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#Alavés vs. S.F.C.
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En el último minutoSuenan las llaves. La noche es oscura en una Sevilla en primavera aún con vestido otoñal. Se abre la puerta y muy despacio vuelve a cerrarse. Sin apenas hacer ruido. Ya es otro día. Uno más. Madrugada de domingo silenciosa, estrellada, fresca, oscura, melancólica y triste. Mágica también. Es hora de descansar. De dormir. De relajamiento y distensión. No es fácil congeniar el sueño. Una vuelta, dos y otra más sobre la cama a compás del tic-tac de un moderno e inexorable reloj que marca el tiempo en su inflexible cuenta hacía adelanteEn mente, el partido que acaba de disputarse en el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Hace un rato que ha jugado el Sevilla FC. Todavía suena y se siente Nervión. La piel aún conserva el calor del rescoldo de tanta gratitud. También hay nervios. Cosquilleo. Para que negarloSe echa el telón a una temporada muy gris en la que la mediocridad cubre con su manto los resultados cosechados en la misma. Y esta noche, la última noche, la que el tiempo ha querido que sea, da igual en presencia que en esencia, ha jugado con el número uno en la espalda, defendiendo la portería del Sevilla FC, Andrés Palop CerveraQuien en Castellón creció, en Valencia se curtió y en Sevilla se encumbró, esta noche ha encajado un gol tardío, postrero e inesperado por una sinrazón hoy cómplice del corazón. Gol inapelable en su ejecución, inevitable, logrado no con virulencia sino todo lo contrario, ha sido de forma suave, con sutileza, de bellísima factura, con precisión, un gol trascendente, definitivo, demoledor, encajado con dolor, con rabia, tristeza, con resignación, con impotencia, con añoranza, un gol de frío sentir que deja heridos a numerosos sentimientos que encerrados en la soledad de su silencio se abren paso entre la emociónHoy no ha podido. Era imparable. Imposible detenerlo. Ni tan siquiera rechazarloSe jugaba el último minutoUn gol llamado tiempoUn gol que no se celebra ni sube al marcadorUn gol que no recibe abrazos, que no conoce golpes en el pecho, que no es motivo de volteretas, bailecitos, ni dedicación, ni escribe titulares, ni es portada en prensa ni repiten en televisiónUn gol sin balón marcado a puerta vacía por la vidaUn gol sin sed de victoria que besa las mallas del recuerdo y que levanta los brazos, cerrando los puños, para fundir Gelsenkirchen con emoción, Eindhoven con ilusión, Mónaco con sensación, Donetsk con corazón, Madrid con pasión, Glasgow con campeón y Sevilla con NerviónAndrés Palop Cervera, nombre escrito con letras de oro en el capítulo más loado de la Historia del Sevilla FC y grabado en el corazón de todo el sevillismo con el cincel de la gratitud, el respeto y la admiración al mejor portero que jamás vió la ciudad de SevillaEs tarde. Es hora de cerrar los ojos mientras la noche reúne al silencio y a la oscuridad para intentar soñar con el recuerdo acomodando a la emoción en el regazo de la memoriaGracias Palop Gracias Don Andrés Palop