Si el capataz no es bueno y los costaleros sí lo son... si el Hermano Mayor y la Junta de Fiscales que tanto aciertan, también yerran, ahí está el pueblo llano para decir que ¡ al cielo con él !
Ya avisará de que vienen nubes, ya prorrumpirá en ovaciones para jalear largas y difíciles chicotás, ya avisará del descuadre en la arriá o de la descompensación en la levantá o de si es mejor que a este patero lo sustituya tal otro en aquella esquina, o si rinden bien los fijadores y qué tal se comportan los corrientes, a quienes nunca les faltará su aliento.
Así que en este fin de verano cuando se presume el otoño en las calendas que no en los cielos, tal que fuera un Domingo de Ramos nuboso y amenazante con cercenar alegrías y deseos, tronará fuerte la voz del pueblo llano un año más para llevar en volandas de principio a fin un sentimiento que ¿verdad? se transmite como otros de padres y madres a hijos, a nietos o nietas, a cercanos y a los ajenos, a quienes nacieron en hospitales ya cerrados de esta Sevilla o lo hicieron en Canadá sin saber una palabra de español.
Así que el domingo se abrirán las puertas del templo para anunciar que sí, que la Cruz de Guía se pone en la calle, y cuando él salga, si el capataz se despista, allí estaremos para avisar de faroles o esquinas envenenadas, de balcones traicioneros o de calles con escorrentía malhadada.
Para que en el largo recorrido nunca falte ese aliento, ese empujón, ese refresco que llegue desde la calle hasta dentro.
Nubes hay, pero ahí se abren las puertas del templo, ahí se prepara el Sánchez Pizjuán para pasado mañana: ¡ Al cielo con él !
Si el capataz no es bueno y los costaleros sí lo son... si el Hermano Mayor y la Junta de Fiscales que tanto aciertan, también yerran, ahí está el pueblo llano para decir que ¡ al cielo con él !
Ya avisará de que vienen nubes, ya prorrumpirá en ovaciones para jalear largas y difíciles chicotás, ya avisará del descuadre en la arriá o de la descompensación en la levantá o de si es mejor que a este patero lo sustituya tal otro en aquella esquina, o si rinden bien los fijadores y qué tal se comportan los corrientes, a quienes nunca les faltará su aliento.
Así que en este fin de verano cuando se presume el otoño en las calendas que no en los cielos, tal que fuera un Domingo de Ramos nuboso y amenazante con cercenar alegrías y deseos, tronará fuerte la voz del pueblo llano un año más para llevar en volandas de principio a fin un sentimiento que ¿verdad? se transmite como otros de padres y madres a hijos, a nietos o nietas, a cercanos y a los ajenos, a quienes nacieron en hospitales ya cerrados de esta Sevilla o lo hicieron en Canadá sin saber una palabra de español.
Así que el domingo se abrirán las puertas del templo para anunciar que sí, que la Cruz de Guía se pone en la calle, y cuando él salga, si el capataz se despista, allí estaremos para avisar de faroles o esquinas envenenadas, de balcones traicioneros o de calles con escorrentía malhadada.
Para que en el largo recorrido nunca falte ese aliento, ese empujón, ese refresco que llegue desde la calle hasta dentro.
Nubes hay, pero ahí se abren las puertas del templo, ahí se prepara el Sánchez Pizjuán para pasado mañana: ¡ Al cielo con él !
Si el capataz no es bueno y los costaleros sí lo son... si el Hermano Mayor y la Junta de Fiscales que tanto aciertan, también yerran, ahí está el pueblo llano para decir que ¡ al cielo con él !
Ya avisará de que vienen nubes, ya prorrumpirá en ovaciones para jalear largas y difíciles chicotás, ya avisará del descuadre en la arriá o de la descompensación en la levantá o de si es mejor que a este patero lo sustituya tal otro en aquella esquina, o si rinden bien los fijadores y qué tal se comportan los corrientes, a quienes nunca les faltará su aliento.
Así que en este fin de verano cuando se presume el otoño en las calendas que no en los cielos, tal que fuera un Domingo de Ramos nuboso y amenazante con cercenar alegrías y deseos, tronará fuerte la voz del pueblo llano un año más para llevar en volandas de principio a fin un sentimiento que ¿verdad? se transmite como otros de padres y madres a hijos, a nietos o nietas, a cercanos y a los ajenos, a quienes nacieron en hospitales ya cerrados de esta Sevilla o lo hicieron en Canadá sin saber una palabra de español.
Así que el domingo se abrirán las puertas del templo para anunciar que sí, que la Cruz de Guía se pone en la calle, y cuando él salga, si el capataz se despista, allí estaremos para avisar de faroles o esquinas envenenadas, de balcones traicioneros o de calles con escorrentía malhadada.
Para que en el largo recorrido nunca falte ese aliento, ese empujón, ese refresco que llegue desde la calle hasta dentro.
Nubes hay, pero ahí se abren las puertas del templo, ahí se prepara el Sánchez Pizjuán para pasado mañana: ¡ Al cielo con él !
Al cielo y a animar como hace unos años.
Si el capataz no es bueno y los costaleros sí lo son... si el Hermano Mayor y la Junta de Fiscales que tanto aciertan, también yerran, ahí está el pueblo llano para decir que ¡ al cielo con él !Plas Plas Plas Plas Plas muy conseguido NODO
Ya avisará de que vienen nubes, ya prorrumpirá en ovaciones para jalear largas y difíciles chicotás, ya avisará del descuadre en la arriá o de la descompensación en la levantá o de si es mejor que a este patero lo sustituya tal otro en aquella esquina, o si rinden bien los fijadores y qué tal se comportan los corrientes, a quienes nunca les faltará su aliento.
Así que en este fin de verano cuando se presume el otoño en las calendas que no en los cielos, tal que fuera un Domingo de Ramos nuboso y amenazante con cercenar alegrías y deseos, tronará fuerte la voz del pueblo llano un año más para llevar en volandas de principio a fin un sentimiento que ¿verdad? se transmite como otros de padres y madres a hijos, a nietos o nietas, a cercanos y a los ajenos, a quienes nacieron en hospitales ya cerrados de esta Sevilla o lo hicieron en Canadá sin saber una palabra de español.
Así que el domingo se abrirán las puertas del templo para anunciar que sí, que la Cruz de Guía se pone en la calle, y cuando él salga, si el capataz se despista, allí estaremos para avisar de faroles o esquinas envenenadas, de balcones traicioneros o de calles con escorrentía malhadada.
Para que en el largo recorrido nunca falte ese aliento, ese empujón, ese refresco que llegue desde la calle hasta dentro.
Nubes hay, pero ahí se abren las puertas del templo, ahí se prepara el Sánchez Pizjuán para pasado mañana: ¡ Al cielo con él !
Si el capataz no es bueno y los costaleros sí lo son... si el Hermano Mayor y la Junta de Fiscales que tanto aciertan, también yerran, ahí está el pueblo llano para decir que ¡ al cielo con él !Muy bueno, pero te ha faltado poner (en mi modesta opinión), que "los cangrejeros" no agobien tanto y se distribuyan entre el pueblo llano.
Ya avisará de que vienen nubes, ya prorrumpirá en ovaciones para jalear largas y difíciles chicotás, ya avisará del descuadre en la arriá o de la descompensación en la levantá o de si es mejor que a este patero lo sustituya tal otro en aquella esquina, o si rinden bien los fijadores y qué tal se comportan los corrientes, a quienes nunca les faltará su aliento.
Así que en este fin de verano cuando se presume el otoño en las calendas que no en los cielos, tal que fuera un Domingo de Ramos nuboso y amenazante con cercenar alegrías y deseos, tronará fuerte la voz del pueblo llano un año más para llevar en volandas de principio a fin un sentimiento que ¿verdad? se transmite como otros de padres y madres a hijos, a nietos o nietas, a cercanos y a los ajenos, a quienes nacieron en hospitales ya cerrados de esta Sevilla o lo hicieron en Canadá sin saber una palabra de español.
Así que el domingo se abrirán las puertas del templo para anunciar que sí, que la Cruz de Guía se pone en la calle, y cuando él salga, si el capataz se despista, allí estaremos para avisar de faroles o esquinas envenenadas, de balcones traicioneros o de calles con escorrentía malhadada.
Para que en el largo recorrido nunca falte ese aliento, ese empujón, ese refresco que llegue desde la calle hasta dentro.
Nubes hay, pero ahí se abren las puertas del templo, ahí se prepara el Sánchez Pizjuán para pasado mañana: ¡ Al cielo con él !
Si el capataz no es bueno y los costaleros sí lo son... si el Hermano Mayor y la Junta de Fiscales que tanto aciertan, también yerran, ahí está el pueblo llano para decir que ¡ al cielo con él !
Ya avisará de que vienen nubes, ya prorrumpirá en ovaciones para jalear largas y difíciles chicotás, ya avisará del descuadre en la arriá o de la descompensación en la levantá o de si es mejor que a este patero lo sustituya tal otro en aquella esquina, o si rinden bien los fijadores y qué tal se comportan los corrientes, a quienes nunca les faltará su aliento.
Así que en este fin de verano cuando se presume el otoño en las calendas que no en los cielos, tal que fuera un Domingo de Ramos nuboso y amenazante con cercenar alegrías y deseos, tronará fuerte la voz del pueblo llano un año más para llevar en volandas de principio a fin un sentimiento que ¿verdad? se transmite como otros de padres y madres a hijos, a nietos o nietas, a cercanos y a los ajenos, a quienes nacieron en hospitales ya cerrados de esta Sevilla o lo hicieron en Canadá sin saber una palabra de español.
Así que el domingo se abrirán las puertas del templo para anunciar que sí, que la Cruz de Guía se pone en la calle, y cuando él salga, si el capataz se despista, allí estaremos para avisar de faroles o esquinas envenenadas, de balcones traicioneros o de calles con escorrentía malhadada.
Para que en el largo recorrido nunca falte ese aliento, ese empujón, ese refresco que llegue desde la calle hasta dentro.
Nubes hay, pero ahí se abren las puertas del templo, ahí se prepara el Sánchez Pizjuán para pasado mañana: ¡ Al cielo con él !
Oportunista... ::) ::)
;D
:P
Oportunista... ::) ::)
;D
:P