LOS QUE LLEGAN...
Coleando como aún lo hace el robo perpetrado por la maquinaria de más rancio abolengo (llevan haciéndolo décadas y continuarán haciéndolo siglos), nuestro Sevilla vuelve al incierto camino de la Liga, donde de verdad se juegan las papas para seguir estando en el segundo escalafón de "luchadoresporeltercerpuesto".
Me quedo con algunas cosas de las que he visto en los últimos partidos de nuestro equipo, cosas que nos llevaban faltando toda la temporada (tal vez viniese de antes), y que, ya veremos, pueden sentar una interesante base para la segunda vuelta del campeonato y para las próximas temporadas. Me quedo con un equipo que está volviendo a dar muestras de tener algo más que horchata por sangre; me quedo con jugadores que vuelven a estar convencidos de que, para ganar, no basta con una camiseta y un escudo, sino que la lucha es fundamental; me quedo con una afición que ha vuelto a tener ganas de llenar el Ramón Sánchez Pizjuán y de comerse con sus cánticos y sus gritos al rival.
Sin embargo, todo tiene un contrapunto, una serie de incógnitas que vienen precedidas de una muy mala planificación a nivel deportivo, que viene arrastrando desde hace años, de unas inversiones desastrosas a nivel económico y futbolístico, y de dudas sembradas por el inmovilismo de una secretaría técnica y un Consejo de Administración acomodados en éxitos que no garantizaban un futuro bien cubierto. Porque la "planificación deportiva de la temporada 2011" era excelsa y los deberes se habían hecho en verano, pero la realidad golpea en la cara del que más intenta abstraerse de ella.
Nos acostábamos ayer con la llegada de dos refuerzos bastante contrastados, Ivan Rakitic y Gary Medel, que se venían barruntando en los mentideros de las "gargantas profundas" (aquí hago mención al informador del caso Watergate, que no se me confunda con la película del mismo nombre, aunque de todo habrá entre estos visionarios) del entorno sevillista. Sin embargo, como todos los refuerzos, estos no dejan de ser una incógnita. A priori, y digo a priori, me encantan. Gary Medel es un perro de presa al que vimos merendarse al centro del campo de nuestra Selección Española Campeona del Mundo durante muchos minutos. Hizo un mundial muy bueno y es uno de los mediocentros con más proyección de Sudamérica. Sus labores destructoras y de presión no están reñidas con un orden táctico muy considerable y capacidad de llegada en segunda línea.
Rakitic es un futbolista que, también a priori, no habría podido pensar que pudiese recalar en un club del tamaño del Sevilla Fútbol Club. Es más uno de esos mirlos blancos que fichas con 18 años y después se te marcha al grande de turno. Llevaba sonando un tiempo para importantes clubes de la Premier e Italia y hace poco se desveló un supuesto interés del Atlético de Madrid, especialista en robarnos fichajes y hacerlos fracasar. Excelente trato de balón, gran visión de juego, muy buen golpeo a balón parado... El 10 que llevamos esperando desde que Tsartas se marchó. Pero insisto, a priori.
Todos sabemos que en fútbol 2+2 no son siempre 4, sino que también pueden ser 7 o 3. Tenemos muchos casos de jugadores que han llegado a nuestro club con vitola de "gran futbolista de proyección", "el mejor jugador joven de Sudamérica", "el nuevo Messi", y después han sido una filfa aspaventosa a un coste desorbitado. No soy de los que tira la piedra y esconde la mano, los casos tienen nombre y apellidos y no cabe lugar a la subjetividad: Konko, Acosta, Koné, Chevantón, Mosquera, Trecarichi, De Mul, Cigarini, el "antiguo" Romaric, Alexis, y un largo etcétera que componen una pléyade de pesadilla, fichados como jugadores de lustre que, al final, se convierten en paquetes de lastre.
Es el momento de que Monchi y su equipo demuestren que siguen sabiendo de fútbol, que todavía pueden reconstruir y remozar un proyecto en duda, que pueden recuperar el crédito dilapidado en sus últimos años de planificación deportiva, en la que los partidos y el título, los sacaban para adelante los de siempre, ninguno de los nuevos. También es el momento de que el míster, demuestre que tiene criterio, que sabe de qué va esto, de que tome decisiones, de que nos enseñe a todos que puede haber más opciones que el darle continuidad a una forma de jugar que fue, pero que ya no es, válida para sacar las castañas del fuego en el momento de la temporada donde la cosa se pone dura.
Es el momento de resurgir. Esperemos que los que han llegado aporten lo que saben y que las aguas vuelvan al cauce de la coherencia deportiva e institucional que ha sido nuestro santo y seña en los últimos 10 años.