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#Alavés vs. S.F.C.
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A la afición la estás leyendo aquí. No creo puedas deducir que está muerta.Si has ido al estadio, habrás escuchado opiniones, habrás intercambiado pareceres, y no creo que de ellos puedas deducir que la afición esté ciega o muerta.Otra cosa, y es el meollo de la cuestión, es que hoy a las 10,30 la afición no haya hecho lo que tú, en particular y quizás algunos otros más, pensáis que tenía que haber hecho.Pero eso no es un problema de una afición que no está muerta, eso es un problema -en todo caso si existe- vuestro de apreciación de cómo deben enfocarse las cosas, nada más.Un saludo
Son muchas las noches que no se pueden calificar de alegres, pero una en concreto -un episodio histórico- vino a darle nombre a todo el conjunto de las noches deslucidas para el común calificativo de "noche triste".La protagonizó, creo que en 1520, Hernán Cortés, quien desembarcado en México procedente de La Española, conquistó el imperio azteca en apenas meses, llegando desde la costa hasta el lago Tenoxtitlan sobre el que hoy se levanta la capital mexicana. Las mismas pendencias entre españoles motivaron que Cortés tuviera que abandonar la ciudad en la que tenía prisionero a Moctezuma para hacer frente en la costa a Pánfilo de Narváez (lo que da para otro capítulo histórico y al origen de la palabra "pánfilo" para designar al tonto que cae en las estratagemas ajenas), cuando volvió, su segundo en la cadena de mando, Pedro de Alvarado, había liado tal cristo que los españoles se vieron en la necesidad de emprender una precipitada y complicada retirada.Se efectuó ésta por sorpresa (fallida) a finales de junio de aquel año me parece recordar, y devino en una matanza en la que perecieron más de las mitad de los 1.200 soldados españoles de Cortés, quien tardaría meses en regresar e imponer su poder.Tras la disgresión histórica de la que bien pudieran aprehenderse (y bien lo he escrito) enseñanzas sobre la torpeza de dejar en manos no aptas determinadas empresas (y hasta ahí puedo llegar), confieso sentirme en una noche triste, como aficionado sevillista.Estaba convencido de que pasaríamos a cuartos y no ha sido, y no se ha conseguido por -sobre todo- errores e incapacidades propias que habrán de ser recogidas, pero cuyo análisis y desmenuzamiento no me procura consuelo.Os he leído a varios de vosotros criticar a esta afición, con saña, como si pudiérais erigiros en sus más cualificados representantes, echándole cosas en cara. Desconozco si quienes lo habéis hecho sois abonados o no, si siéndolos habéis estado anoche en el RSP o si algunos simplemente sois aficionados de teclado, lo cual me importa bien poco aunque resulte en extremo ilustrativo.El caso es que al igual que he reclamado en otro hilo respeto para la afición del Sevilla por parte del resto de los estamentos del club, qué menos que reivindicar aquí lo propio.Ha sido una noche triste y desoladora para muchos de nosotros. Para mí no era el momento de una bronca, estaba más transido por la desazón que por la ira, además de que hacerse acompañar por ésta conduce a pocas cosas, o a situaciones que no sirven ni ayudan para nada, por lo que, desde la misma aflicción o congojo y, si se me apura, desde la rabia o irritación internas y controladas, he preferido pensar que gritar, porque siempre he sido de quienes sostienen que los gritos desaforados conducen a ninguna parte.Pienso que ninguno de las decenas de sevillistas que estaban alrededor de mi asiento en el estadio y que se habían pasado el partido animando, merece que desde algunos teclados se les acuse ¿de qué?Un poco de mesura, quien tenga rabia ya podía haber gritado por tres o haberse ido a preferencia o a la salida a increpar a directivos, entrenador o jugadores sin necesidad de señalar a los demás que bastante teníamos con lo que nos encontramos. Ya habrá, y de ello estoy más que convencido, momentos oportunos para expresar bien el descontento o bien la falta de respuesta en quienes pensamos que han de ofrecérnosla.