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Autor Tema: La cultura del Sevilla Fútbol Club  (Leído 1477 veces)

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NODO SFC 1905

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La cultura del Sevilla Fútbol Club
« en: Octubre 05, 2010, 13:42 Horas »
Podría haber llamado a este artículo “la cultura de (del) club) o “cultura de empresa aplicada al Sevilla FC), no obstante he preferido referirme a un concepto que puede aglutinar o aunar voluntades y adhesiones más o menos sentimentales y también lógicas  más que ser motivo de discrepancias. No quiero ni es cuestión siquiera el revisar los orígenes del Sevilla FC más pienso que nunca está de más reforzar, si ello fuera posible, nuestro sentido identitario, común, solidario en lo sentimental y corporativo en lo empresarial, no en vano hoy en día el Sevilla es una sociedad mercantil y hay que compaginar –aunque tan difícil sea- las facetas emocionales con las meramente económicas.

Y este esfuerzo por apuntalar lo que me gusta denominar como “la cultura del Sevilla Fútbol Club” pasa por una tarea integradora de cuantas sensibilidades pudieran fraguar en la sociedad civil del Sevilla que componemos todos los sevillistas independientemente de nuestra condición social, económica, política o de cualquier otro signo y que precisamente por eso es de una suma vastedad, de una extensión tal que nadie que profese nuestro vínculo común de pasión por el Sevilla FC puede quedar excluido de ella en modo alguno.

Todos nos sentimos adheridos a una idea de Sevilla FC que cristaliza en algo tan simple como el orgullo de pertenecer a la familia de Nervión. Tan simple que lo único que “reclamamos” al Sevilla es que nos haga sentir orgullosos de pertenecer a él, de seguirlo apasionadamente, de quererlo. No le exigimos títulos, le exigimos que pelee por lo mejor que puede ofrecer en cada instante en todos sus ámbitos: gerencial, de profesionales del fútbol, etc. No le pedimos imposibles, le empujamos a que luche por ellos y que nos satisfaga presentando pelea y lo hacemos porque siempre hemos sido inconformistas como sello colectivo pese a los avatares sufridos por el club.

Hoy el intérprete, o debería serlo, de esa “cultura del Sevilla FC” es el consejo de Administración de la entidad encabezado por su presidente, y ciertamente existen algunas actuaciones que a mi juicio merecen otro planteamiento porque si no, se pierde la hilazón y se deteriora la estructura y el sentir común sobre los que se asienta dicha cultura.

Los sevillistas merecemos que quienes controlan y gestionan el club den lo mejor de sí mismos y para ellos debemos de exigirles que maniobren con la mayor diligencia, celeridad y eficacia que los tiempos demandan, esto es algo incontrovertible y que puede gustar o no, pero que no por alejarse del gusto dejará de ser una realidad.

Por ello, si desde el club se nos informa de que el Sevilla tiene un proyecto ejecutable u operativo (táctico) en lo deportivo a tres años vista y que por encima de él se superpone un proyecto estratégico a cinco años, deberíamos estar ciertamente tranquilos en tanto podamos visualizar los resultados de la política diseñada para lograr los objetivos declarados.

Sin embargo algo falla en la interpretación de “la cultura del Sevilla FC” cuando hoy podemos leer o escuchar de boca de nuestro presidente que “estábamos muriendo” (y que por ello se hacía necesaria la sustitución del ex entrenador Antonio Álvarez por Gregorio Manzano) así como que nuestro nuevo técnico “ha recuperado a Romaric”.

De la lectura de estas palabras alguien como yo sólo y exclusivamente puede deducir que el proyecto táctico u operativo y el estratégico cuyas coordenadas se mueven en trienios o lustros son sustituidos por una INNECESARIA perentoriedad, pues resulta obvio que Romaric no puede “ser recuperado para la causa” en 70 minutos y se nos hace patente que el proyecto estaba cogido con alfileres cuando a los diez partidos de competición se procede a sustituir al técnico por el que se había apostado.

Nos hallamos en una época convulsa para el Sevilla FC. No se me asuste nadie. Ha de serlo obligatoriamente para un club que después de haber nadado en la mediocridad se instala entre los más grandes de España (nuevamente) por un espacio que camina ya hacia la década y que durante ese tiempo se convierte en el cuarto mejor club español durante los últimos ocho años y muy cerca del tercero, se convierte en el mejor club de España en Copa en lo que va de siglo XXI cuando vamos hacia la undécima temporada copera de él y en uno de los clubes que ha destacado en Europa a pesar de que ahora estemos de capa un poco caída.

El crecimiento ha sido desmesurado, las líneas logísticas del Sevilla FC han debido de alargarse y servir en muchos frentes y eso produce tanto agotamiento como fisuras, pues con los mismos medios no se pueden abastecer las necesidades de una potencia en crecimiento, es algo que debemos de comprender y que se traslada a todas las facetas de la entidad, desde la deportiva hasta la organizativa como la gerencial (no en vano y a título de ejemplo, nuestro vicepresidente y director general José María Cruz cobra un papel preponderante en el seno del fútbol profesional español... al mismo tiempo que en el Sevilla perdemos sus servicios).

Por esto, que comprendamos las dificultades para un club de nuestras dimensiones no implica que ni señalemos nuestras deficiencias ni aportemos nuestro grano de arena para subsanarlas INDEPENDIENTEMENTE  de quien esté al frente del club. Y particularmente esta exigencia que debemos de mantener para con nuestro club pienso que debe de adoptar la forma de una segunda modernización del Sevilla a los ocho  años de haber propulsado la primera.

Evidentemente el Sevilla, como empresa, no ha dejado de crecer y de –en la medida más o menos de sus posiblidades- modernizarse, pero la necesidad de un nuevo impulso para seguir compitiendo entre los grandes se evidencia no como un parcheado de las fisuras y quebrantos que van apareciendo, sino como un cambio sustancial en diferentes políticas societarias y deportivas de la entidad que debe de encabezar con el vigor que le caracteriza el presidente.

Esa renovación ha de afectar a estructuras y ha de afectar a personas cuyo techo profesional está lejos de lo que un Sevilla moderno demanda, pues al igual que pasan entrenadores y jugadores o presidentes, también han de pasar empleados por más que su fidelidad y laboriosidad sean dignas de encomio.

A mí, “la cultura del Sevilla Fútbol Club”, ésa que no se aprende en la Universidad o para la que su sede más académica se encuentra en ese corazón del mundo que es el Ramón Sánchez Pizjuán, o que lentamente se introduce por cada poro de la piel y que circula por todas y cada una de nuestras venas desde la cuna o desde el momento mismo en que nuestro corazón vibra ante la sola expresión Sevilla Fútbol Club, me lleva a levantar humildemente mi voz y a pedirle a mi club serenidad ante lo perentorio; sapiencia ante la falta de algunos recursos; coraje para combatir en desigualdad de condiciones; ambición para navegar por las aguas más procelosas luchando por los más altos objetivos; e inteligencia para discriminar unos aplausos que en ocasiones –he dicho en ocasiones- son sibilinos de las voces que humildemente piden y sugieren el reforzamiento de esta cultura.

Presidente, tienes que programar y ejecutar la segunda modernización del Sevilla. Te lo diré con tus frases preferidas y que tanto éxito te han reportado: tienes que hacerlo sí o sí, y ayer mejor que mañana.

NODO SFC 1905

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Re: La cultura del Sevilla Fútbol Club
« Respuesta #1 en: Octubre 05, 2010, 15:56 Horas »
Podría haber llamado a este artículo “la cultura de (del) club) o “cultura de empresa aplicada al Sevilla FC), no obstante he preferido referirme a un concepto que puede aglutinar o aunar voluntades y adhesiones más o menos sentimentales y también lógicas  más que ser motivo de discrepancias. No quiero ni es cuestión siquiera el revisar los orígenes del Sevilla FC más pienso que nunca está de más reforzar, si ello fuera posible, nuestro sentido identitario, común, solidario en lo sentimental y corporativo en lo empresarial, no en vano hoy en día el Sevilla es una sociedad mercantil y hay que compaginar –aunque tan difícil sea- las facetas emocionales con las meramente económicas.

Y este esfuerzo por apuntalar lo que me gusta denominar como “la cultura del Sevilla Fútbol Club” pasa por una tarea integradora de cuantas sensibilidades pudieran fraguar en la sociedad civil del Sevilla que componemos todos los sevillistas independientemente de nuestra condición social, económica, política o de cualquier otro signo y que precisamente por eso es de una suma vastedad, de una extensión tal que nadie que profese nuestro vínculo común de pasión por el Sevilla FC puede quedar excluido de ella en modo alguno.

Todos nos sentimos adheridos a una idea de Sevilla FC que cristaliza en algo tan simple como el orgullo de pertenecer a la familia de Nervión. Tan simple que lo único que “reclamamos” al Sevilla es que nos haga sentir orgullosos de pertenecer a él, de seguirlo apasionadamente, de quererlo. No le exigimos títulos, le exigimos que pelee por lo mejor que puede ofrecer en cada instante en todos sus ámbitos: gerencial, de profesionales del fútbol, etc. No le pedimos imposibles, le empujamos a que luche por ellos y que nos satisfaga presentando pelea y lo hacemos porque siempre hemos sido inconformistas como sello colectivo pese a los avatares sufridos por el club.

Hoy el intérprete, o debería serlo, de esa “cultura del Sevilla FC” es el consejo de Administración de la entidad encabezado por su presidente, y ciertamente existen algunas actuaciones que a mi juicio merecen otro planteamiento porque si no, se pierde la hilazón y se deteriora la estructura y el sentir común sobre los que se asienta dicha cultura.

Los sevillistas merecemos que quienes controlan y gestionan el club den lo mejor de sí mismos y para ellos debemos de exigirles que maniobren con la mayor diligencia, celeridad y eficacia que los tiempos demandan, esto es algo incontrovertible y que puede gustar o no, pero que no por alejarse del gusto dejará de ser una realidad.

Por ello, si desde el club se nos informa de que el Sevilla tiene un proyecto ejecutable u operativo (táctico) en lo deportivo a tres años vista y que por encima de él se superpone un proyecto estratégico a cinco años, deberíamos estar ciertamente tranquilos en tanto podamos visualizar los resultados de la política diseñada para lograr los objetivos declarados.

Sin embargo algo falla en la interpretación de “la cultura del Sevilla FC” cuando hoy podemos leer o escuchar de boca de nuestro presidente que “estábamos muriendo” (y que por ello se hacía necesaria la sustitución del ex entrenador Antonio Álvarez por Gregorio Manzano) así como que nuestro nuevo técnico “ha recuperado a Romaric”.

De la lectura de estas palabras alguien como yo sólo y exclusivamente puede deducir que el proyecto táctico u operativo y el estratégico cuyas coordenadas se mueven en trienios o lustros son sustituidos por una INNECESARIA perentoriedad, pues resulta obvio que Romaric no puede “ser recuperado para la causa” en 70 minutos y se nos hace patente que el proyecto estaba cogido con alfileres cuando a los diez partidos de competición se procede a sustituir al técnico por el que se había apostado.


Nos hallamos en una época convulsa para el Sevilla FC. No se me asuste nadie. Ha de serlo obligatoriamente para un club que después de haber nadado en la mediocridad se instala entre los más grandes de España (nuevamente) por un espacio que camina ya hacia la década y que durante ese tiempo se convierte en el cuarto mejor club español durante los últimos ocho años y muy cerca del tercero, se convierte en el mejor club de España en Copa en lo que va de siglo XXI cuando vamos hacia la undécima temporada copera de él y en uno de los clubes que ha destacado en Europa a pesar de que ahora estemos de capa un poco caída.

El crecimiento ha sido desmesurado, las líneas logísticas del Sevilla FC han debido de alargarse y servir en muchos frentes y eso produce tanto agotamiento como fisuras, pues con los mismos medios no se pueden abastecer las necesidades de una potencia en crecimiento, es algo que debemos de comprender y que se traslada a todas las facetas de la entidad, desde la deportiva hasta la organizativa como la gerencial (no en vano y a título de ejemplo, nuestro vicepresidente y director general José María Cruz cobra un papel preponderante en el seno del fútbol profesional español... al mismo tiempo que en el Sevilla perdemos sus servicios).

Por esto, que comprendamos las dificultades para un club de nuestras dimensiones no implica que ni señalemos nuestras deficiencias ni aportemos nuestro grano de arena para subsanarlas INDEPENDIENTEMENTE  de quien esté al frente del club. Y particularmente esta exigencia que debemos de mantener para con nuestro club pienso que debe de adoptar la forma de una segunda modernización del Sevilla a los ocho  años de haber propulsado la primera.

Evidentemente el Sevilla, como empresa, no ha dejado de crecer y de –en la medida más o menos de sus posiblidades- modernizarse, pero la necesidad de un nuevo impulso para seguir compitiendo entre los grandes se evidencia no como un parcheado de las fisuras y quebrantos que van apareciendo, sino como un cambio sustancial en diferentes políticas societarias y deportivas de la entidad que debe de encabezar con el vigor que le caracteriza el presidente.

Esa renovación ha de afectar a estructuras y ha de afectar a personas cuyo techo profesional está lejos de lo que un Sevilla moderno demanda, pues al igual que pasan entrenadores y jugadores o presidentes, también han de pasar empleados por más que su fidelidad y laboriosidad sean dignas de encomio.

A mí, “la cultura del Sevilla Fútbol Club”, ésa que no se aprende en la Universidad o para la que su sede más académica se encuentra en ese corazón del mundo que es el Ramón Sánchez Pizjuán, o que lentamente se introduce por cada poro de la piel y que circula por todas y cada una de nuestras venas desde la cuna o desde el momento mismo en que nuestro corazón vibra ante la sola expresión Sevilla Fútbol Club, me lleva a levantar humildemente mi voz y a pedirle a mi club serenidad ante lo perentorio; sapiencia ante la falta de algunos recursos; coraje para combatir en desigualdad de condiciones; ambición para navegar por las aguas más procelosas luchando por los más altos objetivos; e inteligencia para discriminar unos aplausos que en ocasiones –he dicho en ocasiones- son sibilinos de las voces que humildemente piden y sugieren el reforzamiento de esta cultura.

Presidente, tienes que programar y ejecutar la segunda modernización del Sevilla. Te lo diré con tus frases preferidas y que tanto éxito te han reportado: tienes que hacerlo sí o sí, y ayer mejor que mañana.





Tras esto, presidente, o simultáneamente a mi escrito, aparece en la web oficial: http://sevillafc.es/_www/actualidad.php?op=not&id=18725

Martes, 5 de octubre de 2010

Tras el acto, los compañeros de la prensa que han acudido para cubrir la entrega de premios, han estado unos minutos con José María del Nido para tratar algunos temas de actualidad el club. Para el presidente sevillista, "el parón viene ahora bien, pese al buen momento en el que se encontraba el equipo. Manzano acaba de llegar y así tiene más tiempo para inculcar sus conceptos. Están previstos entrenamientos mañana y tarde para trabajar también la táctica. Me consta que algunas cosas ya las están asimilando los jugadores. Hemos visto la situación del equipo en el campo, el planteamiento, la alineación que nadie se esperaba...lya se ha dejado ver la mano de Gregorio Manzano, en poca medida aún, porque es pronto, pero el toque lo ha dado".

Las preguntas hen venido dadas por la internvención ayer del presidente en la tertulia de Palabra de Fútbol. Dijo en SFC Radio que el Sevilla se estaba muriendo poco a poco y que era necesario un cambio, algo que hoy publican todos los periódicos. "Es una expresión coloquial durante la tertulia. El cambio se produjo cuando se entendía desde la casa que era necesario. No quiero desdeñar con eso el trabajo del anterior entrenador, que intentó hacerlo lo mejor posible. Le deseo muchos triunfos", comentó Del Nido, al que también le preguntaron por otras declaraciones suyas ayer en Palabra de Fútbol, en las que opinaba que era bueno que el entrenador viese que no siempre tienen que jugar los Zokora, Escudé... "Igual que antes. Hice una relfexión en voz alta desde el punto de vista futbolístico. Entiendo que si hay 25 jugadores de un nivel parejo, no hay que agotar a algunos jugadores. Pero la alineación la hace el entrenador y fue un comentario más de aficionado que de presidente".




La cultura del Sevilla FC, presidente, nuestra cultura, nos exige a todos pero a usted en mayor medida que a nosotros.

Se lo decía arriba: "me lleva a levantar humildemente mi voz y a pedirle a mi club serenidad ante lo perentorio".

Cultura, presidente, sumérjase en ella con placidez y conviértase en el torbellino que -afortunadamente- ayer y hoy ha sido y siga siéndolo todos los días.

Pero presidente, tengo una duda, me asalta una terrible duda.

En el club, en el seno del Sevilla FC ¿ha existido antes del acto mediático de hoy -u ayer- una sola voz que le haya dicho: "presidente, esas palabras de que "nos estábamos muriendo" no eran las más idóneas? ¿O ha rectificado usted viendo los titulares de TODA la prensa de hoy así como las preguntas que le han formulado?

Si la respuesta a la primera pregunta, presidente, es negativa, tendré que incidir en mensajes y artículos como el que abre este hilo.

Si la respuesta es positiva, me alegraré mucho presidente, aunque reconozco tener una idea formada respecto a lo que usted me respondería a esa pregunta.


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Re: La cultura del Sevilla Fútbol Club
« Respuesta #2 en: Octubre 05, 2010, 15:59 Horas »
Se puede escuchar esa "entrevista" en algún sitio.

 


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