Yo pienso que, excepciones a la norma aparte, el ritmo progreso de un técnico nunca puede ser -de media y por norma, insisto- paralelo al ritmo de progreso de los jugadores que crezcan a sus órdenes.
Sencilla y básicamente, porque es contra natura que una carrera que puede durar perfectamente 30 años -la de entrenador profesional- tenga un ritmo de maduración como el de una profesión con una esperanza de vida media de 10 años (la de futbolista profesional).
Dicho lo anterior, vuelvo a las citadas excepciones a lo que entiendo como media de comportamientos: siempre, en todas partes hay genios o capacidades excepcionales, e igual que muy pocos saben tocar el piano a los 6 años y Mozart a esa edad ya daba conciertos, sin duda existirán entrenadores extraordinarios que con 30 años estén preparados para alcanzar las mayores cotas profesionales con éxito. Ocurirrá en uno de cada millon de casos, o menos. Pero ahí es donde entra la labor de la Secretaría Deportiva de turno, como en su momento fue vital el que los padres de Wolfgang Amadeus decidieran que su hijo estaba preparado para tocar un piano a los cuatro años.
Pienso yo.
Yo pienso que, excepciones a la norma aparte, el ritmo progreso de un técnico nunca puede ser -de media y por norma, insisto- paralelo al ritmo de progreso de los jugadores que crezcan a sus órdenes.
Sencilla y básicamente, porque es contra natura que una carrera que puede durar perfectamente 30 años -la de entrenador profesional- tenga un ritmo de maduración como el de una profesión con una esperanza de vida media de 10 años (la de futbolista profesional).
Dicho lo anterior, vuelvo a las citadas excepciones a lo que entiendo como media de comportamientos: siempre, en todas partes hay genios o capacidades excepcionales, e igual que muy pocos saben tocar el piano a los 6 años y Mozart a esa edad ya daba conciertos, sin duda existirán entrenadores extraordinarios que con 30 años estén preparados para alcanzar las mayores cotas profesionales con éxito. Ocurirrá en uno de cada millon de casos, o menos. Pero ahí es donde entra la labor de la Secretaría Deportiva de turno, como en su momento fue vital el que los padres de Wolfgang Amadeus decidieran que su hijo estaba preparado para tocar un piano a los cuatro años.
Pienso yo.
Yo pienso que, excepciones a la norma aparte, el ritmo progreso de un técnico nunca puede ser -de media y por norma, insisto- paralelo al ritmo de progreso de los jugadores que crezcan a sus órdenes.
Sencilla y básicamente, porque es contra natura que una carrera que puede durar perfectamente 30 años -la de entrenador profesional- tenga un ritmo de maduración como el de una profesión con una esperanza de vida media de 10 años (la de futbolista profesional).
Dicho lo anterior, vuelvo a las citadas excepciones a lo que entiendo como media de comportamientos: siempre, en todas partes hay genios o capacidades excepcionales, e igual que muy pocos saben tocar el piano a los 6 años y Mozart a esa edad ya daba conciertos, sin duda existirán entrenadores extraordinarios que con 30 años estén preparados para alcanzar las mayores cotas profesionales con éxito. Ocurirrá en uno de cada millon de casos, o menos. Pero ahí es donde entra la labor de la Secretaría Deportiva de turno, como en su momento fue vital el que los padres de Wolfgang Amadeus decidieran que su hijo estaba preparado para tocar un piano a los cuatro años.
Pienso yo.
Yo creo que lo más importante es que el Club tenga un plan a seguir: un proyecto deportivo perfectamente estudiado y que se ponga en marcha.
Parchear situaciones no sirve absolutamente de nada, por ejemplo, subir a Tejada al primer equipo no tiene sentido cuando en el vestuario hay jugadores como Romaric, Escudé, Renato, Drago, Zokora, etc etc etc... Por qué?? Porque, literalmente, no le van a echar cuenta al entrenador y éste no va a poder trabajar como quisiera.
Hay que conformar un proyecto deportivo y a partir de ahí ir encuadrando las piezas.
Todo esto, partiendo de la base primordial, para mí, que es: el SFC jamás debe cerrar la puerta a su cantera porque:
1º) Porque somos un club eminentemente canterano.
2º) Porque actualmente hay una buena camada de jugadores.
3º) Porque de esta forma, subiendo chavales hacia arriba, el Club se ahorra bastante dinero en pagar fichas y traspasos en jugadores que no aportan prácticamente nada.
Yo pienso que, excepciones a la norma aparte, el ritmo progreso de un técnico nunca puede ser -de media y por norma, insisto- paralelo al ritmo de progreso de los jugadores que crezcan a sus órdenes.
Sencilla y básicamente, porque es contra natura que una carrera que puede durar perfectamente 30 años -la de entrenador profesional- tenga un ritmo de maduración como el de una profesión con una esperanza de vida media de 10 años (la de futbolista profesional).
Dicho lo anterior, vuelvo a las citadas excepciones a lo que entiendo como media de comportamientos: siempre, en todas partes hay genios o capacidades excepcionales, e igual que muy pocos saben tocar el piano a los 6 años y Mozart a esa edad ya daba conciertos, sin duda existirán entrenadores extraordinarios que con 30 años estén preparados para alcanzar las mayores cotas profesionales con éxito. Ocurirrá en uno de cada millon de casos, o menos. Pero ahí es donde entra la labor de la Secretaría Deportiva de turno, como en su momento fue vital el que los padres de Wolfgang Amadeus decidieran que su hijo estaba preparado para tocar un piano a los cuatro años.
Pienso yo.
Entonces, estimado compañero ¿No es posible en una situación de emergencia subir a un entrenador pero sí es posible subir del tirón a seis de sus chavales en esa misma situación?
Montella se ha hecho cargo de la AS Roma y estaba jugando al fútbol hasta hace nada. Los resultados son pares a los que venía cosechando Ranieri que tiene más años que un dragón.
Hechiceros a mí.
Pues como Manolo Jiménez.
Que esto es fútbol no un trabajo de ingeniero industrial.
Jiménez subió al segundo equipo a 2ºB y a 2º e hizo una magnífica temporada en segunda