Ramón era un monstruo en juveniles y se salía en el SAT. Debutó en el primer equipo del Sevilla pero no tuvo continuidad y salió cedido al Recre. Allí explotó con una primera vuelta excepcional (11 goles o así) y luego se vino abajo (una tendencia en su carrera). Cuando volvió al Sevilla, más de lo mismo, explota con Wallace, metiendo 14 ó 15 goles en la primera vuelta (golazos, además) y sólo uno o dos en la segunda. Dicen que se dosificaba poco, por su enorme generosidad.
Luego llegó la tuberculosis, el bajón, lo cambiaron de posición (no era mal centrocampista) y lo traspasaron al Depor, aunque tuvo una gravísima lesión antes. Lendoiro, sin embargo, mantuvo su palabra y le respetó el contrato.
Yo lo recuerdo como un futbolista completísimo, tanto física como técnicamente, pero muy raro, muy irregular. Tenía velocidad, iba muy bien por alto, era uno de los jugadores que mejor he visto empalmar el balón... Cuentan que al principio, con Wallace, en los entrenamientos lo metía desde todos lados. Y luego no daba ni una, hasta el punto que el escocés, que tenía su guasa, le dejó sus gafas.