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Dónde estamos; Estilo SFC

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Gazpacho:
Buenos días a todos. Necesito que me ayudéis a una cosa que puede parecer simple en su concepto, pero que creo que no lo es en su desarrollo: tratar de explicar la situación actual en la que se encuentra nuestro equipo, no desde la visceralidad (que es lo que nos pide el cuerpo a todos) sino desde un punto de vista objetivo (o lo más objetivo que se pueda).
Como sabéis, a mí me gusta hablar con datos y números.
El foro está que arde, eso es evidente, pero creo que es el momento de echar la pelota al suelo y tratar de hacer un análisis mucho más pormenorizado y cabal de la situación.
Ayer ya comenté ciertos aspectos en este post:
http://www.forooficialsfc.com/index.php?topic=7.msg234307#msg234307

Hoy quiero seguir con el análisis.
Centrémonos en el año 2000, en el verano en el que el Sevilla FC pone al mando de una nave que estaba total y completamente a la deriva a Joaquín Caparrós. De su mano, Ramón Rodríguez Verdejo "Monchi" como Secretario Técnico. No cabe duda que el entonces Presidente, Roberto Alés, toma una decisión cuanto menos arriesgada, pero necesaria, por la más que precaria situación económica del Club. Se configura un equipo basándose en dos puntales: Cantera y retales y parias de otros clubes, jugadores a coste 0 o mínimo que, apuntaban maneras, pero se han quedado perdidos en un limbo de banquillo y segunda división. Llegan los Javi Navarro, Pablo Alfaro, Paquito Gallardo, etc....
Desde el primer partido, se ve a un equipo meridianamente opuesto al que, desafortunadamente, veníamos sufriendo los últimos años (salvo por una honrosa temporada y media de Marcos Alonso). Comienza a gestarse un ESTILO (palabra que me leereis bastastante en esta exposición), un estilo que se inculca a los futbolistas, por parte de la Secretaría Técnica y del Cuerpo de Entrenadores. Se rezuma SEVILLISMO, se rezuman ganas de GANAR, de DEMOSTRAR que esos parias son válidos para el fútbol. Paralelamente, se pone en marcha la maquinaria de la cantera, dándole una preponderancia inédita (la necesidad manda), se mete a gente de la casa (llega Manolo Jiménez al B) y comienzan a gestarse futbolistas de altísimo nivel (los hermanos Navas, Sergio Ramos, Antonio Puerta, Reyes, etc...).
El Sevilla, sube, y crece, crece exponencialmente, la maquinaria comienza a funcionar, la ENTIDAD va a una, se sigue fichando BARATO y BIEN, pero lo mejor de todo: HAY UN ESTILO. Ya se habla del Sevilla duro, peleón, rocoso, barriobajero (este último apelativo especialmente en la prensa capitalina). Pero no es sólo lo que se dice, es lo que se ve en el campo: Es cierto que no se hace un fútbol vistoso, pero sí muy efectivo. Una defensa liderada por alguien que está de vuelta, pero que vive una segunda juventud, junto con alguien cuya carrera apuntaba, pero que truncó una lesión. Defensa recia, un centro del campo luchador, bandas rápidas (se apuesta por un 4-4-2 cuando el fútbol de extremos se consideraba obsoleto y se ponía de moda el trivote, los cuadrados, etc...). El Sevilla FC no es vistoso, pero sí es efectivo. Sus jugadores suplen su falta de calidad con unas ganas descomunales, y otros, cuyas carreras estaban estancadas, renacen, crecen, se redefinen como futbolistas. Los canteranos cosechan un éxito detrás de otro, llegan las malditas liguillas de ascenso a 2ª, donde siempre nos tiran, pero comienzan a aparecer con fuerza en el equipo: primero Gallardo, Reyes, Navas, Ramos,.... Y llega José María del Nido, imprimiendo AMBICIÓN desmedida, y la afición hace esa ambición suya, y el equipo, y el cuerpo técnico,... TODOS reman unidos en la misma nave.
Llega la clasificación para UEFA, los fichajes de gente que marcaría una época en el Club: Daniel Alves, Renato, Marti, Baptista,... Gente de una calidad abismal, a un coste reducido, que llegan por un trabajo ímprobo de la secretaría técnica, con una máxima: POTENCIAL.  Llegan los momentos duros, la venta de Reyes, la no clasificación para Champions, pero el Club seguía siendo el mismo.
Se fue Caparrós, posiblemente en uno de los momentos más difíciles de los últimos años, y llegó Juande. Era un momento de incertidumbre, con las salidas de Baptista, Sergio Ramos, el mister que nos había devuelto el ORGULLO perdido... Los primeros partidos, un desastre. ¿A qué jugaba el Sevilla? ¿Dónde estaba esa roca inamovible de los últimos años? ¿Quiénes eran esos Kanouté, Luis Fabiano y demás que nos habían vendido como sustitutos de nuestras "estrellas"?
Y vino la eliminación de Copa, y un partido contra el Espanyol en el que, al minuto 90, Juande estaba fuera del Club. Pero vino un punto de inflexión, un autogol, algo que, sólo alguien que crea en las matemáticas del caos, podría interpretar.
Y resulta que Kanouté no era tan malo, y Saviola empezaba a funcionar, y Martí acompañado por un tal Maresca, era un pulmón, y las bandas, donde empezaban a despuntar dos niños (un tal Navas y un pipiolo brasileño llamado Adriano que había llegado en el último mercado invernal) también funcionaban; y había un tal Daniel Alves que estaba aprendiendo a defender y que cerró la boca a todos aquellos que decían que no era futbolista... El Sevilla volvía a tener un ESTILO, rápido, con unas bandas explosivas que cosían al rival, que entraban como cuchillos en mantequilla, con un pivote destructivo y uno creador, defensa adelantada, con presión en la línea de tres cuartos del rival... El Sevilla no era el de Caparrós, era mucho más fino, más incisivo y menos expeditivo. Los futbolistas propiciaban eso y el mister, sabía aprovecharlos....
Vino nuestra primera UEFA, un verano en el que comenzaron a gestarse los problemas (ya había disparidades y encuentro de pareceres entre el mister y una secretaría técnica que se encontraba con algo que antes NUNCA había tenido: DINERO PARA FICHAR). Llegó Chevantón (había que devolver un favor a Casal, nunca fue un delantero del gusto ni de Monchi, ni de Juande) y aparecieron aristas.
No obstante, con la máquina perfectamente engrasada, con nuevas piezas como Poulsen, que aportaban aún más al equipo, tuvimos la mejor temporada de nuestra historia. El ESTILO sevillista era reconocido, con títulos y titulares, a nivel internacional.
Ese verano, llegó el desastre. Mucho se habla del punto de inflexión que supuso el fallecimiento de Antonio Puerta, y, en parte, tienen razón. Pero quedarnos en eso supondría un análisis muy básico; desde mi punto de vista hay dos factores a considerar: el primero es que Antonio Puerta tenía una oferta del Real Madrid (poco antes del inicio de liga, en una entrevista en El Larguero, el mismo Puerta lo comentaba), así que, posiblemente habría salido tras el primer partido de Liga. Asimismo, Juande ya se había reunido con el Tottenham en el mes de Julio para rescindir su contrato con el Sevilla. Los motivos: desavenencias con una secretaría técnica que quería imponer los fichajes frente a un entrenador que quería tener un estilo de gestión mucho más británico, donde él fuese parte fundamental a la hora de la toma de decisiones. Eso y una morterada de pasta que le ponía el club londinense. Asimismo, Daniel Alvés, estaba más que vendido al Chelsea.
Sin embargo, el fallecimiento de Antonio lo paralizó todo, gestando un cáncer que supuso el comienzo del fin de una era. Juande, por la situación, se mantuvo en el puesto, sin ningún ánimo de seguir, rompiendo prácticamente su relación con los estamentos directivos del Club. Alves no salió, quedándose a desgana (cosa que se notó en sobremanera en la primera mitad de la Liga, algo catastrófico para un equipo que se había convertido en Alvesdependiente). Las incorporaciones ofrecían muchísimas dudas: eran apuestas de la secretaría técnica (recién incorporado Víctor Orta, que tuvo un peso específico espectacular en esas decisiones, recomendando a Koné, Boula, De Mul, Mosquera, ....), que no estaban consensuadas con el entrenador y que, además, habían costado muchísimo dinero.
El resultado de esto, ya lo conocemos: pérdida de ESTILO, Juande que se va después de hacer un paripé que nos colocó en los últimos puestos y una entrada de Manolo Jiménez, como solución temporal.
Con el equipo hundido, hace un gran trabajo en la recuperación mental de los futbolistas, y una excelente 2ª vuelta, empañada por una eliminación en Champions bastante cuestionada y por la no clasificación para la Liga de Campeones, lastrada en gran medida por el nefasto inicio de temporada.
Sin embargo, aquí había que hacer alguna lectura; yo no soy un fan acérrimo de Manolo Jiménez, pero reconozco su labor en el banquillo sevillista. Pretendo ser objetivos y, por resultados (tanto a nivel nacional como internacional), es el segundo mejor entrenador de la historia del Sevilla Fútbol Club. Nos puede gustar más o menos, pero es un hecho. El primer año de Manolo Jiménez al frente del Sevilla, desde mi punto de vista, estuvo marcado por diferentes cosas:
- Un vestuario roto, por la situación con Puerta, la marcha de Juande, la no salida de Alves y la entrada de gente a la que no se les había inculcado correctamente el espíritu
- Una afición que venía de dos años de mieles y que no estaba preparada para un jarro de agua fría tan repentino
- La pérdida de un estilo de juego. ESTILO.
- Una secretaría técnica que estaba perdiendo el norte (y olvidando sus orígenes) a marchas forzadas

La gran diferencia entre la transición entre Juande y Jiménez y Caparrós y Juande fue el ESTILO. Indudablemente, Juande y Caparrós tenían estilos diferentes, pero ambos tenían su sello. Cuando terminó la transición entre uno y otro (primeros partidos de la temporada 2006-2006), el Sevilla pasó de jugar "estilo Caparrós" a jugar "estilo Juande".
Sin embargo, para Manolo Jiménez la situación no era la misma: Manolo Jiménez se hace entrenador en el Sevilla Atlético. Aunque maneje conceptos futbolísticos propios, el estilo del segundo equipo del Sevilla, viene impuesto por el del primer equipo, para facilitar la transición de canteranos entre segundo y primer equipo. Esto no es algo exclusivo de nuestro Club, sino que sucede en la gran mayoría de clubes con estructuras profesionales. Manolo Jiménez arrastraba parte de esa transición entre el juego de Caparrós, el de Juande y sus propios conceptos, pero no tenía un estilo propio (mejor o peor), que transmitir al equipo. Esto se tradujo en un equipo que, teniendo muchos conceptos aprendidos e interiorizados, y con una calidad innegable (para mí, la mejor plantilla de la historia del Sevilla Fútbol Club es la de la temporada 2007-2008), no tenía claro a lo que jugaba. Manolo Jiménez intentó dar continuidad a lo que hizo Juande, reestructurando el ánimo del equipo, pero a su vez (cosa que es total y absolutamente legítima) introduciendo su forma de ver el fútbol. Eso provocaba que el equipo alternase momentos de buen juego, con desastres timoratos como la eliminatoria de Champions.
A pesar de todo, el Sevilla hizo (teniendo en cuenta las consideraciones), una temporada mucho más que decente.
Se presentaba un momento difícil en la Entidad: qué hacer al finalizar el curso.. Aquí comienzan los problemas a otro nivel y es donde comienza el verdadero cisma y el origen de la situación en la que se encuentra ahora nuestro Club. Por un lado, estaba la opinión de José María del Nido y algunos Consejeros que apostaban por un cambio de entrenador (Marcelino tuvo un pre-contrato firmado con el Sevilla SÍ o SÍ). Por otro lado la opinión del Director Deportivo, amigo personal de Jiménez y defensor a ultranza de este último, por dos motivos fundamentales: era un entrenador que había cumplido un papel fundamental en el filial y que conocía la cantera, y, además, TENÍA UN PERFIL PROBLEMÁTICO BAJO. Me explico: Cuando Marcelino se sentó con Monchi y su equipo, pidió la salida de algunos futbolistas (LF por ejemplo) y algunos fichajes, sobreentendiendo la salida de Alves. Monchi, que venía de una experiencia parecida con Juande, se negó en redondo (apoyado firmemente por Víctor Orta en una comida que tuvo lugar en Oriza), y dijo al presidente que si Manolo Jiménez no seguía, el tampoco. Con la continuidad de Jiménez, se garantizaba una figura "manejable" en el vestuario. Ante la tesitura, Del Nido transigió, y Jiménez siguió en el banquillo.
Se iba Alves, la persona que había creado fútbol en el Sevilla los últimos 3 años, Javi Navarro, el gran Capitán, seguía lesionado, con lo que no había autoridad firme en el vestuario; Martí y David Castedo también estaban fuera, se iban Keita y Poulsen; llegaba una pléyade de fichajes jóvenes y caros, de ligas de segundo nivel, con el papel de sustituir a auténticos trasatlánticos en el vestuario y en el campo.
Por un lado, parte de la grada no estaba contenta con la renovación de Jiménez, por otro, los fichajes, caros y poco contrastados, no acababan de encajar y generaban muchas dudas en cuanto a profesionalidad y calidad (Konko, Romaric, Acosta, etc...). Una plaga de lesiones se cebó con el equipo y, lo peor, Manolo Jiménez, al haber perdido parte de la plantilla que hizo al Sevilla jugar bonito y levantar títulos, quedó en evidencia. No había un estilo propio, era timorato en muchas ocasiones, no leía bien partidos y en muchas ocasiones, parecía que no lograba transmitir lo que quería. Aún así, el Sevilla ganaba, feo pero ganaba, haciendo una gran primera vuelta, empañada por la eliminación ridícula de la Copa de la UEFA y, con los de siempre, tirando del carro. Una clasificación para semifinales de la Copa del Rey (con una eliminación nefasta en casa del Athletic) y un digno tercer puesto, volvieron a maquillar la falta de ESTILO del Sevilla.
Pensad una cosa: todos los equipos necesitan un estilo de juego. El Barcelona tiene el suyo desde que llegó Riikjaard, mejorado por Guardiola. El Madrid, lo tenía con Del Bosque, perdió los papeles durante varios años, fichó a Capello para que volviese a inculcar un estilo y ganó una liga. Se habla del Villarreal de Pellegrini, del Athletic de Caparrós, incluso del Betis de Serra o del Sevilla de Juande. El Sevilla, desde que Manolo Jiménez llega al banquillo, NO TIENE ESTILO. ¿Alguien sabe a qué juega el Sevilla, no sólo el de Jiménez, sino también el de Álvarez?
Los resultados renovaron a Jiménez (el Ramón Sánchez Pizjuán lo pidió, no olvidemos el partido contra el Dépor). Incluso, a principio de la temporada pasada, el Sevilla Fútbol Club ARRASABA, en Liga y en Champions. Sin embargo, todo era un espejismo. Cuando se fueron los buenos de los africanos y Luisfa estaba lesionado, volvimos a darnos cuenta de que el estilo no lo ponía el mister, sino los futbolistas.
En otra parte de la Entidad, la Dirección Deportiva vivía acomodada; se estaba dilapidando un crédito económico, con inversiones desastrosas en fichajes, puestos que no era necesario cubrir (¿por qué se ficha a media-puntas por 8 y 13 millones de €, cuando el Sevilla juega con extremos y un 4-4-2?), sin reforzar partes necesarias (seguimos cojos sin alguien que cree fútbol desde que se fue Alves) y regocijándose en la autocomplacencia de un pasado brillante, una economía boyante y un vestuario dócil y aborregado.
Porque señores, el principal problema de Jiménez es que no protestó, que en ningún momento hizo por imponer sus criterios, por crearse un ESTILO PROPIO. Los que lo hicieron, salieron por la puerta de atrás, con una Dirección Deportiva endiosada y que ha olvidado por completo de dónde ha salido.
Jiménez siguió en el Sevilla, hasta que, por su propio peso, por los resultados, porque nada es eterno, cayó. Nos meten a Álvarez, otra persona que adolece de exactamente lo mismo que el arahalense: falta de ESTILO. Tiene algunos conceptos aprendidos de su época con Juande, pero lleva años sin estar a pie de campo, no ha entrenado en su vida, ni a un Club menor, ni a un filial, no tiene estilo, no sabe a qué juega y no sabe dirigir a un grupo que, incluso como futbolistas, ha conseguido muchos más éxitos que él en su carrera.
¿Mejoró en algo el fútbol del Álvarez al de Jiménez en los escasos partidos que dirigió Antonio el año pasado? ¿De verdad pensáis que el final de liga de nuestro Equipo habría sido medirianamente diferente con Jiménez? ¿Acaso la pretemporada del equipo ha dejado entrever algo diferente?
El Sevilla Fútbol Club sigue sin tener ESTILO. A esto, se une una evidente descapitalización de la plantilla: los buenos se venden (muy bien vendidos, eso es cierto) y los que vienen son mediocres, en el mejor de los casos.
La Dirección Deportiva sigue viviendo cómoda y lo que es peor, está tan absolutamente endiosada, tan gocha de reconocimiento mediático y manejando unos recursos elevadísimos, que ni reconoce errores ni acierta en absolutamente nada. El principal problema es que hace falta un "protestón" en el banquillo para que esto varíe, pero, tal y como están las cosas, con un Monchi que ya no es Monchi, sino que ahora es Don Ramón, y un séquito de lameculos y correveidiles, no va a permitir que alguien que tenga arrestos entre en su cortijo, al menos mientras que, con más o menos trabajo, sigan saliendo los números y se sigan consiguiendo resultados, nadie meará en su piscina. Don Ramón ha perdido la humildad, la de puertas para adentro, la de verdad no lo que se vendía al exterior en época de vacas flacas. Es cierto que se ha tirado a la basura uno de los principales objetivos del año, pero no es menos cierto que, hasta que no acabe la temporada, aquí no se mueve ni un ápice. Y ahora, la tesitura: ¿preferimos un descalabro monumental en Liga y que sirva (y no es seguro) como tábula rasa o que sigan saliendo los números y la situación continue siendo la misma? Yo no tengo la respuesta a esto, no sabría con qué quedarme, porque ambas soluciones son malas para el Club y para el Sevillismo.
Antonio Álvarez; un títere, un conductor novel al que le han dado un fórmula 1, alguien que cree que sabe, pero que aún no se ha dado cuenta de que no ha recorrido ni el comienzo del camino. Antonio no tiene ESTILO. El Sevilla no tiene estilo.
Ahí es donde estamos.

Un saludo.

sebastgc:
No quiero entrar en temas de Jiménez, lo que si digo es que la primera temporada fue inestable, no entramos en Champions porque se perdieron y empataron partidos absurdos que estaban a huevo por ineptud manifiesta, incluido el partido del Fenerbache. Igualmente su 2ª temporada y 1 primera completa, hizo aparte de UEFA que fue un bochorno, una liga muy buena y una copa muy buena también. En liga ganamos muchos partidos jugando fatal y otros muy bien.

No estoy de acuerdo, en cebarse con Álvarez en su relación con los jugadores, el palmares era igual o superior a los de los jugadores ya que cosechó sus éxitos como 2º de Juande. Aparte que la relación era genial con casi todos ellos y esa fue la razón para ser el elejido.

Por lo demás, en casi todo de acuerdo.

Platon:

--- Cita de: Gazpacho en Agosto 26, 2010, 12:05 Horas ---Buenos días a todos. Necesito que me ayudéis a una cosa que puede parecer simple en su concepto, pero que creo que no lo es en su desarrollo: tratar de explicar la situación actual en la que se encuentra nuestro equipo, no desde la visceralidad (que es lo que nos pide el cuerpo a todos) sino desde un punto de vista objetivo (o lo más objetivo que se pueda).
Como sabéis, a mí me gusta hablar con datos y números.
El foro está que arde, eso es evidente, pero creo que es el momento de echar la pelota al suelo y tratar de hacer un análisis mucho más pormenorizado y cabal de la situación.
Ayer ya comenté ciertos aspectos en este post:
http://www.forooficialsfc.com/index.php?topic=7.msg234307#msg234307

Hoy quiero seguir con el análisis.
Centrémonos en el año 2000, en el verano en el que el Sevilla FC pone al mando de una nave que estaba total y completamente a la deriva a Joaquín Caparrós. De su mano, Ramón Rodríguez Verdejo "Monchi" como Secretario Técnico. No cabe duda que el entonces Presidente, Roberto Alés, toma una decisión cuanto menos arriesgada, pero necesaria, por la más que precaria situación económica del Club. Se configura un equipo basándose en dos puntales: Cantera y retales y parias de otros clubes, jugadores a coste 0 o mínimo que, apuntaban maneras, pero se han quedado perdidos en un limbo de banquillo y segunda división. Llegan los Javi Navarro, Pablo Alfaro, Paquito Gallardo, etc....
Desde el primer partido, se ve a un equipo meridianamente opuesto al que, desafortunadamente, veníamos sufriendo los últimos años (salvo por una honrosa temporada y media de Marcos Alonso). Comienza a gestarse un ESTILO (palabra que me leereis bastastante en esta exposición), un estilo que se inculca a los futbolistas, por parte de la Secretaría Técnica y del Cuerpo de Entrenadores. Se rezuma SEVILLISMO, se rezuman ganas de GANAR, de DEMOSTRAR que esos parias son válidos para el fútbol. Paralelamente, se pone en marcha la maquinaria de la cantera, dándole una preponderancia inédita (la necesidad manda), se mete a gente de la casa (llega Manolo Jiménez al B) y comienzan a gestarse futbolistas de altísimo nivel (los hermanos Navas, Sergio Ramos, Antonio Puerta, Reyes, etc...).
El Sevilla, sube, y crece, crece exponencialmente, la maquinaria comienza a funcionar, la ENTIDAD va a una, se sigue fichando BARATO y BIEN, pero lo mejor de todo: HAY UN ESTILO. Ya se habla del Sevilla duro, peleón, rocoso, barriobajero (este último apelativo especialmente en la prensa capitalina). Pero no es sólo lo que se dice, es lo que se ve en el campo: Es cierto que no se hace un fútbol vistoso, pero sí muy efectivo. Una defensa liderada por alguien que está de vuelta, pero que vive una segunda juventud, junto con alguien cuya carrera apuntaba, pero que truncó una lesión. Defensa recia, un centro del campo luchador, bandas rápidas (se apuesta por un 4-4-2 cuando el fútbol de extremos se consideraba obsoleto y se ponía de moda el trivote, los cuadrados, etc...). El Sevilla FC no es vistoso, pero sí es efectivo. Sus jugadores suplen su falta de calidad con unas ganas descomunales, y otros, cuyas carreras estaban estancadas, renacen, crecen, se redefinen como futbolistas. Los canteranos cosechan un éxito detrás de otro, llegan las malditas liguillas de ascenso a 2ª, donde siempre nos tiran, pero comienzan a aparecer con fuerza en el equipo: primero Gallardo, Reyes, Navas, Ramos,.... Y llega José María del Nido, imprimiendo AMBICIÓN desmedida, y la afición hace esa ambición suya, y el equipo, y el cuerpo técnico,... TODOS reman unidos en la misma nave.
Llega la clasificación para UEFA, los fichajes de gente que marcaría una época en el Club: Daniel Alves, Renato, Marti, Baptista,... Gente de una calidad abismal, a un coste reducido, que llegan por un trabajo ímprobo de la secretaría técnica, con una máxima: POTENCIAL.  Llegan los momentos duros, la venta de Reyes, la no clasificación para Champions, pero el Club seguía siendo el mismo.
Se fue Caparrós, posiblemente en uno de los momentos más difíciles de los últimos años, y llegó Juande. Era un momento de incertidumbre, con las salidas de Baptista, Sergio Ramos, el mister que nos había devuelto el ORGULLO perdido... Los primeros partidos, un desastre. ¿A qué jugaba el Sevilla? ¿Dónde estaba esa roca inamovible de los últimos años? ¿Quiénes eran esos Kanouté, Luis Fabiano y demás que nos habían vendido como sustitutos de nuestras "estrellas"?
Y vino la eliminación de Copa, y un partido contra el Espanyol en el que, al minuto 90, Juande estaba fuera del Club. Pero vino un punto de inflexión, un autogol, algo que, sólo alguien que crea en las matemáticas del caos, podría interpretar.
Y resulta que Kanouté no era tan malo, y Saviola empezaba a funcionar, y Martí acompañado por un tal Maresca, era un pulmón, y las bandas, donde empezaban a despuntar dos niños (un tal Navas y un pipiolo brasileño llamado Adriano que había llegado en el último mercado invernal) también funcionaban; y había un tal Daniel Alves que estaba aprendiendo a defender y que cerró la boca a todos aquellos que decían que no era futbolista... El Sevilla volvía a tener un ESTILO, rápido, con unas bandas explosivas que cosían al rival, que entraban como cuchillos en mantequilla, con un pivote destructivo y uno creador, defensa adelantada, con presión en la línea de tres cuartos del rival... El Sevilla no era el de Caparrós, era mucho más fino, más incisivo y menos expeditivo. Los futbolistas propiciaban eso y el mister, sabía aprovecharlos....
Vino nuestra primera UEFA, un verano en el que comenzaron a gestarse los problemas (ya había disparidades y encuentro de pareceres entre el mister y una secretaría técnica que se encontraba con algo que antes NUNCA había tenido: DINERO PARA FICHAR). Llegó Chevantón (había que devolver un favor a Casal, nunca fue un delantero del gusto ni de Monchi, ni de Juande) y aparecieron aristas.
No obstante, con la máquina perfectamente engrasada, con nuevas piezas como Poulsen, que aportaban aún más al equipo, tuvimos la mejor temporada de nuestra historia. El ESTILO sevillista era reconocido, con títulos y titulares, a nivel internacional.
Ese verano, llegó el desastre. Mucho se habla del punto de inflexión que supuso el fallecimiento de Antonio Puerta, y, en parte, tienen razón. Pero quedarnos en eso supondría un análisis muy básico; desde mi punto de vista hay dos factores a considerar: el primero es que Antonio Puerta tenía una oferta del Real Madrid (poco antes del inicio de liga, en una entrevista en El Larguero, el mismo Puerta lo comentaba), así que, posiblemente habría salido tras el primer partido de Liga. Asimismo, Juande ya se había reunido con el Tottenham en el mes de Julio para rescindir su contrato con el Sevilla. Los motivos: desavenencias con una secretaría técnica que quería imponer los fichajes frente a un entrenador que quería tener un estilo de gestión mucho más británico, donde él fuese parte fundamental a la hora de la toma de decisiones. Eso y una morterada de pasta que le ponía el club londinense. Asimismo, Daniel Alvés, estaba más que vendido al Chelsea.
Sin embargo, el fallecimiento de Antonio lo paralizó todo, gestando un cáncer que supuso el comienzo del fin de una era. Juande, por la situación, se mantuvo en el puesto, sin ningún ánimo de seguir, rompiendo prácticamente su relación con los estamentos directivos del Club. Alves no salió, quedándose a desgana (cosa que se notó en sobremanera en la primera mitad de la Liga, algo catastrófico para un equipo que se había convertido en Alvesdependiente). Las incorporaciones ofrecían muchísimas dudas: eran apuestas de la secretaría técnica (recién incorporado Víctor Orta, que tuvo un peso específico espectacular en esas decisiones, recomendando a Koné, Boula, De Mul, Mosquera, ....), que no estaban consensuadas con el entrenador y que, además, habían costado muchísimo dinero.
El resultado de esto, ya lo conocemos: pérdida de ESTILO, Juande que se va después de hacer un paripé que nos colocó en los últimos puestos y una entrada de Manolo Jiménez, como solución temporal.
Con el equipo hundido, hace un gran trabajo en la recuperación mental de los futbolistas, y una excelente 2ª vuelta, empañada por una eliminación en Champions bastante cuestionada y por la no clasificación para la Liga de Campeones, lastrada en gran medida por el nefasto inicio de temporada.
Sin embargo, aquí había que hacer alguna lectura; yo no soy un fan acérrimo de Manolo Jiménez, pero reconozco su labor en el banquillo sevillista. Pretendo ser objetivos y, por resultados (tanto a nivel nacional como internacional), es el segundo mejor entrenador de la historia del Sevilla Fútbol Club. Nos puede gustar más o menos, pero es un hecho. El primer año de Manolo Jiménez al frente del Sevilla, desde mi punto de vista, estuvo marcado por diferentes cosas:
- Un vestuario roto, por la situación con Puerta, la marcha de Juande, la no salida de Alves y la entrada de gente a la que no se les había inculcado correctamente el espíritu
- Una afición que venía de dos años de mieles y que no estaba preparada para un jarro de agua fría tan repentino
- La pérdida de un estilo de juego. ESTILO.
- Una secretaría técnica que estaba perdiendo el norte (y olvidando sus orígenes) a marchas forzadas

La gran diferencia entre la transición entre Juande y Jiménez y Caparrós y Juande fue el ESTILO. Indudablemente, Juande y Caparrós tenían estilos diferentes, pero ambos tenían su sello. Cuando terminó la transición entre uno y otro (primeros partidos de la temporada 2006-2006), el Sevilla pasó de jugar "estilo Caparrós" a jugar "estilo Juande".
Sin embargo, para Manolo Jiménez la situación no era la misma: Manolo Jiménez se hace entrenador en el Sevilla Atlético. Aunque maneje conceptos futbolísticos propios, el estilo del segundo equipo del Sevilla, viene impuesto por el del primer equipo, para facilitar la transición de canteranos entre segundo y primer equipo. Esto no es algo exclusivo de nuestro Club, sino que sucede en la gran mayoría de clubes con estructuras profesionales. Manolo Jiménez arrastraba parte de esa transición entre el juego de Caparrós, el de Juande y sus propios conceptos, pero no tenía un estilo propio (mejor o peor), que transmitir al equipo. Esto se tradujo en un equipo que, teniendo muchos conceptos aprendidos e interiorizados, y con una calidad innegable (para mí, la mejor plantilla de la historia del Sevilla Fútbol Club es la de la temporada 2007-2008), no tenía claro a lo que jugaba. Manolo Jiménez intentó dar continuidad a lo que hizo Juande, reestructurando el ánimo del equipo, pero a su vez (cosa que es total y absolutamente legítima) introduciendo su forma de ver el fútbol. Eso provocaba que el equipo alternase momentos de buen juego, con desastres timoratos como la eliminatoria de Champions.
A pesar de todo, el Sevilla hizo (teniendo en cuenta las consideraciones), una temporada mucho más que decente.
Se presentaba un momento difícil en la Entidad: qué hacer al finalizar el curso.. Aquí comienzan los problemas a otro nivel y es donde comienza el verdadero cisma y el origen de la situación en la que se encuentra ahora nuestro Club. Por un lado, estaba la opinión de José María del Nido y algunos Consejeros que apostaban por un cambio de entrenador (Marcelino tuvo un pre-contrato firmado con el Sevilla SÍ o SÍ). Por otro lado la opinión del Director Deportivo, amigo personal de Jiménez y defensor a ultranza de este último, por dos motivos fundamentales: era un entrenador que había cumplido un papel fundamental en el filial y que conocía la cantera, y, además, TENÍA UN PERFIL PROBLEMÁTICO BAJO. Me explico: Cuando Marcelino se sentó con Monchi y su equipo, pidió la salida de algunos futbolistas (LF por ejemplo) y algunos fichajes, sobreentendiendo la salida de Alves. Monchi, que venía de una experiencia parecida con Juande, se negó en redondo (apoyado firmemente por Víctor Orta en una comida que tuvo lugar en Oriza), y dijo al presidente que si Manolo Jiménez no seguía, el tampoco. Con la continuidad de Jiménez, se garantizaba una figura "manejable" en el vestuario. Ante la tesitura, Del Nido transigió, y Jiménez siguió en el banquillo.
Se iba Alves, la persona que había creado fútbol en el Sevilla los últimos 3 años, Javi Navarro, el gran Capitán, seguía lesionado, con lo que no había autoridad firme en el vestuario; Martí y David Castedo también estaban fuera, se iban Keita y Poulsen; llegaba una pléyade de fichajes jóvenes y caros, de ligas de segundo nivel, con el papel de sustituir a auténticos trasatlánticos en el vestuario y en el campo.
Por un lado, parte de la grada no estaba contenta con la renovación de Jiménez, por otro, los fichajes, caros y poco contrastados, no acababan de encajar y generaban muchas dudas en cuanto a profesionalidad y calidad (Konko, Romaric, Acosta, etc...). Una plaga de lesiones se cebó con el equipo y, lo peor, Manolo Jiménez, al haber perdido parte de la plantilla que hizo al Sevilla jugar bonito y levantar títulos, quedó en evidencia. No había un estilo propio, era timorato en muchas ocasiones, no leía bien partidos y en muchas ocasiones, parecía que no lograba transmitir lo que quería. Aún así, el Sevilla ganaba, feo pero ganaba, haciendo una gran primera vuelta, empañada por la eliminación ridícula de la Copa de la UEFA y, con los de siempre, tirando del carro. Una clasificación para semifinales de la Copa del Rey (con una eliminación nefasta en casa del Athletic) y un digno tercer puesto, volvieron a maquillar la falta de ESTILO del Sevilla.
Pensad una cosa: todos los equipos necesitan un estilo de juego. El Barcelona tiene el suyo desde que llegó Riikjaard, mejorado por Guardiola. El Madrid, lo tenía con Del Bosque, perdió los papeles durante varios años, fichó a Capello para que volviese a inculcar un estilo y ganó una liga. Se habla del Villarreal de Pellegrini, del Athletic de Caparrós, incluso del Betis de Serra o del Sevilla de Juande. El Sevilla, desde que Manolo Jiménez llega al banquillo, NO TIENE ESTILO. ¿Alguien sabe a qué juega el Sevilla, no sólo el de Jiménez, sino también el de Álvarez?
Los resultados renovaron a Jiménez (el Ramón Sánchez Pizjuán lo pidió, no olvidemos el partido contra el Dépor). Incluso, a principio de la temporada pasada, el Sevilla Fútbol Club ARRASABA, en Liga y en Champions. Sin embargo, todo era un espejismo. Cuando se fueron los buenos de los africanos y Luisfa estaba lesionado, volvimos a darnos cuenta de que el estilo no lo ponía el mister, sino los futbolistas.
En otra parte de la Entidad, la Dirección Deportiva vivía acomodada; se estaba dilapidando un crédito económico, con inversiones desastrosas en fichajes, puestos que no era necesario cubrir (¿por qué se ficha a media-puntas por 8 y 13 millones de €, cuando el Sevilla juega con extremos y un 4-4-2?), sin reforzar partes necesarias (seguimos cojos sin alguien que cree fútbol desde que se fue Alves) y regocijándose en la autocomplacencia de un pasado brillante, una economía boyante y un vestuario dócil y aborregado.
Porque señores, el principal problema de Jiménez es que no protestó, que en ningún momento hizo por imponer sus criterios, por crearse un ESTILO PROPIO. Los que lo hicieron, salieron por la puerta de atrás, con una Dirección Deportiva endiosada y que ha olvidado por completo de dónde ha salido.
Jiménez siguió en el Sevilla, hasta que, por su propio peso, por los resultados, porque nada es eterno, cayó. Nos meten a Álvarez, otra persona que adolece de exactamente lo mismo que el arahalense: falta de ESTILO. Tiene algunos conceptos aprendidos de su época con Juande, pero lleva años sin estar a pie de campo, no ha entrenado en su vida, ni a un Club menor, ni a un filial, no tiene estilo, no sabe a qué juega y no sabe dirigir a un grupo que, incluso como futbolistas, ha conseguido muchos más éxitos que él en su carrera.
¿Mejoró en algo el fútbol del Álvarez al de Jiménez en los escasos partidos que dirigió Antonio el año pasado? ¿De verdad pensáis que el final de liga de nuestro Equipo habría sido medirianamente diferente con Jiménez? ¿Acaso la pretemporada del equipo ha dejado entrever algo diferente?
El Sevilla Fútbol Club sigue sin tener ESTILO. A esto, se une una evidente descapitalización de la plantilla: los buenos se venden (muy bien vendidos, eso es cierto) y los que vienen son mediocres, en el mejor de los casos.
La Dirección Deportiva sigue viviendo cómoda y lo que es peor, está tan absolutamente endiosada, tan gocha de reconocimiento mediático y manejando unos recursos elevadísimos, que ni reconoce errores ni acierta en absolutamente nada. El principal problema es que hace falta un "protestón" en el banquillo para que esto varíe, pero, tal y como están las cosas, con un Monchi que ya no es Monchi, sino que ahora es Don Ramón, y un séquito de lameculos y correveidiles, no va a permitir que alguien que tenga arrestos entre en su cortijo, al menos mientras que, con más o menos trabajo, sigan saliendo los números y se sigan consiguiendo resultados, nadie meará en su piscina. Don Ramón ha perdido la humildad, la de puertas para adentro, la de verdad no lo que se vendía al exterior en época de vacas flacas. Es cierto que se ha tirado a la basura uno de los principales objetivos del año, pero no es menos cierto que, hasta que no acabe la temporada, aquí no se mueve ni un ápice. Y ahora, la tesitura: ¿preferimos un descalabro monumental en Liga y que sirva (y no es seguro) como tábula rasa o que sigan saliendo los números y la situación continue siendo la misma? Yo no tengo la respuesta a esto, no sabría con qué quedarme, porque ambas soluciones son malas para el Club y para el Sevillismo.
Antonio Álvarez; un títere, un conductor novel al que le han dado un fórmula 1, alguien que cree que sabe, pero que aún no se ha dado cuenta de que no ha recorrido ni el comienzo del camino. Antonio no tiene ESTILO. El Sevilla no tiene estilo.
Ahí es donde estamos.

Un saludo.

--- Fin de la cita ---

Obligada lectura.

Brutal, me ha encantado.

kesselring:
No voy a citar que va a parecer esto un estudio comparativo de la Obra de Shakespeare o algo así.

Pero coincido en casi todo con el análisis de Gazpacho, lastimosamente esta reflexión de un forero es incapaz de hacerla ninguno de los calvos.

getafense:

--- Cita de: Gazpacho en Agosto 26, 2010, 12:05 Horas ---Buenos días a todos. Necesito que me ayudéis a una cosa que puede parecer simple en su concepto, pero que creo que no lo es en su desarrollo: tratar de explicar la situación actual en la que se encuentra nuestro equipo, no desde la visceralidad (que es lo que nos pide el cuerpo a todos) sino desde un punto de vista objetivo (o lo más objetivo que se pueda).
Como sabéis, a mí me gusta hablar con datos y números.
El foro está que arde, eso es evidente, pero creo que es el momento de echar la pelota al suelo y tratar de hacer un análisis mucho más pormenorizado y cabal de la situación.
Ayer ya comenté ciertos aspectos en este post:
http://www.forooficialsfc.com/index.php?topic=7.msg234307#msg234307

Hoy quiero seguir con el análisis.
Centrémonos en el año 2000, en el verano en el que el Sevilla FC pone al mando de una nave que estaba total y completamente a la deriva a Joaquín Caparrós. De su mano, Ramón Rodríguez Verdejo "Monchi" como Secretario Técnico. No cabe duda que el entonces Presidente, Roberto Alés, toma una decisión cuanto menos arriesgada, pero necesaria, por la más que precaria situación económica del Club. Se configura un equipo basándose en dos puntales: Cantera y retales y parias de otros clubes, jugadores a coste 0 o mínimo que, apuntaban maneras, pero se han quedado perdidos en un limbo de banquillo y segunda división. Llegan los Javi Navarro, Pablo Alfaro, Paquito Gallardo, etc....
Desde el primer partido, se ve a un equipo meridianamente opuesto al que, desafortunadamente, veníamos sufriendo los últimos años (salvo por una honrosa temporada y media de Marcos Alonso). Comienza a gestarse un ESTILO (palabra que me leereis bastastante en esta exposición), un estilo que se inculca a los futbolistas, por parte de la Secretaría Técnica y del Cuerpo de Entrenadores. Se rezuma SEVILLISMO, se rezuman ganas de GANAR, de DEMOSTRAR que esos parias son válidos para el fútbol. Paralelamente, se pone en marcha la maquinaria de la cantera, dándole una preponderancia inédita (la necesidad manda), se mete a gente de la casa (llega Manolo Jiménez al B) y comienzan a gestarse futbolistas de altísimo nivel (los hermanos Navas, Sergio Ramos, Antonio Puerta, Reyes, etc...).
El Sevilla, sube, y crece, crece exponencialmente, la maquinaria comienza a funcionar, la ENTIDAD va a una, se sigue fichando BARATO y BIEN, pero lo mejor de todo: HAY UN ESTILO. Ya se habla del Sevilla duro, peleón, rocoso, barriobajero (este último apelativo especialmente en la prensa capitalina). Pero no es sólo lo que se dice, es lo que se ve en el campo: Es cierto que no se hace un fútbol vistoso, pero sí muy efectivo. Una defensa liderada por alguien que está de vuelta, pero que vive una segunda juventud, junto con alguien cuya carrera apuntaba, pero que truncó una lesión. Defensa recia, un centro del campo luchador, bandas rápidas (se apuesta por un 4-4-2 cuando el fútbol de extremos se consideraba obsoleto y se ponía de moda el trivote, los cuadrados, etc...). El Sevilla FC no es vistoso, pero sí es efectivo. Sus jugadores suplen su falta de calidad con unas ganas descomunales, y otros, cuyas carreras estaban estancadas, renacen, crecen, se redefinen como futbolistas. Los canteranos cosechan un éxito detrás de otro, llegan las malditas liguillas de ascenso a 2ª, donde siempre nos tiran, pero comienzan a aparecer con fuerza en el equipo: primero Gallardo, Reyes, Navas, Ramos,.... Y llega José María del Nido, imprimiendo AMBICIÓN desmedida, y la afición hace esa ambición suya, y el equipo, y el cuerpo técnico,... TODOS reman unidos en la misma nave.
Llega la clasificación para UEFA, los fichajes de gente que marcaría una época en el Club: Daniel Alves, Renato, Marti, Baptista,... Gente de una calidad abismal, a un coste reducido, que llegan por un trabajo ímprobo de la secretaría técnica, con una máxima: POTENCIAL.  Llegan los momentos duros, la venta de Reyes, la no clasificación para Champions, pero el Club seguía siendo el mismo.
Se fue Caparrós, posiblemente en uno de los momentos más difíciles de los últimos años, y llegó Juande. Era un momento de incertidumbre, con las salidas de Baptista, Sergio Ramos, el mister que nos había devuelto el ORGULLO perdido... Los primeros partidos, un desastre. ¿A qué jugaba el Sevilla? ¿Dónde estaba esa roca inamovible de los últimos años? ¿Quiénes eran esos Kanouté, Luis Fabiano y demás que nos habían vendido como sustitutos de nuestras "estrellas"?
Y vino la eliminación de Copa, y un partido contra el Espanyol en el que, al minuto 90, Juande estaba fuera del Club. Pero vino un punto de inflexión, un autogol, algo que, sólo alguien que crea en las matemáticas del caos, podría interpretar.
Y resulta que Kanouté no era tan malo, y Saviola empezaba a funcionar, y Martí acompañado por un tal Maresca, era un pulmón, y las bandas, donde empezaban a despuntar dos niños (un tal Navas y un pipiolo brasileño llamado Adriano que había llegado en el último mercado invernal) también funcionaban; y había un tal Daniel Alves que estaba aprendiendo a defender y que cerró la boca a todos aquellos que decían que no era futbolista... El Sevilla volvía a tener un ESTILO, rápido, con unas bandas explosivas que cosían al rival, que entraban como cuchillos en mantequilla, con un pivote destructivo y uno creador, defensa adelantada, con presión en la línea de tres cuartos del rival... El Sevilla no era el de Caparrós, era mucho más fino, más incisivo y menos expeditivo. Los futbolistas propiciaban eso y el mister, sabía aprovecharlos....
Vino nuestra primera UEFA, un verano en el que comenzaron a gestarse los problemas (ya había disparidades y encuentro de pareceres entre el mister y una secretaría técnica que se encontraba con algo que antes NUNCA había tenido: DINERO PARA FICHAR). Llegó Chevantón (había que devolver un favor a Casal, nunca fue un delantero del gusto ni de Monchi, ni de Juande) y aparecieron aristas.
No obstante, con la máquina perfectamente engrasada, con nuevas piezas como Poulsen, que aportaban aún más al equipo, tuvimos la mejor temporada de nuestra historia. El ESTILO sevillista era reconocido, con títulos y titulares, a nivel internacional.
Ese verano, llegó el desastre. Mucho se habla del punto de inflexión que supuso el fallecimiento de Antonio Puerta, y, en parte, tienen razón. Pero quedarnos en eso supondría un análisis muy básico; desde mi punto de vista hay dos factores a considerar: el primero es que Antonio Puerta tenía una oferta del Real Madrid (poco antes del inicio de liga, en una entrevista en El Larguero, el mismo Puerta lo comentaba), así que, posiblemente habría salido tras el primer partido de Liga. Asimismo, Juande ya se había reunido con el Tottenham en el mes de Julio para rescindir su contrato con el Sevilla. Los motivos: desavenencias con una secretaría técnica que quería imponer los fichajes frente a un entrenador que quería tener un estilo de gestión mucho más británico, donde él fuese parte fundamental a la hora de la toma de decisiones. Eso y una morterada de pasta que le ponía el club londinense. Asimismo, Daniel Alvés, estaba más que vendido al Chelsea.
Sin embargo, el fallecimiento de Antonio lo paralizó todo, gestando un cáncer que supuso el comienzo del fin de una era. Juande, por la situación, se mantuvo en el puesto, sin ningún ánimo de seguir, rompiendo prácticamente su relación con los estamentos directivos del Club. Alves no salió, quedándose a desgana (cosa que se notó en sobremanera en la primera mitad de la Liga, algo catastrófico para un equipo que se había convertido en Alvesdependiente). Las incorporaciones ofrecían muchísimas dudas: eran apuestas de la secretaría técnica (recién incorporado Víctor Orta, que tuvo un peso específico espectacular en esas decisiones, recomendando a Koné, Boula, De Mul, Mosquera, ....), que no estaban consensuadas con el entrenador y que, además, habían costado muchísimo dinero.
El resultado de esto, ya lo conocemos: pérdida de ESTILO, Juande que se va después de hacer un paripé que nos colocó en los últimos puestos y una entrada de Manolo Jiménez, como solución temporal.
Con el equipo hundido, hace un gran trabajo en la recuperación mental de los futbolistas, y una excelente 2ª vuelta, empañada por una eliminación en Champions bastante cuestionada y por la no clasificación para la Liga de Campeones, lastrada en gran medida por el nefasto inicio de temporada.
Sin embargo, aquí había que hacer alguna lectura; yo no soy un fan acérrimo de Manolo Jiménez, pero reconozco su labor en el banquillo sevillista. Pretendo ser objetivos y, por resultados (tanto a nivel nacional como internacional), es el segundo mejor entrenador de la historia del Sevilla Fútbol Club. Nos puede gustar más o menos, pero es un hecho. El primer año de Manolo Jiménez al frente del Sevilla, desde mi punto de vista, estuvo marcado por diferentes cosas:
- Un vestuario roto, por la situación con Puerta, la marcha de Juande, la no salida de Alves y la entrada de gente a la que no se les había inculcado correctamente el espíritu
- Una afición que venía de dos años de mieles y que no estaba preparada para un jarro de agua fría tan repentino
- La pérdida de un estilo de juego. ESTILO.
- Una secretaría técnica que estaba perdiendo el norte (y olvidando sus orígenes) a marchas forzadas

La gran diferencia entre la transición entre Juande y Jiménez y Caparrós y Juande fue el ESTILO. Indudablemente, Juande y Caparrós tenían estilos diferentes, pero ambos tenían su sello. Cuando terminó la transición entre uno y otro (primeros partidos de la temporada 2006-2006), el Sevilla pasó de jugar "estilo Caparrós" a jugar "estilo Juande".
Sin embargo, para Manolo Jiménez la situación no era la misma: Manolo Jiménez se hace entrenador en el Sevilla Atlético. Aunque maneje conceptos futbolísticos propios, el estilo del segundo equipo del Sevilla, viene impuesto por el del primer equipo, para facilitar la transición de canteranos entre segundo y primer equipo. Esto no es algo exclusivo de nuestro Club, sino que sucede en la gran mayoría de clubes con estructuras profesionales. Manolo Jiménez arrastraba parte de esa transición entre el juego de Caparrós, el de Juande y sus propios conceptos, pero no tenía un estilo propio (mejor o peor), que transmitir al equipo. Esto se tradujo en un equipo que, teniendo muchos conceptos aprendidos e interiorizados, y con una calidad innegable (para mí, la mejor plantilla de la historia del Sevilla Fútbol Club es la de la temporada 2007-2008), no tenía claro a lo que jugaba. Manolo Jiménez intentó dar continuidad a lo que hizo Juande, reestructurando el ánimo del equipo, pero a su vez (cosa que es total y absolutamente legítima) introduciendo su forma de ver el fútbol. Eso provocaba que el equipo alternase momentos de buen juego, con desastres timoratos como la eliminatoria de Champions.
A pesar de todo, el Sevilla hizo (teniendo en cuenta las consideraciones), una temporada mucho más que decente.
Se presentaba un momento difícil en la Entidad: qué hacer al finalizar el curso.. Aquí comienzan los problemas a otro nivel y es donde comienza el verdadero cisma y el origen de la situación en la que se encuentra ahora nuestro Club. Por un lado, estaba la opinión de José María del Nido y algunos Consejeros que apostaban por un cambio de entrenador (Marcelino tuvo un pre-contrato firmado con el Sevilla SÍ o SÍ). Por otro lado la opinión del Director Deportivo, amigo personal de Jiménez y defensor a ultranza de este último, por dos motivos fundamentales: era un entrenador que había cumplido un papel fundamental en el filial y que conocía la cantera, y, además, TENÍA UN PERFIL PROBLEMÁTICO BAJO. Me explico: Cuando Marcelino se sentó con Monchi y su equipo, pidió la salida de algunos futbolistas (LF por ejemplo) y algunos fichajes, sobreentendiendo la salida de Alves. Monchi, que venía de una experiencia parecida con Juande, se negó en redondo (apoyado firmemente por Víctor Orta en una comida que tuvo lugar en Oriza), y dijo al presidente que si Manolo Jiménez no seguía, el tampoco. Con la continuidad de Jiménez, se garantizaba una figura "manejable" en el vestuario. Ante la tesitura, Del Nido transigió, y Jiménez siguió en el banquillo.
Se iba Alves, la persona que había creado fútbol en el Sevilla los últimos 3 años, Javi Navarro, el gran Capitán, seguía lesionado, con lo que no había autoridad firme en el vestuario; Martí y David Castedo también estaban fuera, se iban Keita y Poulsen; llegaba una pléyade de fichajes jóvenes y caros, de ligas de segundo nivel, con el papel de sustituir a auténticos trasatlánticos en el vestuario y en el campo.
Por un lado, parte de la grada no estaba contenta con la renovación de Jiménez, por otro, los fichajes, caros y poco contrastados, no acababan de encajar y generaban muchas dudas en cuanto a profesionalidad y calidad (Konko, Romaric, Acosta, etc...). Una plaga de lesiones se cebó con el equipo y, lo peor, Manolo Jiménez, al haber perdido parte de la plantilla que hizo al Sevilla jugar bonito y levantar títulos, quedó en evidencia. No había un estilo propio, era timorato en muchas ocasiones, no leía bien partidos y en muchas ocasiones, parecía que no lograba transmitir lo que quería. Aún así, el Sevilla ganaba, feo pero ganaba, haciendo una gran primera vuelta, empañada por la eliminación ridícula de la Copa de la UEFA y, con los de siempre, tirando del carro. Una clasificación para semifinales de la Copa del Rey (con una eliminación nefasta en casa del Athletic) y un digno tercer puesto, volvieron a maquillar la falta de ESTILO del Sevilla.
Pensad una cosa: todos los equipos necesitan un estilo de juego. El Barcelona tiene el suyo desde que llegó Riikjaard, mejorado por Guardiola. El Madrid, lo tenía con Del Bosque, perdió los papeles durante varios años, fichó a Capello para que volviese a inculcar un estilo y ganó una liga. Se habla del Villarreal de Pellegrini, del Athletic de Caparrós, incluso del Betis de Serra o del Sevilla de Juande. El Sevilla, desde que Manolo Jiménez llega al banquillo, NO TIENE ESTILO. ¿Alguien sabe a qué juega el Sevilla, no sólo el de Jiménez, sino también el de Álvarez?
Los resultados renovaron a Jiménez (el Ramón Sánchez Pizjuán lo pidió, no olvidemos el partido contra el Dépor). Incluso, a principio de la temporada pasada, el Sevilla Fútbol Club ARRASABA, en Liga y en Champions. Sin embargo, todo era un espejismo. Cuando se fueron los buenos de los africanos y Luisfa estaba lesionado, volvimos a darnos cuenta de que el estilo no lo ponía el mister, sino los futbolistas.
En otra parte de la Entidad, la Dirección Deportiva vivía acomodada; se estaba dilapidando un crédito económico, con inversiones desastrosas en fichajes, puestos que no era necesario cubrir (¿por qué se ficha a media-puntas por 8 y 13 millones de €, cuando el Sevilla juega con extremos y un 4-4-2?), sin reforzar partes necesarias (seguimos cojos sin alguien que cree fútbol desde que se fue Alves) y regocijándose en la autocomplacencia de un pasado brillante, una economía boyante y un vestuario dócil y aborregado.
Porque señores, el principal problema de Jiménez es que no protestó, que en ningún momento hizo por imponer sus criterios, por crearse un ESTILO PROPIO. Los que lo hicieron, salieron por la puerta de atrás, con una Dirección Deportiva endiosada y que ha olvidado por completo de dónde ha salido.
Jiménez siguió en el Sevilla, hasta que, por su propio peso, por los resultados, porque nada es eterno, cayó. Nos meten a Álvarez, otra persona que adolece de exactamente lo mismo que el arahalense: falta de ESTILO. Tiene algunos conceptos aprendidos de su época con Juande, pero lleva años sin estar a pie de campo, no ha entrenado en su vida, ni a un Club menor, ni a un filial, no tiene estilo, no sabe a qué juega y no sabe dirigir a un grupo que, incluso como futbolistas, ha conseguido muchos más éxitos que él en su carrera.
¿Mejoró en algo el fútbol del Álvarez al de Jiménez en los escasos partidos que dirigió Antonio el año pasado? ¿De verdad pensáis que el final de liga de nuestro Equipo habría sido medirianamente diferente con Jiménez? ¿Acaso la pretemporada del equipo ha dejado entrever algo diferente?
El Sevilla Fútbol Club sigue sin tener ESTILO. A esto, se une una evidente descapitalización de la plantilla: los buenos se venden (muy bien vendidos, eso es cierto) y los que vienen son mediocres, en el mejor de los casos.
La Dirección Deportiva sigue viviendo cómoda y lo que es peor, está tan absolutamente endiosada, tan gocha de reconocimiento mediático y manejando unos recursos elevadísimos, que ni reconoce errores ni acierta en absolutamente nada. El principal problema es que hace falta un "protestón" en el banquillo para que esto varíe, pero, tal y como están las cosas, con un Monchi que ya no es Monchi, sino que ahora es Don Ramón, y un séquito de lameculos y correveidiles, no va a permitir que alguien que tenga arrestos entre en su cortijo, al menos mientras que, con más o menos trabajo, sigan saliendo los números y se sigan consiguiendo resultados, nadie meará en su piscina. Don Ramón ha perdido la humildad, la de puertas para adentro, la de verdad no lo que se vendía al exterior en época de vacas flacas. Es cierto que se ha tirado a la basura uno de los principales objetivos del año, pero no es menos cierto que, hasta que no acabe la temporada, aquí no se mueve ni un ápice. Y ahora, la tesitura: ¿preferimos un descalabro monumental en Liga y que sirva (y no es seguro) como tábula rasa o que sigan saliendo los números y la situación continue siendo la misma? Yo no tengo la respuesta a esto, no sabría con qué quedarme, porque ambas soluciones son malas para el Club y para el Sevillismo.
Antonio Álvarez; un títere, un conductor novel al que le han dado un fórmula 1, alguien que cree que sabe, pero que aún no se ha dado cuenta de que no ha recorrido ni el comienzo del camino. Antonio no tiene ESTILO. El Sevilla no tiene estilo.
Ahí es donde estamos.

Un saludo.

--- Fin de la cita ---

SENSACIONAL. ¡¡¡¡ENHORABUENA!!!!

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