No basta con la ilusión

[Infantedemarina]

 

El éxito de una empresa, el éxito para lograr un objetivo, el éxito en una competición, no depende de la casualidad o de u golpe de fortuna. El éxito es el fruto de un trabajo bien hecho, de un esfuerzo continuado, de una buena planificación, del acierto en la toma de decisiones.

Nunca en una competición en la que participan tantos equipos como la Copa del Rey, el éxito, el triunfo, puede depender de la suerte, la fortuna, o la casualidad.
 
La Copa del Rey, siempre termina en manos del equipo que más méritos ha hecho para conseguirla, del equipo que mejor ha planificado su temporada, del equipo que mejor ha trabajado con el grupo humano que lo forma, desde los subalternos, administrativos, y técnicos, hasta los responsables de la preparación deportiva, equipo médico, entrenadores, futbolistas, y Junta directiva.

El partido de anoche, ha sido para el equipo, como el final de un fracaso anunciado. Ha sido como el esfuerzo de un náufrago que nadando contra la corriente termina por ahogarse a dos o tres brazadas de la orilla.

Anoche, preferí salirme en el descanso, y marcharme del estadio, antes de seguir sufriendo al  ver como los acontecimientos ponen a cada uno en el sitio que le corresponde, antes de seguir pasando frio en una noche sin futuro por los dos goles iniciales del Atlético de Madrid, y desangelada por la lluvia que me caía sobre la cabeza y me chorreaba por la cara, mezclada con las gotas saladas de la lágrimas de impotencia que rodaban por mis mejillas, mientras el responsable de todo lo que en estos últimos años nos está ocurriendo, el Presidente, que  sigue tocando la flauta como un encantador de serpientes, haciéndonos creer lo increíble, haciéndonos pensar en la ilusión de otra copa con la que tapar sus vergüenzas.

Estoy viendo jugar al Sevilla, desde hace más de 65 años, y este año, me he perdido más  de cinco partidos. No me es posible ir al futbol a una horas intempestivas, con frio con lluvia, con el riesgo de coger una pulmonía, la posibilidad de sufrir un infarto, y la seguridad de ver lo que estamos viendo, partido si y partido también, un equipo roto, sin norte sin objetivos, sin defensa y sin delanteros para competir

Al Atlético de Madrid le debemos, que nos pusiera en el lugar que merecemos estar, que nos quitara la ilusión de una utopía inalcanzable, que pusiera sordina a la flauta del Presidente, que dejáramos de ser unos ilusos.


Al menos por eso, le doy las gracias al Atlético de Madrid, que traía en su juego una de las señas de identidad que siempre ha tenido el Sevilla, la lucha y la perseverancia en el esfuerzo, que le ha inculcado su entrenador, Simeone, una de nuestras antiguas glorias deportivas.