Sin alma, sin corazón, sin esperanzas, sin recursos......
No te reconozco, Sevilla, no sé quién eres. Te he seguido en primera, en segunda, ganando competiciones y jugando contra el Toledo; lloré contigo de pena en Ovieda, de alegría en Tenerife. Los éxitos llegaron luego, pero ya me habías calado, yo te llevaba en mi corazón, porque te había mamado, como te mamó mi padre, como te había mamado mi abuelo,....
Yo no necesitaba los títulos, fueron el culmen, un regalo inesperado, algo que llegó sin que ningún sevillista de corazón, como yo, como todos, esperásemos... Y lo mejor de todo es que no llegó por casualidad: fue una conjunción de trabajo, sacrificio y ambición, de un equipo con ganas, hecho de retales y desconocidos que tenían muchísimo que decir en el fútbol, que escribirían una de las páginas más gloriosas (sino la que más) de nuestra Historia. Pero yo no te quería más que cuando nos jugábamos el ascenso con Marcos Alonso en Villarreal, ni cuando luchábamos por clasificarnos para la UEFA con Cantatore, con Espárrago, con Caparrós,.... te quería lo mismo.
No soy un sevillista de éxitos; seguiré siendo sevillista aunque bajes a segunda, o a tercera, ganes ligas o Carranzas, me da igual. Lo único que te exigiré siempre es que tengas como equipo lo que yo tengo como sevillista: pundonor, dignidad, ambición...
Me decepcionas. Me decepcionas muchísimo. No es por hoy, de verdad. No es porque hayas perdido otra vez, sin haberlo merecido. Es lo que vienes siendo últimamente. No eres tú. Has dilapilado en pocos meses un espíritu, una forma de hacer las cosas, una idiosincrasia y un vínculo con tu afición que se había curtido durante muchos años.
Sevilla, mi Sevilla, eres un nuevo rico, no has sabido gestionar tus éxitos, has consumido tu fortuna. Llevas unos años viviendo de las rentas, de lo bueno que has hecho antes, pero que ya no sabes (o se te ha olvidado cómo) hacer. Eres un niño de papá al que todo le ha salido bien y, ahora que las cosas le vienen mal dadas, no sabe cómo enfrentarse a los problemas.
Tus gestores de han acomodado en discursos retrospectivos, anclándose en un pasado que fue mejor, en recursos poco éticos como apelar a la falta de respeto de tu afición (la única que es importante, junto con el escudo y los colores, que no se te olvide, Sevilla) por no considerar todo lo bueno que has hecho por ellos, mientras que (mal)invertían 140 millones de € en gente que no llegaba ni a la suela del zapato a parias y descartes que te hicieron grande, que te hicieron fuerte y temido, que te hicieron respetado, por tus rivales, por tu afición,.... Te has rodeado de palmeros, de incapaces (dentro y fuera del campo) y de voceros que defienden el "o estás conmigo o contra mí", muy manido y muy cobarde.
Así no, Sevilla. Así no puedes seguir. Aunque ganes el próximo día, aunque le metas 5 al Madrid en su casa, aunque acabes clasificándote para Liga de Campeones... Tu espíritu debe resurgir, porque si no, ni los 6 títulos, ni los millones de presupuesto, ni los Fondos Propios, ni las camisetas, ni los slóganes rimbombantes, van a sacarte del agujero en el que te estás metiendo tú solito.
Debe volver la ambición, la humildad, el trabajo bien hecho, los fichajes con alma, la AUTOCRÍTICA..... Sin todo eso no eres nada, Sevilla. Si los que están contigo no son capaces de dárte eso, vuélveles la espalda. No te merecen, no te los mereces.
¿Quién eres tú, Sevilla?