombras ayudaron al macabro individuo a disimularse en la incipiente oscuridad hasta llegar a la puerta de la Basílica del Gran Poder donde pudo entrar sin llamar la atención de los viandantes ni de los devotos que rezaban en el SagradoTemplo.

Una vez dentro se arrodilló en la primera fila de los bancos, porque asi nadie le podía ver la cara sino sólo el cogote. ¡¡ Y que cara, Dios mio  !!; su tez era cetrina, muy verdosa, nariz arqueada, pómulos salientes, labios viperinos que tendían a formar una O quizás por el uso que les daba desde que era chiquetito, una cabeza casi calva si no fuera por 18 pelos sujetados con Super Glue, ojos de buitre hambriento buscando carroña… y por atrás, un culo respingón y sobresaliente, ofreciéndose magnánimamente a todo el que le pudiera ofrecer algo. Su estampa era terrible; la canina del Santo Entierro resultaría hasta guapa y elegante a su lado.

Los devotos de los primeros bancos huyeron despavoridos al verle, y hasta Jesús del Gran poder se estremeció en su camarín al reconocerle. El individuo, al sentirse sólo comenzó a implorar con voz temblorosa al Señor de Sevilla:

“Diomio der granpodé, soitusclavo que vengo implorarte. He dejao mi orgullo en lo harto de la mesa y vengo to humilde a pedirte un favó.  Me dao cuenta que estaba quivocao y que era mugoista, y por eso hoy no te voy a pedí que sarve ar beti ni qu’undas ar Sebiya, sino toalrrevés: que mandes ar beti a segunda y quer Sebiya juegue la Champion li, que paeso en tos sus partíos piden que me quede en er beti.  Pa comprometerte te voy a resá una jaculatoria y besaré 1.500 vese tustampa”

Dicho y hecho, acercó su hocico al bolsillo interior de su chaqueta y se puso a besar y babear un cacho de cartulina toda pringosa y descolorida que en su tiempo, 50 años antes, fue una estampa de Jesús del Gran Poder que le habían dado en un besamanos por echar 15 céntimos de peseta en la bandeja, y que todavía no la consideraba amortizada.
Y después, tan sigilosamente como había llegado se fue, y en la Plaza de San Lorenzo se subió en un coche en el que le esperaba un individuo con toda la misma cara que él y que por lo visto era pariente…

Y pasó un año….  Y nuevamente este individuo se presenta en el Templo del Señor de Sevilla, pero esta vez no iba solo con el pariente sino que le acompañaba una extrañísima comitiva; un tio con un pan muy grande, otro que fumaba por las orejas, otro con una cabra, otro con un brit de leche en la mano, otro tirando de una vaca, otro mari.cona perdido con un bolso del betin, otro comiéndose un bocadillo con una mano y llevando una bolsa con 30 ó 40 bocadillos más en la otra mano, una abuela desgreñada y muy chillona, y otros muchos que se llamaban unos a otros de una forma muy rara, tal como cuchara, pepsi, risitas, etc. etc. y mientras que "a la misma vez" todos comían arcatufas caducadas.

Se ponen todos delante del Señor y el jefe de la banda mafiosa se dirige al Cristo en estos términos:

“Diomio, mangañao y estoy munrritao. Toa la via pidiéndote favore y no me consedes nenguno. Cuando mas farta mas jecho mencontrao mu solo: ¿donde estabas en el noventidó?... si hubierastao a mi lao tabrias cargao a tos los de hacienda que mestan jodiendo ahora y a lo deztrutore. Cuatro año yebo pidiéndote que sarve ar beti y jundas ar Sebiya y ni caso…   Entonse te lo pido arrevé pa jundir ar Sebiya y sarvá ar beti y, me cagontó, y vas y ahora si me jases caso… me cagonlaleche…  Esto lo solusiono yo mandándote sedío ar Arbasete”

Y se dio media vuelta para irse con toda su compaña, pegándole collejas al cuchara, al comilón, a todo quisque, pero… antes de llegar a la puerta se oyó

                     una larga y sonora pedorreta

 El siniestro individuo y su peculiar séquito se giraron extrañados porque el Templo estaba vacío… pero cuando miraron para el camarín se quedaron patitiesos al observar que el Señor de Sevilla miraba distraídamente hacia arriba mientras que silbando una alegre cancioncilla su boca se torcía en una burlona sonrisa, y que su túnica, morada cuando ellos llegaron, lucía ahora roja, roja, roja.

¡¡ Y es que le piden unos milagros al Gran Poder, que el Señor el pobre que va a hacer!!



jejeje muy bueno, me ha hecho gracia sobretodo el parrafo que remarco.

 


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