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Autor Tema: Hablemos de HISTORIAS CURIOSAS  (Leído 59834 veces)

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Desconectado lupersan

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Re: HABLEMOS DE HISTORIAS KURIOSAS
« Respuesta #120 en: Abril 22, 2011, 03:47 Horas »
http://www.cinetube.es/documentales/serie-documental/ver-documental-apocalipsis-la-segunda-guerra-mundial.html

Que hariais sin mi  ::)

Magnífica la serie, imágenes impresionantes de bastantes implicados en la II Guerra Mundial. Me he quedado con las ganas de que fueran más capítulos :(

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Re: HABLEMOS DE HISTORIAS KURIOSAS
« Respuesta #121 en: Junio 07, 2011, 08:33 Horas »
Tal dia como hoy hace un chorro de años ...

http://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_de_Tordesillas

Que lo disfruteis

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Re: HABLEMOS DE HISTORIAS CURIOSAS
« Respuesta #122 en: Agosto 14, 2011, 19:34 Horas »


Niels Harrit: World Trade Center fue demolida con explosivos


El derrumbe de los tres rascacielos del World Trade Center fue una obra maestra de la demolición controlada / Ésta es la conclusión a la que llegan el doctor Niels Harrit y otros nueve científicos en el artículo "Material Termítico descubierto en los restos del World Trade Center"



http://www.urgente24.com/noticias/val/12632/richard-clarke-denuncia-que-la-cia-encubrio-el-atentado-al-wtc.html

Richard Clarke denuncia que la CIA encubrió el atentado al WTC

Richard Clarke, miembro del Consejo Nacional de Seguridad, ex zar contra el terrorismo y asesor del presidente en esa materia, sostiene que la CIA estaba en conocimiento de dos de los terroristas acusados de atacar el WTC el 11 de septiembre de 2001 y no hizo nada para detenerlos. Además, asegura que el entonces presidente de USA, George Bush, rechazó los informes que le enviaba sobre Al Qaeda.


A casi 10 años del ataques de las Torres Gemelas queda cada vez más claro que la versión oficial del atentado es un enorme montaje, con numerosas inconsistencias que revelan que autoridades dentro del gobierno de USA encubrieron lo sucedido ese trágico 11 de septiembre.

Una de las personas que mayor información tiene al respecto es Richard Clarke, miembro del Consejo Nacional de Seguridad, ex zar contra el terrorismo y asesor del presidente en esa materia. Clarke sirvió bajo los gobiernos de Reagan, George H. W. Bush Sr., Bill Clinton y George Bush Jr y dejó la administración de este último en 2003.

En un documental que será estrenado el 11 de septiembre, al cual ha tenido acceso The Daily Beast-Newsweek, Clarke acusa a la CIA y a su entonces director y amigo, George Tenet, de encubrir a los terroristas que secuestraron los aviones con los que se perpetró el atentado.

Anteriormente ya se había dado a conocer por parte de Newsweek, citando fuentes al interior de las agencias de inteligencia, que la CIA sabía que dos terroristas de Al-Qaeda, Nawaf al-Hazmi y Khalid al-Mihdhar, habían entrado a Estados Unidos días después de asistir a una cumbre de Al-Qaeda en Malasia. La CIA negligentemente —un eufemismo para decir conspiratoriamente— no comunicó esta información al FBI ni otras dependencias del gobierno de Estados Unidos.

Clarke señala que esto sucedió debido a que la CIA había estado intentando reclutar a estos terroristas que vivían en California usando sus propios nombres.

“He pensado mucho sobre esto y creo que fue una decisión de alto nivel dentro de la CIA, ordenando que no se compartiera esa información. Creo que tuvo que haberse hecho por el director”, dice Clarke en el documental y agrega que Tenet no lo admitiría “aunque se le torturara”.

La CIA ha emitido una declaración al respecto: “Richard Clarke fue un apto funcionario público que sirvió a su país por muchos años, pero sus últimos comentarios sobre lo que siguió al 9/11 están profundamente equivocados”.

Richard Clarke dijo que de haber tenido esa información se hubiera podido fácilmente aprehender a los terroristas. “No hay duda en mi mente, aunque quedara una semana. Estaban usando tarjetas de crédito con sus propios nombres. Se estaban quedando en el Charles Hotel en Harvard Square, ¡porDdios!. Esos tipos hubieran sido arrestados en 24 horas”.

En una ocasión anterior Clarke reveló que un día después de los ataques del 9-11 el presidente Bush insistentemente le pidió que encontrara evidencia que vinculara a Saddam Hussein con el atentado.

El 6 de agosto del 2001 Clarke había dado a conocer información de inteligencia sobre la amenaza de Al-Qaeda al presidente Bush, pero este le dijo que no quería seguir siendo informado sobre el tema. Jamie Gorelick, el único miembro de la Comisión Warren del 9-11 que leyó el brief diario del presidente, dijo que los documentos “hubieran incendiado tu cabello” y que las advertencias de la inteligencia ameritaban un nivel máximo de alarma meses antes del 9-11.

Las declaraciones de Clarke implican que la CIA no reveló la información que tenía sobre los terroristas que luego perpetraron los ataques del 9-11 porque estos terroristas eran sus agentes o estaban siendo usados de alguna manera para que realizaran los ataques. De otra manera no se explica por qué se les permitió estar en USA 1 año y 9 meses sin ser detenidos o sin que se monitorearan sus planes. Se puede hablar de la más grande negligencia de la historia, pero viniendo de una agencia como la CIA eso sería simplemente ingenuo.

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La Batalla de Kleidion
« Respuesta #123 en: Agosto 27, 2011, 22:57 Horas »
Lo he cogido de este blog:

http://antcastillog.blogspot.com/

Al llegar la clase de historia, Don Andrés, mi maestro, solía poner su silla delante de la pizarra y nos narraba los pasajes históricos como si de cuentos se tratasen.
En cierta ocasión nos Habló de Basilio II "Bulgaróctono", (Basilio II “mata-búlgaros”) y de la Batalla de Kleidion. Aquella narración me horrorizó hasta tal punto, que aun hoy día me estremezco al imaginar la dantesca escena que debió presenciar Samuel de Bulgaria, cuando recibió a su vencido ejército.
La Batalla de Kleidion tuvo lugar el 29 de julio de 1014 entre el Imperio búlgaro y el Imperio bizantino.
Durante la batalla, los búlgaros, presentaron una fuerte resistencia, causando numerosas bajas en las fuerzas bizantinas, llegando incluso a matar al general Teofilacto Botaniates, favorito de Basilio II. Pero al final fueron vencidos y 15.000 soldados búlgaros cayeron en manos bizantinas.
La venganza del Emperador Basilio II, fue terrible. Dividió a los prisioneros en grupos de 100, cegando a 99 hombres en cada grupo y dejando a un hombre en cada uno con un ojo para que pudiera guiar a los otros. Después de esto envió, a los 15.000 soldados ciegos, de regreso a Bulgaria guiados por sus compañeros tuertos.
Cuando Samuel de Bulgaria, vio llegar a su ejercito vencido y ciego, la escena le afectó tan fuertemente que sufrió un ataque cardiaco, muriendo dos días después, el 15 de octubre de 1014.

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Re: HABLEMOS DE HISTORIAS KURIOSAS
« Respuesta #124 en: Agosto 27, 2011, 23:07 Horas »
Lo he cogido de este blog:

http://antcastillog.blogspot.com/

Al llegar la clase de historia, Don Andrés, mi maestro, solía poner su silla delante de la pizarra y nos narraba los pasajes históricos como si de cuentos se tratasen.
En cierta ocasión nos Habló de Basilio II "Bulgaróctono", (Basilio II “mata-búlgaros”) y de la Batalla de Kleidion. Aquella narración me horrorizó hasta tal punto, que aun hoy día me estremezco al imaginar la dantesca escena que debió presenciar Samuel de Bulgaria, cuando recibió a su vencido ejército.
La Batalla de Kleidion tuvo lugar el 29 de julio de 1014 entre el Imperio búlgaro y el Imperio bizantino.
Durante la batalla, los búlgaros, presentaron una fuerte resistencia, causando numerosas bajas en las fuerzas bizantinas, llegando incluso a matar al general Teofilacto Botaniates, favorito de Basilio II. Pero al final fueron vencidos y 15.000 soldados búlgaros cayeron en manos bizantinas.
La venganza del Emperador Basilio II, fue terrible. Dividió a los prisioneros en grupos de 100, cegando a 99 hombres en cada grupo y dejando a un hombre en cada uno con un ojo para que pudiera guiar a los otros. Después de esto envió, a los 15.000 soldados ciegos, de regreso a Bulgaria guiados por sus compañeros tuertos.
Cuando Samuel de Bulgaria, vio llegar a su ejercito vencido y ciego, la escena le afectó tan fuertemente que sufrió un ataque cardiaco, muriendo dos días después, el 15 de octubre de 1014.


Mola!!! ;D

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Re: Jasper Maskelyne, el mago que venció a Rommel
« Respuesta #125 en: Septiembre 02, 2011, 19:49 Horas »
Jasper Maskelyne, el mago que venció a Rommel


La Segunda Guerra Mundial es conocida por el ser conflicto bélico en el que se lanzaron las bombas de Hiroshima y Nagasaki, se lanzaron al campo de batalla los carros de combate y tanques, se utilizaron los primeros misiles o se desarrollaron auténticas maravillas de la aeronáutica. Sin embargo, hay algunas historias sobre este conflicto con no son nada conocidas y fueron encarnadas por héroes que, con mucho ingenio, hicieron cosas verdaderamente extraordinarias. Entre todos estos héroes hay uno que contribuyó enormemente a la victoria aliada en el desierto ,propiciando la victoria del General Montgomery en El Alamein, un mago e ilusionista que con su “embrujo” fue capaz de hacer desaparecer el puerto de Alejandría. Hoy vamos a conocer la historia de Jasper Maskelyne, el mago que venció al temido Afrika Korps.

Jasper Maskelyne (1902-1973) fue un mago e ilusionista británico que descendía de una familia que tenía una larga tradición en este arte puesto que su abuelo era John Nevil Maskelyne, fundador del Círculo Mágico e inventor de la ilusión de la levitación horizontal. Jasper Maskelyne era bastante conocido en los teatros londinenses pero, al estallar la guerra y comenzar los bombardeos alemanes de Londres en 1941, básicamente, no quedaba lugar en el que actuar, así que decidió alistarse en el ejército. Al principio fue rechazado por su edad, dado que no tenía experiencia militar previa, pero gracias a su tenacidad fue destinado al Real Cuerpo de Ingenieros.

Dentro del cuerpo de ingenieros, al principio, fue destinado a tareas básicas pero Jasper estaba convencido de que su experiencia como mago podía ser muy útil y podría utilizarse como una ventaja en el campo de batalla. Al ser mago, básicamente, sus superiores le tenían para entretener a la tropa pero él estaba dispuesto a demostrar que podía hacer algo mucho mejor. Mediante unos espejos, unos globos y un señuelo le demostró a sus superiores que podía crear una ilusión óptica que dejase paralizado al Estado Mayor y, bueno, así lo hizo porque fue capaz de hacer creer que un acorazado alemán, el Graf Spee (que estaba hundido) estaba remontando el río Támesis.

Denme libertad y no habrá límites para los efectos que puedo crear en el campo de batalla. Puedo crear cañones donde no los hay y hacer que disparos fantasmas crucen el mar. Puedo colocar un ejército entero en el terreno si eso es lo que quiere, o aviones invisibles, incluso puedo proyectar en el cielo una imagen de Hitler sentado en el wáter a miles de pies de altura



Jasper fue trasladado a la sección de camuflaje del Cuerpo de Ingenieros en África, concretamente a Egipto, y en un principio se le destinó a una unidad menor, el servicio de camuflaje (que se dedicaba a esconder nidos de ametralladora) y a entretener a la tropa con sus trucos de magia. Poco después, el general Archibald Wavell fundó la A Force, un grupo de Inteligencia cuya misión era el contraespionaje y las acciones para confundir a las tropas enemigas, a la que Jasper logra incorporarse tras insistirle mucho al general.

Jasper logró formar un “equipo especial” de soldados que eran tan “poco militares” como él mismo: carpinteros, un restaurador de muebles, pintores, electricistas, dibujantes, químicos, vidrieros, ceramistas, un arquitecto, un escenógrafo de teatro, un ingeniero y así hasta 14 hombres que son puestos a sus órdenes y reciben el nombre de Cuerpo Especial de Camuflaje aunque serían conocidos como la Magic Gang.

Su primer gran éxito consistió en camuflar 200 carros de combate para que pasasen desapercibidos en el desierto y ningún avión de reconocimiento pudiese avistarlos. Para ello decidió pintar los carros del color de las arenas del desierto pero, como no había pintura, fabricaron una a base de salsa worcester y estiércol de camello secado al sol. Además, para que las columnas de tanques pudiesen moverse sin llamar demasiado la atención, la Magic Gang inventó el llamado escudo solar para tanques, una especie de carcasa de amera y lona que, montada sobre el tanque, le daba el aspecto de un camión y, gracias a unos rastrillos especiales, borraban las huellas de las cadenas de los tanques y dejaban el rastro de una rueda.



Uno de los grandes problemas que tenían los británicos era asegurar su cadena de suministros, es decir, el Canal de Suez y el puerto de Alejandría que, prácticamente cada noche, eran presas de los bombardeos de la aviación alemana. El puerto de Alejandría tenía unos depósitos de combustible que eran vitales para los tanques de Montgomery y había que protegerlos a toda costa. El general Archibald le dijo a Jasper lo siguiente:

Necesitamos una solución. No podemos hacer desaparecer la ciudad

Jasper Maskelyne reaccionó rápidamente y respondería a su superior con una frase que lo dejaría atónito y que daría pie a una de las ilusiones más audaces de la historia:

Cierto. No podemos hacerla desaparecer. Pero quizá… quizá podamos cambiarla de sitio

La respuesta fascinó al Estado Mayor que ofeció a Jasper un contingente de 500 soldados a sus órdenes para llevar a cabo la misión pero el mago prefirió seguir con su equipo. ¿Cambiar una ciudad de sitio? La idea de Jasper era crear una falsa ciudad de Alejandría que, desde el aire, pasara por la ciudad original, confundiese a los pilotos y, por tanto, provocase que fuese bombardeada, dejando el vital puerto de la ciudad totalmente a salvo.

Esta falsa ciudad se emplazó a 3 millas de la Alejandría real, cerca también de la había, y colocaron todos elementos que harían que, desde el aire, pareciese la ciudad: un faro, edificios, puestos de observación, un falso polvorín, falsos depósitos de combustible y un falso oleoducto realizado con bidones de gasolina vacíos. Además, este puerto también estaba defendido por unos falsos cañones antiaéreos que darían mayor credibilidad al escenario. Además del escenario, Jasper contaba con dos factores más: por un lado, en el momento que se avistasen los aviones enemigos, la ciudad de Alejandría se apagaría por completo y la falsa se encendería y, dado que la aviación alemana solía atacar en oleadas desde bases distintas, la Magic Gang instaló fuegos artificiales para simular un bombardeo inicial de una falsa escuadrilla alemana, atrayendo la atención de los pilotos alemanes y arrastrándoles al engaño.

La ilusión funcionó a la perfección y, durante varios días, las fuerzas aéreas alemanas estuvieron bombardeando este decorado pensando que estaban destruyendo el puerto de suministros de los británicos, es decir, el puerto de Alejandría. Durante gran parte de la guerra el general Rommel creyó que sus aviones habían destruido Alejandría y nunca comprender cómo habían podido reconstruir la ciudad tan rápidamente.



Pero la línea de suministro británica dependía también del canal de Suez, por el que pasaban los barcos británicos, así que también había que defenderlo. Jasper sabía que los pilotos se guiaban además de por sus instrumentos mediante puntos de referencia espaciales, así que pensó en un método para derribar aviones sin necesidad de disparar un cañón antiaéreo. La Magic Gang empleó los cañones de luz que se usaban para iluminar el cielo (y apuntar mejor los cañones) y los armó de espejos estroboscópicos giratorios que creaban una auténtica tormenta de luz de varias millas de ancho y que deslumbraría a cualquier piloto, impidiéndole maniobrar y, en el peor de los casos, haciéndole que se estrellase. El sistema fue otro gran éxito para Maskelyne y mantuvo a salvo el canal, si bien los detalles concretos del denominado “Torbellino de luces” o “Manto Negro” siguen siendo material clasificado y no se espera que sean desclasificados hasta el año 2.046.

La misión más crítica llegó a la Magic Gang en un momento crucial de la guerra en el desierto. Los Alemanes se habían hecho con Tobruk y una gran reserva de combustible, por lo estaban cerca de lanzar una gran ofensiva contra los británicos, la batalla del Alamein se estaba fraguando. A Maskelyne se le encomendó la Operación Bertram, es decir, la creación de una distracción que hiciese creer a Rommel que los británicos atacarían por el sur (cuando realmente lo harían por el norte), forzando a que Rommel trasladase a su retaguardia las tropas de vanguardia.

Maskelyne y su equipo crearon una gigantesca ilusión: un falso ejército que iría acompañado de tanques falsos, barracones, depósitos de agua e, incluso, una vía de tren y un oleoducto totalmente falsos. Los falsos tanques de este ejército eran hinchables y, desde el aire, aparentaban ser un tanque de verdad. Además, para reforzar el engaño, la Magic Bang comenzó a emitir transmisiones de radio falsas en las que se incluía un falso fondo que parecía ser el bullicio de un campamento militar repleto de soldados. El plan funcionó a la perfección y los alemanes desplazaron a sus tropas hacia el sur y, cuando se dieron cuenta del engaño, fue demasiado tarde y los británicos estaban ya atacando por el norte. Curiosamente, esta técnica también se emplearía para engañar a los Alemanes durante el Desembarco de Normandía.



Después de la Batalla del Alamein, la Magic Gang fue disuelta y sus miembros fueron dispersados en distintos destinos. Jasper Maskelyne siguió trabajando en sus ilusiones hasta finalizar la guerra pero ya en pequeños encargos (camuflajes para tanques, minas camufladas, etc). Ningún miembro del equipo de Maskelyne, ni el propio Jasper, jamás fue condecorado por su contribución a la victoria en El Alamein y, tras finalizar la guerra, regresó a Inglaterra.



Volvió a un país donde la magia ya no interesaba y cada vez tenía menos aficionados, así que decidió emigrar a Kenia donde fundaría una autoescuela que sería su ocupación hasta su muerte en 1973. Aunque escribió una autobiografía, Magic: Top secret, en 1949 que se tachó de exagerada, nunca se ha tenido la ocasión de verificar lo que comentaba en su libro puesto la gran mayoría de expedientes relacionados con Maskelyne siguen siendo material clasificado.

Una historia fascinante la de Jasper Maskelyne y la Magic Gang y de cómo un pequeño grupo de hombres con mucho ingenio y mucha imaginación fueron capaces de engañar a uno de los grandes estrategas militares del siglo XX, Erwin Rommel. Unos genios de los efectos especiales.


http://alt1040.com/2011/09/jasper-maskelyne-el-mago-que-vencio-a-rommel

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Re: Morris Childs, el espía más grande de la Guerra Fría
« Respuesta #126 en: Diciembre 10, 2011, 13:14 Horas »
Morris Childs, el espía más grande de la Guerra Fría


1977. Un avión comercial despega de Moscú con rumbo a occidente. Entre el pasaje viaja un matrimonio de cierta edad y aspecto convencional: son Morris Childs y su esposa Eva. Nadie más en el avión podría sospecharlo, pero durante las últimas décadas han actuado como agentes de la inteligencia norteamericana, obteniendo valiosa información del Kremlin y transmitiéndola directamente a Washington. En cada uno de sus numerosísimos viajes a Rusia se han jugado literalmente la vida: si los soviéticos hubiesen sospechado los Childs eran espías, el matrimonio hubiese terminado ante el paredón. Como les había ocurrido años atrás a otro matrimonio, los Rosenberg, que fueron ejecutados en la silla eléctrica cuando el gobierno norteamericano descubrió que estaban pasando información secreta al gobierno soviético. La profesión de espía es muy arriesgada durante la Guerra Fría: ninguno de los dos bandos perdona a los agentes dobles. Cuando el avión despega, Morris y Eva se cogen de la mano con alivio: una vez más, han salido indemnes y regresan sanos y salvos a casa. Es su septuagésimo séptima misión con éxito en la URSS.

Pero el avión aún no ha abandonado territorio soviético cuando, sin previo aviso, se ladea y efectúa un giro extraño: parece una maniobra para que el vuelo ponga de nuevo rumbo hacia Moscú. Los pasajeros, lógicamente, están preocupados y comienzan a interrogar a las azafatas: ¿hay algún problema técnico? ¿Ha surgido una avería? La tripulación del avión responde que no, que no hay ninguna avería. Y entonces —siguen preguntando los pasajeros— ¿por qué ha dado media vuelta el aparato? Las azafatas no saben qué responder. Para tranquilizar a la gente, el piloto anuncia a través de la megafonía de la cabina que efectivamente no hay avería ninguna, que el avión está regresando a Moscú porque así lo han exigido las más altas autoridades… y que dichas autoridades no han dado más explicaciones. El avión tiene que dar la vuelta y ha de volver a tomar tierra en Moscú porque así ha sido ordenado “desde arriba”. Eso es todo.

Morris y Eva Childs intercambian una mirada de terror; sólo ellos pueden imaginar por qué se está obligando a regresar el aparato. Sólo ellos saben que son el motivo de que el avión dé media vuelta. Sólo ellos saben que son espías, y que no puede haber más que una explicación para semejante maniobra: los rusos les han descubierto. Vuelven a agarrarse de la mano, esta vez con más fuerza, mientras el avión enfila el morro hacia Moscú.

El Partido Comunista de los Estados Unidos de América
Morris Childs nació en 1902 con el nombre de Moisés Chilovski, en el seno de una familia judía de lo que todavía era el Imperio Ruso, y allí en Rusia vivió sus primeros años. Josef Chilokvsi, el padre de familia, era un activo opositor al régimen de Nicolás II, bajo el cual una gran parte de la población del imperio vivía en condiciones de miseria, sufriendo además la dura opresión política de la policía zarista. Josef Chilovski ctuaba en un grupo político subversivo y estuvo implicado en la fallida revolución de 1905, tras la cual fue detenido y enviado a una cárcel de Siberia. Milagrosamente, consiguió escapar de su encierro, embarcando para atravesar el Mar Negro, y huyó a los Estados Unidos. Se estableció en Chicago y estuvo desempeñando empleos modestos hasta que pudo juntar suficiente dinero como para que su esposa y sus hijos se reuniesen con él. En 1911, el resto de la familia Chilovski viajó a América a bordo de uno de los muchos barcos que llegaban repletos de inmigrantes europeos. Una vez reunida toda la familia, “americanizaron” sus nombres y apellidos, adoptando el apellido Childs. Morris, el protagonista de esta historia, tenía nueve años por entonces.


Morris Childs, uno de los espías más importantes del siglo XX.

Cuando Morris y su hermano pequeño Jack eran todavía adolescentes, el estallido de la Revolución comunista de 1917 causó una oleada de alegría y esperanza en su hogar. Sus padres seguían cada noticia que llegaba desde Rusia con ansiedad, suspirando por la caída de un régimen zarista que mantenía el país en condiciones prácticamente medievales. Finalmente, la Revolución triunfó, el zar fue ejecutado y se estableció un régimen Bolchevique que prometía condiciones más justas e igualitarias para el sufrido pueblo ruso. El Imperio Ruso inició una transformación que en los años sucesivos daría lugar al nacimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La familia Childs, como muchos otros rusos en el exilio, soñaba con que el nuevo sistema haría entrar Rusia en la edad moderna, creando el paraíso obrero prometido por los bolcheviques.

El hijo mayor, Morris Childs, siguió todos estos acontecimientos mientras crecía, heredando una profunda simpatía por el comunismo. Al alcanzar la mayoría de edad se inscribió en un sindicato, entre otras cosas para encontrar trabajo más fácilmente. Gracias a sus actividades sindicales entró en contacto con miembros del recién fundado Partido Comunista de los Estados Unidos, el CPUSA. Al poco tiempo entró a formar parte de sus filas.

Aunque el comunismo nunca obtuvo un seguimiento mayoritario en EEUU, donde siempre había primado la iniciativa individual sobre la consciencia de clase, durante los años 20 fue un movimiento apreciado o al menos visto con ciertas simpatías por no pocos trabajadores estadounidenses. El sistema capitalista propiciaba notables injusticias sociales y sangrantes diferencias entre clases: algunos individuos amasaban fortunas con suma facilidad mientras otros trabajaban sin descanso pero apenas obtenían recursos para sobrevivir en condiciones modestas, a menudo bordeando la miseria. En las grandes ciudades industriales, sobre todo, existían considerables bolsas de pobreza que contrastaban dolorosamente con los cada vez más imponentes rascacielos y la creciente opulencia de los barrios financieros estadounidenses. Las promesas de un paraíso obrero, que era lo que el nuevo sistema soviético decía estar dispuesto a crear, no caían en saco roto para ciertos proletarios norteamericanos.

Los hermanos Morris y Jack Childs se convirtieron pronto en activistas políticos entusiastas y su dedicación les hizo ascender rápidamente en el CPUSA. Nacidos en Rusia y teniendo el ruso como lengua materna, resultó natural que se convirtiesen en los enlaces del partido con la URSS. Los hermanos viajaron en varias ocasiones a Rusia para estudiar la doctrina comunista in situ, poniéndose bajo la tutela del Comintern, órgano encargado de coordinar movimientos comunistas en todo el mundo. Durante aquellos viajes estudiaron en la principal academia ideológica de la URSS, la Escuela Internacional Lenin. El fervor ideológico entre la juventud rusa era considerable, se vivían tiempos de cambios y los hermanos Childs se contagiaron de todo ese entusiasmo en la academia. Allí trabaron estrecha amistad con algunos estudiantes que en el futuro se convertirían en funcionarios clave del sistema soviético. Una de las relaciones clave de Morris fue Mikhail Suslov, con quien mantendría una estrecha amistad de por vida. Suslov, con el tiempo, se convertiría en un miembro de primera fila de la élite comunista, cumpliendo un importante papel en la política exterior soviética bajo los mandatos de Stalin, Krushev y Breznev.

Mientras en la URSS el nuevo sistema trataba de establecerse y organizarse, el crack bursátil de 1929 hizo que las economías occidentales se viniesen abajo. La debacle financiera acentúo las desigualdades en la sociedad norteamericana. Las colas formadas ante comedores de caridad se convirtieron en una imagen habitual, que ejemplificaba a la perfección los males intrínsecos del sistema capitalista de los años 20. La miseria y la desesperación se cebaron con cientos de miles de familias norteamericanas, destruyendo proyectos vitales y arruinando familias enteras. Aunque la crisis tuvo efectos todavía peores en Europa, donde varios países se vinieron literalmente abajo. Ante la nueva situación de la clase obrera estadounidense, Morris Childs y su hermano redoblaron sus esfuerzos en pro de la propagación del comunismo, y el esfuerzo no quedó sin recompensa. Se convirtieron, respectivamente, en tesorero del CPUSA y en director de su principal órgano de propaganda, el periódico The Daily Worker. Además, a través de los hermanos Childs, el CPUSA recibía apoyo económico de la URSS a cambio de trabajar directamente bajo las indicaciones del Comintern.

Morris Childs, además, actuaba como informador para los soviéticos, proporcionando informes de todo lo que ocurría en los Estados Unidos y entre los círculos obreros estadounidenses. Se convirtió en un personaje de confianza para la inteligencia soviética y pasó a ser considerado como el más leal de los acólitos del comunismo estadounidense.

Aparece el FBI

J. Edgar Hoover, director vitalicio del FBI.

La inestabilidad política en Europa y el estallido de la Segunda Guerra Mundial interrumpieron los viajes de los hermanos a la URSS. Durante la guerra, el movimiento comunista americano no sufrió demasiado acoso policial, aunque el director de la policía federal, el infame J. Edgar Hoover, era un convencido anticomunista. Lógicamente, había también norteamericanos que habían empezado a percibir la aparición de una potencia comunista como una amenaza para el estilo de vida occidental. Pero en tiempos de guerra la URSS se convirtió en un inesperado aliado temporal, siendo Hitler y Japón los enemigos directos de la nación. Para los Estados Unidos era fundamental que la URSS resistiese la invasión alemana y apoyaron al régimen comunista con préstamos y materiales. Todo ello hizo que la vigilancia sobre los grupos comunistas estadounidenses fuese aplazada. Además, el FBI ya tenía bastante trabajo intentando localizar posibles agentes enemigos infiltrados entre las bolsas de inmigración alemana, italiana y japonesa.

Pero el fin de la contienda marcó el rápido inicio de la Guerra Fría. La alianza de circunstancias entre EEUU y la URSS terminó súbitamente; ahora eran dos potencias que competían por el dominio mundial y que difícilmente podrían llegar a un acuerdo debido a lo incompatible de sus sistemas políticos y económicos. Sólo la proliferación de armamento atómico impidió que ambos países se declarasen una guerra abierta, la cual hubiese conducido a un holocausto nuclear. Aun sí, ambas potencias no sólo jugaron sus bazas bélicas de manera indirecta apoyando a bandos rivales en diversos conflictos locales a lo largo del globo, sino que comenzó otra feroz guerra: la del espionaje. En 1947 nació la CIA, una de cuyas principales labores sería intentar obtener información interna del bando soviético.

Entretanto, Morris y Jack Childs reanudaron sus viajes a la URSS, pero lo que vieron tuvo efectos demoledores sobre su fe en el comunismo, especialmente en Jack. Se encontraron un país en el que no solamente no habían mejorado las condiciones de vida del pueblo, sino que la represión y el terror bajo la dictadura de Stalin eran incluso peores que lo vivido en la época zarista. Las promesas de un paraíso obrero se habían desvanecido y el sistema soviético se había transformado en un infierno totalitario cuya cruel maquinaria aplastaba a la gente común. Aunque el país había avanzado tecnológica e industrialmente, el progreso había sido logrado a sangre y fuego, sin que a Stalin le importase cuántas vidas había que destruir en el proceso. Jack Childs volvió horrorizado a los Estados Unidos y, súbitamente convencido de que el comunismo no podía terminar bien y que realmente era una amenaza, se planteó abandonar el CPUSA. Justo entonces contactó con él un agente del FBI, quien —probablemente detectando su descontento—le propuso trabajar para la policía. El agente federal le recomendó seguir manteniendo su puesto en el CPUSA para poder informar al FBI de las actividades del partido y de los contactos del partido con la Unión Soviética. Jack Childs aceptó actuar como informante, pero le dio al agente federal un buen consejo: si querían un buen infiltrado en el PCUSA, alguien que estuviese bien relacionado con la cúpula comunista soviética, debían hablar con su hermano Morris.

Por entonces, también Morris Childs se había desencantado son el comunismo. Además de la debacle de la fallida utopía soviética, estaba descontento con el funcionamiento del PCUSA. Para colmo, la sobrecarga de trabajo le produjo un grave ataque al corazón. El FBI, viendo la oportunidad perfecta para captarlo, ofreció pagarle un tratamiento médico en la prestigiosa clínica Mayo. Una vez recuperado de su enfermedad, Morris Childs también aceptó seguir con su puesto en el CPUSA pero ejerciendo como informante para la policía. El director del FBI, Hoover, se frotó las manos cuando supo que Childs tenía  buenos contactos en la cúpula soviética. Le animó a desempeñar una misión de espionaje internacional, viajando a Rusia como había hecho siempre, para recopilar información y trasladar sus impresiones sobre lo que se cocía en la URSS. Aunque el espionaje exterior era competencia de la CIA y no del FBI, el ambicioso Hoover no quiso dejar pasar la oportunidad de apuntarse un tanto ante Washington. Así nació la Operación Solo, con la que los estadounidenses terminarían introduciendo un espía nada menos que en lo más profundo de los pasillos del Kremlin.

La Operación Solo
Cuando Morris Childs volvió a viajar a la URSS fue recibido con la cordialidad de costumbre, como el entrañable “amigo americano” al que todos conocían desde los años veinte. Era uno de los comunistas con más solera y prestigio más allá del Telón de Acero, y varios de sus antiguos amigos formaban ahora parte del gobierno y sus aledaños. Morris Childs gozaba de la confianza de las altas esferas y pudo moverse con facilidad por el Kremlin. En su nuevo papel como agente doble fue lo bastante astuto como para no delatarse haciendo preguntas indiscretas o husmeando donde no debía. Se limitaba a escuchar comentarios, rumores y opiniones, sin forzar jamás una conversación ni intentar conducir a nadie a revelarle nada que no se le quisiera revelar. Sabía que se había convertido en una cara familiar en el Kremlin y buena parte del personal no tenía inconvenientes en hablar de diversos asuntos delante de él. Especialmente algunos mandos militares, que no le conocían muy bien: sólo sabían que era el representante del CPUSA americano e ignoraban que Morris Childs había nacido en Rusia y hablaba perfectamente el idioma, así que comentaban asuntos de alto nivel pensando que el “amigo americano” no les entendía. Childs memorizaba todo cuanto oía, y al regresar a EEUU lo comunicaba directamente al director de su misión, quien le pasaba un informe a Hoover.


Mikhail Suslov (en el centro), amigo personal de M.Childs y uno de los hombres clave en la cúpula soviética durante la Guerra Fría.

La primera vez que Hoover envió a la Casa Blanca un dossier conteniendo supuesta información de la cúpula soviética, obtenida por un misterioso agente a quien sólo se nombraba mediante un código (CG 5824-S), nadie lo tomó en serio. Conociendo las ansias de protagonismo del director del FBI, en Washington pensaron que Hoover estaba simplemente intentando llamar la atención: ¿cómo iba el FBI a tener medios suficifientes para infiltrar a un agente nada menos que entre la flor y nata del Kremlin, algo que resultaba difícil, o imposible, hasta para la propia CIA?

Pero cuando los acontecimientos en la URSS confirmaron que los informes de Hoover eran exactos, cundió el asombro en el Gobierno norteamericano. Durante años, varios presidentes de los Estados Unidos presionaron al director del FBI para que les dijese quién era ese misterioso CG 5824-S, pero Hoover se negaba rotundamente a revelar el nombre, afirmando que el absoluto secreto era fundamental en la Operación Solo. Si se producía cualquier filtración, el agente CG 5824-S sería asesinado por ejecutores soviéticos en suelo ruso, en suelo americano, o en cualquier otra parte del mundo.

También los mandamases de la CIA, considerando que el FBI les estaba pisando terreno y robándoles atribuciones, presionaron para averiguar quién era el misterioso agente. La CIA se empeñaba en dirigir la operación, pero J. Edgar Hoover seguía cerrado en banda protegiendo la identidad de su agente y ya de paso garantizando que la exitosa operación seguiría directamente bajo su único mando. Durante toda la larga carrera como agente doble de Morris Childs, sólo cuatro personas en los EEUU conocían la identidad del agente: el propio Morris Childs, J. Edgar Hoover, otro agente que coordinaba la misión bajo el mando directo de Hoover, y la esposa de Morris, Eva Childs, a quien sólo se informó de la verdadera profesión de Morris una vez hubo contraído matrimonio. Ella, por cierto, no sólo aceptó la condición de espía de su nuevo marido sino que accedió a acompañarle en sus viajes a la URSS, para ayudarle a desprender un aura de familiaridad que ayudase a disipar sospechas: ¿quién esperaba que un espía de alto nivel partiese a sus peligrosísimas misiones con su esposa? Viajando con su mujer, Morris Childs parecía aún más inofensivo.

Ciertamente, Morris Childs no se parecía demasiado a los espías de película como James Bond. Su tarea era muy peligrosa, pero discreta. La apariencia de normalidad era su mejor defensa: cualquier paso en falso podía delatarle, así que actuaba con suma prudencia e intentaba comportarse siempre con la máxima naturalidad. Precisamente gracias a esa prudencia su estatus como hombre de confianza en el Kremlin fue creciendo considerablemente, hasta el punto de que entabló relaciones personales con varios presidentes soviéticos e incluso en una ocasión se le invitó a ejercer como encargado de las actas en una de las importantísimas reuniones del Comité Central del Partido Comunista. Los soviéticos le demostraban así su respeto, en un gesto de camaradería hacia uno de los más veteranos, comprometidos y respetados comunistas de ociddente. Morris Childs, el agente CG 5824-S, iba a poder escuchar y leer todo cuanto se dijera en la más alta cúpula del sistema soviético.

“Por si acaso”
Un buen día, justo antes de unos de sus numerosos viajes a la URSS, Morris Childs estaba haciendo la maleta y la llenaba de toda clase de cosas. Era ayudado por el agente del FBI que coordinaba su misión, quien le preguntó a qué venía viajar con todo aquello. La respuesta de Childs fue simplemente: “Just in case” (“Por si acaso”). En adelante, aquel pasó a ser su apodo entre ellos.



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Autor: E.J. Rodríguez

http://www.jotdown.es/2011/11/morris-childs-el-espia-mas-grande-de-la-guerra-fria/

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Re: Éste es el cuento de Navidad más triste que nunca hayas leído
« Respuesta #127 en: Diciembre 23, 2011, 18:40 Horas »
Éste es el cuento de Navidad más triste que nunca hayas leído (y ocurrió de verdad)
07:45h | Quique Peinado
La última Navidad de Billy Miske es tan triste que ningún escritor podría habérsela inventado. Sí, este cuento de Navidad ocurrió de verdad.


En octubre de 1923, Billy Miske, 'El Rayo de St. Paul', uno de los mejores boxeadores del peso pesado del mundo, rumiaba una mentira y una pena demasiado grande. Hacía nueve meses que no peleaba porque se sentía verdaderamente mal, y veía cómo su vida se desmoronaba: un negocio de coches que había montado con un amigo era un desastre, y su familia estaba tan arruinada que había tenido que vender casi todos los muebles de su casa.

Hacía nueve meses que había dicho que se retiraba del boxeo porque era demasiado viejo. En los años 20, un boxeador a los 29 años acumulaba ya demasiado castigo. Pero no, no lo había dejado por eso: cinco años antes, su médico, el doctor Andrew Sivertsen, le había detectado la Enfermedad de Bright, un trastorno degenerativo en los riñones. "Con suerte, te quedan unos años de vida. Pero tienes que dejar el boxeo".

Nunca le hizo caso, y siguió encima de los rings hasta que en enero de 1923, tras un fácil combate en el que ganó a Harry Foley por KO en el primer asalto, se sintió morir. Pero disimuló, como llevaba haciendo mucho tiempo: de su enfermedad sólo sabía el médico, su mánager, Jack Reddy, y un periodista de Minnesota, su gran amigo George Barton. Ni su mujer, Marie, ni sus tres niños. Nunca le hubieran permitido seguir peleando, pero él sabía que la única manera de evitar la ruina de los suyos era seguir batallando en los rings, aun a costa de acelerar su condena de muerte.

Ese día de octubre de 1923 en el que rumiaba su pena y su mentira, Miske sintió algo. Quizá una premonición. Llevaba nueve meses sin hacer deporte, descansando y a dieta, y se sentía algo mejor, pero quizá notó algo que no sabría explicar. Veía a su familia en la ruina y se imaginó cómo sería su vida sin él. Se dio cuenta de que ese momento estaba cerca. Y se fue a hablar con su manager.

"Búscame un combate", le pidió. Reddy, evidentemente, le dijo que no: "Sabes que vas a morir si peleas". Miske le miró a los ojos: "¿Qué más me da morir en el ring que esperar a la muerte sentado en una silla?". El dolor de ver a su familia sin nada le consumía. Llegaban las Navidades y sus hijos no tendrían regalos. Reddy accedió. Boxearía contra Bill Brennan el siete de noviembre.

Nadie daba un duro por Miske, visiblemente fuera de forma. Pero la pelea fue increíble. En el quinto asalto, un fulminante derechazo tumbaba a Brennan. El ganador levantó los brazos. Sólo acertó a decir que se sentía muy cansado.

Pasó unas semanas en la cama, cobró la bolsa. Se fue a gastar los 2.400 dólares de premio: compró los muebles que había vendido, encargó un piano para Marie (el sueño de toda su vida) y juguetes para sus hijos. Los mejores que nunca habían tenido. Le sobró dinero para mandarle algo a sus padres y dejarle a su esposa lo suficiente para asegurarse el futuro cercano. Se volvió a la cama.

El día de Navidad se levantó a ver el árbol que había puesto el resto de la familia. Agarró a su mujer de la mano y disfrutó con sus niños de los regalos. Apenas podía comer, pero seguía disimulando: Marie le vio devorar la cena.

El 26 de diciembre de 1923 ya no pudo tragarse el dolor. Llamó a su manager y le suplicó que lo llevara al hospital. De camino le contó a su mujer la verdad: desde hace cinco años le ocultaba una enfermedad que le comía por dentro. Seis días después, el 1 de enero de 1924, Billy Miske, 'El Rayo de St. Paul', moría entre terribles dolores. Se fue pensando que el último día de Navidad de su vida había sido el más feliz. Para él, pero sobre todo para su familia. Había merecido la pena boxear sabiendo que era su condena de muerte.


http://noticias.lainformacion.com/deporte/boxeo/este-es-el-cuento-de-navidad-mas-triste-que-nunca-hayas-leido-y-ocurrio-de-verdad_ArkorpYalEX2VaNkpFAEe3/

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Re: ¿Nos hablaron desde otro mundo hace treinta y cinco años?
« Respuesta #128 en: Diciembre 26, 2011, 23:25 Horas »


¿Nos hablaron desde otro mundo hace treinta y cinco años? ¿O se trató sólo de un extraño accidente destinado a dejarnos intrigados sobre la posibilidad de que hayamos dejado escapar un primer contacto con inteligencias extreterrestres? Esta es la historia de un suceso curioso: el día en que, tal vez y sólo tal vez, captamos una voz ajena llegada desde las profundidades del espacio… y nunca pudimos averiguar qué estaba diciendo.

16 de agosto de 1977. El doctor Jerry Ehman, astrónomo y colaborador voluntario del Programa de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) acude como cada mañana a las instalaciones del radiotelescopio Big Ear, en Ohio. Era una jornada como otra cualquiera difícilmente podía prever las horas —e incluso días— de agitación y entusiasmo que tenía por delante. Ehman tomó asiento para realizar una tarea más bien rutinaria: examinar los registros del radiotelescopio, todo aquello que el Big Ear había estado captando durante la noche, que por lo general se limitaba a ruido de fondo radiofónico producido por el conjunto del cosmos. Dado que por entonces la tecnología no estaba muy avanzada y grabar todo aquel aluvión de emisiones cósmicas resultaba inviable, los registros se imprimían en papel. Era una larga lista de letras y números distribuidos en columnas representando señales de radio de distinta frecuencia e intensidad. Para un profano, aquellos caracteres hexadecimales podían no tener sentido, pero un radioastrónomo experto era capaz de detectar anomalías —por ejemplo, señales artificiales— con un solo vistazo. Así pues, Ehman tomó la larga ristra de papel de impresora y comenzó a leer los datos.

Con total asombro, entre tanto número anodino, observó un código anómalo: 6EQUJ5. Aquellas cifras ininteligibles para un lego significaban, en cristiano, que se había captado una señal de radio artificial procedente del cielo. Reflejaban que la señal era insólitamente intensa, demasiado para tener causas naturales, y además estaba localizada en una única frecuencia —como nuestras comunicaciones terrestres—, así que su naturaleza inteligente parecía fuera de toda duda. Jerry Ehman rodeó las cifras con un bolígrafo e hizo la siguiente anotación al margen: “Wow!”. Tal vez se hallaba ante la primera señal de una civilización alienígena. Aquello podría ser el Primer Contacto.

Horas de café y esperanza

La misteriosa señal de radio había sido recibida a las once y cuarto de la noche anterior. Era una emisión fuerte y clara que en el momento no fue grabada. El equipo de detección era todavía muy rudimentario y no estaba asociado a un equipo de grabación automático preparado para registrar cualquier cosa que se saliese de lo normal y almacenarlo en cinta magnetofónica. Para grabar cualquier señal se precisaba hacerlo manualmente, con un astrónomo supervisando todo. Pero aquella noche el Big Ear había estado vacío. No había nadie para haber intentado guardar aquel mensaje procedente de lo alto y la lista de números en papel era lo único que tenían. Y aquellos números, como decimos, sólo cuantificaban intensidad y frecuencia, eran como los indicadores del control de volumen de una radio pero no decían nada sobre el contenido concreto de la emisión.
Big Ear

El vetusto radiotelescopio Big Ear.

Para que nos hagamos una idea de lo primitivos que eran los medios con que contaban las instalaciones, aquel radiotelescopio —inaugurado en 1963— estaba manejado por una computadora cuyo disco duro tenía un megabyte de capacidad. Esto es: en el cerebro del Big Ear no habría sitio ni para almacenar una única fotografía hecha con un teléfono móvil de la actualidad. Además, el radiotelescopio no podía ser dirigido a voluntad como las antenas más modernas, sino que sus dos únicos receptores estaban fijos en el suelo y “escaneaban” el firmamento siguiendo el movimiento de rotación terrestre. Sólo podían explorar un rincón del cielo una vez cada veinticuatro horas. La señal se había captado en la constelación de Sagitario, más concretamente cerca de la estrella Tau Sagitarii, pero el oído del radiotelescopio no volvería a pasar por la zona hasta la noche. Aquello significaba que los astrónomos del Big Ear tenían que esperar todo el día para que las antenas volviesen a captar aquella extraña señal.

Jerry Ehman y sus compañeros eran presa de una comprensible excitación ya que estaban a punto de dar la noticia científica más importante en la historia de la Humanidad: el descubrimiento de otra inteligencia en el cosmos. Les quedaban todavía horas para volver a recibir la señal y, esta vez sí, poder grabarla. Pero, entretanto, no perdieron el tiempo.

Lo primero que tenían que hacer era descartar que la señal proviniese de un avión, de un helicóptero o de un satélite artificial. Aunque la frecuencia concreta en que fue captada la emisión (1420 MHz, que era la frecuencia que se esperaba que usaran los alienígenas para comunicarse con nosotros, más adelante explicaremos por qué) es una frecuencia que está prohibida para el uso radiofónico en todo nuestro planeta, no se podía descartar que alguna emisora pirata situada en algún avión la estuviese utilizando. Los astrónomos se pusieron en contacto con los aeródromos y radares de la zona, donde les informaron que los radares no habían captado ningún vuelo sobre la región a aquella hora de la noche. También comprobaron las órbitas de todos los satélites artificiales conocidos y ninguno estaba situado en aquel punto del cielo justo cuando se había recibido la “señal Wow”, como ya empezaron a llamarla sus descubridores. Tampoco se sabía de ninguna sonda espacial alejada de la órbita terrestre que estuviese en aquella dirección y que pudiera haber emitido la señal. Si Wow había llegado del cielo, y se sabía que así era, el origen no era ninguna astronave humana. Tenía que ser una señal enviada por otra civilización.

¿Por qué una señal alienígena?

La frecuencia de la señal era clave para entender la agitación de los astrónomos que la captaron. La señal Wow era una señal intensa, uniforme y emitida en una frecuencia determinada, mientras que el “ruido de fondo” que producen los astros es una señal débil, cambiante y difusa: ocupa muchas frecuencias radiofónicas sin orden alguno. Además, la frecuencia de la señal Wow (1420 MHz) se consideraba la más indicada para enviar mensajes a través del espacio. Se trata de la “frecuencia de resonancia del hidrógeno”: ese tipo de señal hace vibrar a los átomos de hidrógeno como si fuesen un diapasón. Dado que precisamente el hidrógeno es el elemento más abundante del cosmos, actuaría como una perfecta caja de resonancia para permitir que la emisión llegase muy lejos sin perder demasiada intensidad. Si una raza inteligente pretendía usar la radio para enviar comunicaciones al espacio, esa sería precisamente la frecuencia que emplearían, según la hipótesis que desde años atrás manejaban los científicos. Así que teníamos una señal de intensidad fija, claramente artificial y distinguible del ruido de fondo cósmico, captada en la frecuencia que los científicos esperaban sería empleada por hipotéticos extraterrestres, y que no tenía un origen terrícola conocido. Blanco y en botella… las horas de espera se hicieron muy largas para el equipo de descubridores.

Sólo había algo inesperado. Los dos receptores del Big Ear escaneaban el mismo lugar del cielo con una diferencia de tres minutos y la señal había sido captada sólo por uno de los dos receptores, lo cual indicaba que no era emitida continuamente, sino que se encendía y se apagaba. Aquello era un motivo de inquietud: había que confiar en que no se hubiese apagado definitivamente.

“Mi casa, teléfono…”

La ansiedad de Ehman y su equipo crecía por minutos conforme se acercaban las once y pico de la noche, momento en que el Big Ear peinaría nuevamente aquella región de la constelación de Sagitario. Ahora sí estaban preparados para analizar la señal en profundidad, para grabarla y descubrir qué tipo de mensaje podía contener. Las once y cuarto del 16 de agosto de 1977: esa iba a ser la hora concreta en que iban a cambiar la historia del hombre y toda nuestra concepción del universo, de la existencia y de nosotros mismos. El momento más crucial desde que, cientos de miles de años atrás, alguien consiguió encender un fuego por primera vez. Por fin, tras siglos y siglos de soñar con dioses y carros de fuego, sabríamos qué tenían que decirnos los seres que poblaban las estrellas. Nos estaban hablando y estábamos preparados para escuchar. La Tierra rotaba y los dos receptores del Big Ear se acercaban nuevamente al distante brillo de Tau Sagitarii. ¿Qué enigmáticas maravillas íbamos a poder escuchar?

Pero no sucedió nada.

No se captó ninguna señal. Ni el más mínimo rastro de algo que no fuese el típico ruido de fondo cósmico. Wow se había apagado. No estaba allí. Esperaron otras veinticuatro horas, ahora tan angustiados como excitados. Y tampoco hubo resultado. Día tras día lo volvieron a intentar, y día tras día el Big Ear sólo captaba silencio. Quien quiera que hubiese lanzado aquella señal al espacio, había apagado su emisora. Y no la volvió a encender.
Jerry Ehman

Jerry Ehman, descubridor de la señal y el hombre que subrayó el registro con bolígrafo rojo añadiendo un asombrado "Wow!".

Tras varias semanas infructuosas y desesperantes en las que no hubo ningún otro rastro de la emisión que pudo haber cambiado la ciencia para siempre, Jerry Ehman y sus colegas se dieron por vencidos. Si había alguna civilización alienígena emitiendo desde aquel punto del espacio, ¿por qué se habían callado de repente? No tenía mucho sentido. Algo no cuadraba en el asunto: haber recibido una señal artificial que desaparecía por las buenas el día siguiente… salvo, claro está, que los marcianitos estuviesen jugando al escondite o gastándonos una broma. ¿Qué podía haber funcionado mal?

Jerry Ehman había alcanzado una gran notoriedad en el mundillo astronómico y científico gracias a su descubrimiento, pero ahora se mostraba decepcionado y frustrado. Incluso escéptico. Él mismo fue uno de los primeros en afirmar que aquello no podía haber tenido origen alienígena, ya que si una civilización hubiese producido la señal cabía esperar que continuaran estando allí, emitiendo. Ehman no tenía pruebas de que la señal fuese de origen terrestre ni tampoco otra  explicación convincente, pero no imaginaba a toda una civilización emitiendo señales durante solamente un día. Así que comenzó a buscar una respuesta al misterio: si no era obra de los alienígenas, ni había sido emitida por ningún avión o satélite, ¿de dónde podría haber salido aquella señal?

Se le ocurrió que Wow podría haberse tratado de una emisión clandestina originada en la propia Tierra, cuyas ondas habían salido hacia el espacio y se habían reflejado en un pedazo de chatarra espacial —que necesariamente había de ser metálico, liso y casualmente inclinado en una orientación muy determinada— que habría reflejado las ondas enviándolas de nuevo hacia nuestro planeta, donde el Big Ear las habría captado accidentalmente. Una explicación sin duda rocambolesca, pero ni mucho menos imposible. Una casualidad semejante constituiría un enorme sarcasmo, casi como un chiste cósmico de mal gusto, pero ante la falta de ninguna hipótesis mejor, Ehman asumió que había sido víctima de una infortunada y retorcida coincidencia orbital.

Y así nos quedamos, mirando tristemente a las estrellas que ahora estaban en silencio, como E.T. cuando añoraba la nave espacial que lo dejó olvidado en nuestro planeta. En sucesivas ocasiones se ha vuelto a indagar en aquella región de la constelación de Sagitario con ayuda de radiotelescopios más grandes y modernos —como el de Arecibo— pero nunca se ha vuelto a captar nada remotamente sospechoso de tener origen inteligente. Cierto es que la vigilancia no ha sido continua:, pero ningún astrónomo puede dedicar todo un radiotelescopio a vigilar permanentemente un punto del espacio. Estos radiotelescopios son artilugios muy caros, cuyo uso está muy solicitado para un millón de tareas de investigación distintas.

Posibles explicaciones

Lo único que sabemos es que la señal Wow era sin duda de origen artificial, fue emitida en la frecuencia “interestelar” de 1420 MHz y que llegó desde el cielo. Lo que no sabemos… es absolutamente todo lo demás.

La hipótesis de la carambola especular que propuso Jerry Ehman es una de las pocas alternativas razonables para explicar el origen de la emisión Wow. Una señal originada por alguna emisora situada en la superficie terrestre que es devuelta hacia la propia Tierra por algún objeto metálico en la órbita, por alguna pieza perdida de nuestro programa espacial y demasiado pequeña como para que hubiese podido ser captada su existencia. Es una posibilidad. La otra alternativa plausible, que podrá parecer razonable o no a según quiénes, pero que tampoco ha sido totalmente descartada, es que de verdad la señal Wow implicase la captación de un auténtico mensaje alienígena. Pero ¿existe alguna manera de comprobar definitivamente si se trató de una cosa o la otra? No. La respuesta depende más de las inclinaciones de cada cual, que de verdaderas evidencias científicas.
Señal wow

La intensidad de la señal variaba de forma constante siguiendo la rotación terrestre, por lo que sabemos que procedía del cielo y no de la superficie (eje vertical = intensidad, eje horizontal = tiempo en segundos)

Salvo, claro está, que un buen día volviésemos a captarla: seguramente esta vez sí podríamos grabarla y analizar en todo detalle su contenido y su posible origen. Pero, mientras, sólo nos queda la especulación. Y hay especulaciones de todo tipo. El propio Jerry Ehman, con los años, ha abandonado su escepticismo inicial y piensa que tampoco hay motivos de peso para descartar la posible naturaleza alienígena de Wow. No afirma que haya sido una señal inteligente procedente de las estrellas, pero tampoco lo niega ya, como solía hacer en otros tiempos. Ya que, si Wow fue producto de un accidente, dicho accidente no se ha vuelto a repetir. Sí hubo una falsa alarma sobre la posible captación de una señal alienígena procedente de otra constelación, una especie de “Wow II”, pero dicha alarma se debió a que el radioastrónomo de turno no tomó la precaución de comprobar las órbitas de los satélites artificiales antes de anunciar públicamente la recepción. Cuando supo que la señal que había captado había sido producto de un satélite de comunicaciones, aquello le supuso un considerable ridículo mediático y un enorme sonrojo ante el mundillo científico.

Volviendo a Wow, imaginemos una hipotética raza inteligente que fue la autora de la emisión, llamémoslos los “wowitas”. ¿Por qué habrían emitido durante un tiempo para después cerrar su aparato de radio e interrumpir la señal? Bien, la respuesta la tenemos en nosotros mismos, los seres humanos. Desde 1977 hasta hoy se han puesto de manifiesto dos cosas: una, que los terrícolas tenemos la tecnología para enviar señales a muchos lugares del espacio, pero que no lo solemos hacer y aun menos de manera sistemática. Y no lo solemos hacer porque no sólo es un disparo a ciegas sino que, de recibir respuesta, ésta tardaría décadas, siglos o incluso milenios en llegar hasta nosotros. Y dos, que si juzgamos lo sucedido en nuestra propia civilización, las comunicaciones radiofónicas ocupan una ventana temporal bastante breve en el desarrollo de los sistemas de comunicación: es una tecnología que es desarrollada en un momento dado, es usada intensamente durante aproximadamente un siglo —si llega— y después tiende a desaparecer sustituida por comunicaciones digitales o de otro tipo. A nuestros amigos los “wowitas” podría haberles sucedido lo mismo, en el caso de que existan y fuesen ellos los responsables de la señal Wow. Quizá descubrieron la radio, pero no tardaron en pensar que había quedado obsoleta. Y si nosotros pensamos que no merece la pena estar emitiendo constantemente sin estar seguros de si alguien nos va a captar (o según algunas voces como la de Stephen Hawking, sin estar seguros de que quien pudiese captarnos resultara no ser demasiado amistoso), lo mismo podría suceder con los habitantes de otros mundos. Tal vez lanzaron algunos disparos a ciegas hacia algunos lugares del espacio: si fue así, nos lo perdimos por muy poco. Horas, probablemente.

La mística de lo desconocido

Aunque puede que el destino haya jugado con nosotros, haciendo que un simple pedazo de metal flotando en el espacio revolucionase a un puñado de radioastrónomos en aquel verano de 1977, lo cierto es que la recepción de la señal Wow —fuese lo que fuese—pone, al menos, un toque de enigma novelesco en lo que, por lo demás, es un universo repleto de maravillas pero vacío de signos de civilización que podamos captar desde nuestro frágil planeta azul.

Es una lástima que aquella señal no fuese grabada. Circulan por ahí muchas supuestas versiones sonoras que se pueden escuchar, pero son todas falsificaciones, ya que con la parca información que se recogió sobre Wow es imposible reconstruir cómo debió de sonar. Lo cual muy probablemente nos hubiese sacado de dudas como mínimo sobre su posible origen terrestre, pero hay que admitir que el desconocer su verdadera procedencia no deja de conferirle al asunto un cierto aura de romanticismo, como en aquellos novelones sobre amantes que no se encuentran en la misma esquina por un par de minutos y pasan el resto de sus vidas alejados el uno del otro porque la casualidad así lo quiso. La raza humana, quizá, estuvo a muy poco de haber podido registrar un mensaje de otra civilización. Un mensaje de la constelación del Arquero, que pudo haber sido como una flecha perdida de Cupido en aquellos romances literarios. No sabemos si hubiésemos entendido ese mensaje y ni siquiera podemos precisar cuánto hubiese tardado en llegar nuestra respuesta —ya que se desconoce desde cuán lejos vino la señal— pero, para quienes no se conformen con la desangelada explicación de la chatarra espacial, siempre queda la imaginación. No es imposible que haya sido una señal alienígena, ya que la tecnología para enviar una señal semejante es algo de lo que incluso nosotros disponemos desde hace ya décadas. Además, eso es lo bueno de los enigmas: podemos escoger la explicación más prosaica, pero también las más poética o incluso, quién lo impide, la más inquietante. Y eso es también lo bueno de la señal Wow: aún no estamos en condiciones de afirmar que no hayan sido ellos, así que… ¿por qué no?

Si siempre hubiésemos podido ver más allá del horizonte, nunca hubiésemos construido barcos. Si siempre hubiésemos sabido lo que hay sobre la superficie de la Luna, nunca hubiésemos construido cohetes. Así que, mientras nos quede por averiguar qué hay ahí fuera, mientras no averigüemos si realmente nos enviaron un mensaje, seguiremos construyendo y avanzando. Puede que al final descubramos que sólo era publicidad cósmica de algún complejo de vacaciones en Sagitario, pero incluso eso resultaría interesante. Es posible que los Wowitas hagan mejores anuncios que los terrícolas. No sería demasiado difícil.

Por si acaso, este es el punto concreto de la constelación de Sagitario desde donde llegó la señal. Ya saben ustedes dónde mirar. Nunca se sabe.


http://www.jotdown.es/2011/12/una-senal-del-cosmos-el-dia-en-que-creimos-no-estar-solos/






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Re: Hablemos de HISTORIAS CURIOSAS
« Respuesta #129 en: Enero 17, 2012, 13:39 Horas »
Cuando en el Madison Square Garden de Nueva York había una Giralda

A finales del último cuarto del siglo XIX, se decidió construir en Nueva York un gran coliseo con el fin de que fuese aprovechado para realizar importantes eventos, como las carreras de caballos. Se le bautizó con el nombre de Madison Square Garden (llamado así porque se encontraba en la Av. Madison entre las calles 26 y 27) y como tal funcionó tan solo entre 1879 a 1889, año en el que una nueva gerencia se hizo cargo del proyecto de reforma y decidió tirar abajo esa edificación.
Se buscaba algo más ambicioso, acorde con la idea de modernización de la ciudad, por lo que los arquitectos Stanford White, Charles McKim y William Rutherford Mead fueron los elegidos para ejecutar la nueva edificación
En 1890 se inauguró el nuevo Madison Square Garden. Entre las ideas aportadas estaba la de darle al complejo un aire más europeo, inspirándose en construcciones del viejo continente. Uno de los elementos más llamativos fue la réplica de la Giralda de Sevilla que se levantó allí.
El MSG estaba proyectado para ser un lugar multidisciplinar en el que se realizarían diferentes eventos deportivos, culturales y de entretenimiento. Disponía de sala de teatro, un espacio para la disputa de combates de boxeo, restaurante-cabaret, sala de conciertos con una capacidad de 1.500 personas y varios gimnasios.
El New York Times llegó a calificar el nuevo Madison Square Garden como “una de las grandes instituciones de la ciudad“, destacando que este “debía ser mencionado, por su importancia, junto con Central Park y el puente de Brooklyn“.
La edificación de la réplica del minarete sevillano, dentro del complejo del MSG, supuso un importante reconocimiento para el equipo de aquitectos formado por White, McKim y Rutherford. En un Manhattan en pleno desarrollo y modernización impactaba ver una Giralda enclavada en uno de sus más importantes complejos. El edificio superaba a la original en altura y, en lugar de estar coronada por el típico “giraldillo”, se disponía una escultura de la Diosa Diana.
Una trágica historia
No obstante, no todo lo que sucedió alrededor del complejo estuvo impregnado de éxito. Una sórdida historia de celos, infidelidades y hasta un crimen pasional está relacionada directamente con esta construcción y unos de sus principales protagonistas: Stanford White. El arquitecto fue asesinado en aquel lugar por el marido celoso de una de las coristas del espectáculo de cabaret que allí se representaba. Por aquel entonces, White llevaba una doble vida: por la mañana era un modélico padre de familia y ejemplar arquitecto; por las noches, en cambio, demostraba su lado más desenfrenado y mujeriego.
En 1901 conoció a una joven corista y actriz de 16 años llamada Evelyn Nesbit. El romance duró varios años a pesar de los 30 años de diferencia entre ambos. En 1905, la joven contrajo matrimonio con Harry Kendall Thaw, un empresario ferroviario de Pittsburgh famoso por sus adiciones al alcohol y la cocaína.
A pesar de estar casada, Evelyn y Stanford siguieron manteniendo un tórrido romance hasta que la noche del 25 de junio de 1906, durante el estreno del musical en el que la joven era la protagonista, el marido de esta se presento con un revólver en el restaurante-cabaret del Madison Square Garden y espetó tres tiros en la cabeza del amante de su mujer.
El caso fue catalogado como “el crimen del siglo” y la prensa le dedicó múltiples páginas al suceso. En el juicio, Harry Kendall Thaw quedó en libertad tras ser absuelto debido a “un momento de locura transitoria”.
El derrumbe
Está trágica historia creó una leyenda negra alrededor del que estaba llamado a ser uno de los complejos edificados más importantes de la Gran Manzana. La crisis que afectó a la ciudad en los primeros años de década de los 20, así como las múltiples deudas e impagos, obligaron a sus propietarios a tirarlo abajo en 1925 y a construirlo de nuevo en otra ubicación (que no sería la definitiva).
Para el recuerdo quedó aquel Madison Square Garden de principios del siglo XX, el cual estuvo coronado con una réplica de la Giralda de Sevilla.

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La Isla Maldita
« Respuesta #130 en: Enero 30, 2012, 21:43 Horas »
Lugares con Historia: La Isla Maldita
 
El inicio de la historia de la Isla Maldita se remonta al siglo XV cuando la epidemia de la peste negra arrasó la ciudad de Venecia. Esta enfermedad producida por la escasez de higiene estuvo potenciada por la humedad y la concentración de cadáveres en el lugar, ya que eran muchos los que yacían en las calles venecianas debido a la falta de espacio para enterrarlos.

Existía tal número de personas infectadas en la ciudad que no hubo más solución que “exportar” a los fallecidos y los moribundos a otros lugares alejados. Uno de los destinos para los muertos y los enfermos venecianos fue la Isla de Poveglia.


Las fosas donde eran apilados los cadáveres y moribundos
En principio, solo se trasladaron los cadáveres a dicho lugar, pero la epidemia llegó a un nivel tal de gravedad que tuvieron que enviar a toda aquella persona que presentará algún signo de infección. De este modo, la Isla de Poveglia se convirtió en un lugar de muerte para los que allí llegaban.

Con el tiempo se constituyó un pequeño estado en la Isla Maldita. Los muertos y los moribundos eran arrojados a fosas comunes donde se les incineraba, aunque estuviesen vivos. Aquellos que lograban escapar del fuego, vagaban hasta que eran cazados por los guardias venecianos. El islote se convirtió en un masivo cementerio al sur de Venecia.

Tras el final de la enfermedad, nadie volvió a la Isla Maldita hasta el año 1922 cuando se decidió construir en ella un psiquiátrico. Tanto las historias sobre fantasmas de los pacientes, como la fama del director del centro psiquiátrico aumentaron la visión negativa hacia el lugar.

Dicho director era a su vez el doctor del centro y  practicaba con sus pacientes técnicas y tratamientos poco convencionales (lobotomías y trepanaciones). Muchos de los enfermos perecieron a causa de estas prácticas realizadas que incluso en ocasiones se convirtieron en verdaderas torturas inhumanas para estos. La actividad del manicomio de la Isla de Poveglia cesó cuando el director del centro se suicidó a causa de los tormentos que él decía le causaron los fantasmas del lugar.

Más adelante, la Isla Maldita fue comprada por una familia que únicamente pasó una noche en ella ya que tras un misterioso suceso la hija de esta perdió parte del rostro. Posteriormente solo la visitaron para recoger el cultivo que en ella plantaban.

http://www.lacunadehalicarnaso.com/2012/01/lugares-con-historia-la-isla-maldita.html

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Re: HABLEMOS DE HISTORIAS CURIOSAS
« Respuesta #131 en: Febrero 09, 2012, 00:28 Horas »
Os hablo ahora de un lago subterráneo en pleno centro de la Antárdida, a casi 4 km de profundidad y con un posible ecosistema preservado intacto durante millones de años. Al final os pongo algunas fotillos:

______________________


En ocasiones pensamos que no quedan secretos por descubrir en nuestro planeta. Sin embargo, escondido en las profundidades bajo miles de metros de hielo de la Antártida existe un mundo acuático completamente inexplorado por el hombre. En los últimos años se han identificado más de 145 lagos y sistemas acuáticos que los conectan bajo la inmensa capa de hielo que cubre el continente antártico. El mayor de estos lagos, conocido como el lago Vostok, está a punto de ser ‘invadido’ por el hombre.    
El lago Vostok se encuentra en el centro del continente antártico bajo la estación antártica rusa Vostok, donde los termómetros descendieron el 21 de julio de 1983 hasta –89oC, la temperatura más fría jamás registrada en nuestro planeta. El lago es inmenso y uno de los mayores encontrados en la Tierra, de tamaño similar al lago Ontario en Norte América. La superficie del lago Vostok está estimada en 14.000 kilómetros cuadrados, con una longitud de 250 km, una anchura de hasta 50 km y una profundidad que puede llegar a 500 m. El lago está enterrado bajo cerca de 4 km de hielo acumulado en el continente antártico durante 400.000 años.

Se estima que el lago Vostok ha estado cubierto por hielo y aislado de la atmósfera durante 25 millones de años, lo que le convierte en un ecosistema de propiedades únicas. Los microorganismos que podrían habitar este lago (bacterias, algas, virus …) habrán evolucionado durante millones de años de forma independiente del resto de las formas de vida que conocemos en el planeta y se habrán adaptado a las difíciles condiciones existentes en el lago Vostok: una presión 360 veces superior a la atmosférica, una temperatura de –3oC (a la que el agua no se congela debido a la presión existente), una completa oscuridad y una concentración de oxígeno tres veces superior a la de la atmósfera.

Pero …¿hay realmente vida en el lago Vostok? Los rusos llevan excavando durante años para acceder al lago Vostok y se encuentran a una profundida de más de 3.600 m y a tan sólo 100 m del lago. En las muestras de hielo más profundas, que parecen derivar del agua del lago y no del acúmulo de hielo de las capas superiores, se han encontrado bacterias en densidades bajas comparadas con otros sistemas acuáticos. Algunos científicos son críticos y piensan que las muestras se han contaminado con microbios existentes en los intrumentos utilizados en la excavación. Un interés añadido es que las condiciones existentes en el lago Vostok podrían ser similares a las encontradas en la luna de Júpiter conocida como Europa, y la confirmación de vida microbiana en el lago Vostok apoyaría la posibilidad de que existiera vida en un hipotético océano existente bajo el hielo de la luna Europa.  
 


Recientemente se ha desatado una polémica sobre las ventajas y problemas de continuar la excavación y llegar al lago Vostok. Es muy posible, casi inevitable, que se contamine el lago con anticongelante utilizado en la excavación y que se introduzcan microbios que podrían alterar un ecosistema que ha evolucionado independientemente durante millones de años. Los proyectos de investigación en la Antartida son evaluados por un comité internacional conocido como el Scientific Committee on Antarctic Research (SCAR) y un subgrupo de este comité, denominado Subglacial Antarctic Lake Environment (SALE), se ha reunido recientemente en Montana (EEUU) para evaluar los beneficios científicos y la posible contaminación de estos lagos enterrados bajo el hielo antártico. En Estados Unidos, el National Science Foundation gestiona los proyectos de investigación en la Antártida y ha presentado en Mayo de 2007 un informe discutiendo los beneficios de las investigaciones en el lago Vostok.

¿Debería el hombre acceder al lago Vostok y correr el riesgo de contaminar uno de los últimos lugares sin explorar del planeta? Parece inevitable que el interés científico que tiene explorar este ecosistema único en el planeta justifica el acceso al lago y la toma de muestras, siempre extremando las precauciones para minimizar posibles contaminaciones. Estamos en el Año Polar Internacional, que se ha concebido como un gran programa internacional de investigación en zonas polares y en el que científicos españoles participan activamente. No hay duda de que las investigaciones en el lago Vostok y el descubrimiento de la vida microbiana que ha evolucionado durante millones de años en completo aislamiento del resto del planeta constituirá uno de los descubrimientos más importantes en el Año Polar Internacional.  











Parece que Rusia ya ha llegado al Lago Vostok con una perforadora...

http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/02/120208_ciencia_rusia_lago_vostok_antartica_jrg.shtml

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Re: Hablemos de HISTORIAS CURIOSAS
« Respuesta #132 en: Febrero 09, 2012, 10:41 Horas »


El hombre que negó el saludo nazi

Se llamaba August Landmesser y en 1936, en pleno auge del nazismo, este hombre decidió negar el saludo nazi. ¿Por qué? Detrás hay una conmovedora historia que hoy vuelve a la retina gracias a que el blog Senrimonchi -creado para facilitar las tareas de socorro tras el terremoto de Japón en marzo de 2011- ha recuperado la imagen de Landmesser y ha dado la vuelta al mundo.

En una de las puestas de largo del régimen alemán, una multitud de personas se congregaba en Hamburgo para presenciar el estreno de un buque escuela de la marina alemana. Mientras todos levantaban su brazo al unísono para realizar el saludo nazi, uno de los hombres se mantuvo con sus brazos cruzados.

Sin embargo, no fue hasta el año 1991 cuando una de sus hijas identificó a este hombre como August Landmesser, un trabajador del astillero de Hamburgo. Esta semana la imagen ha dado la vuelta en Internet, con más de 26.000 entradas, después de que un blog la recuperara.

Landmesser aparentemente tenía una razón muy personal para no realizar el saludo. Aunque se cree que fue del Partido Nazi desde 1931 y hasta 1935, fue expulsado por haberse casado con una mujer judía, Irma Eckler.

Con ella tuvo dos hijas y fue por ello por lo que le metieron en la cárcel por "deshonrar a la raza". De Irma, se cree que fue detenida por la Gestapo y metida en la prisión de Hamburgo y sus hijas (Ingrid e Irene) separadas.

A Ingrid se le permitió vivir con su abuela materna, mientras que Irene fue llevada a un orfanato y más tarde adoptada por una familia.

Una vez que Landmesser salió de prisión en 1941 fue enviado a la guerra, aunque pronto se le declaró como desaparecido en combate y se le dio por muerto, tal y como publica 'The Washington Post'.

En 1996 una de sus hijas, Irene, escribió la historia de su familia con el fin de contar al mundo la desgarradora historia de su padre y su madre y de cómo fueron separados por el régimen nazi. La suerte ha querido que gracias a Internet su historia se haya recuperado de nuevo hoy.

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Re: Hablemos de HISTORIA
« Respuesta #133 en: Febrero 15, 2012, 09:23 Horas »
Esto se me paso ponerlo ayer, pero nunca es tarde si la dicha es buena

http://www.todoababor.es/articulos/sanvicente.htm

Otra batalla perdida por culpa de lo de siempre, corrupcion, poner a los mandos a los amigos en lugar de a los que son validos, no escuchar a los entendidos en el tema, etc. etc., mas o menos lo que sigue pasando hoy
Eso si, hay que echarle un ratito, pero esta muy bien explicado todo, con multitud de imagenes y demas

Que lo disfruteis, merece la pena

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Re: Hablemos de HISTORIAS CURIOSAS
« Respuesta #134 en: Marzo 13, 2012, 09:45 Horas »
Tomado de
http://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Cartagena_de_Indias_(1741)

Esto lo hacen los americanos, y lo tendriamos como un superhombre, pero como es de los nuestros, pues no lo conoce nadie.


Sitio de Cartagena de Indias (1741)

El sitio o batalla de Cartagena de Indias, del 13 de marzo al 20 de mayo de 1741, fue el episodio decisivo que marcó el desenlace de la Guerra del Asiento (1739–1748), uno de los conflictos armados entre España y Gran Bretaña ocurridos durante el siglo XVIII. La victoria de las fuerzas españolas, al mando del teniente general de la Armada Blas de Lezo, prolongó la supremacía militar española en el continente americano hasta el siglo XIX.

Antecedentes
En la época constituía para los británicos una prioridad el disponer de plazas fuertes en tierra firme en el Golfo de México, que querían convertir en británico y en el que ya disponían de algunas islas, siendo Jamaica la principal de ellas. El poder español a escala europea llevaba 70 años en claro declive, por lo que Inglaterra no estaba dispuesta a seguir aceptando unas condiciones enormemente desventajosas para ellos en lo que al comercio americano se refería. A pesar de aquella legalidad establecida como resultado de guerras pasadas, el contrabando por parte de mercantes ingleses era constante, y no era la primera vez que militares británicos intentaban poner pie en la costa, atacando ciudades o puertos poco protegidos, algunas veces con éxito momentáneo, pero al final los territorios siempre eran reconquistados por los españoles.

Dentro de este panorama, los problemas del contrabando y el corso en el Mar Caribe afectaban por igual a ambas potencias, aunque con ventaja española. Los ingleses reconocen haber capturado 231 buques españoles frente a 331 británicos capturados por los españoles, hasta septiembre de 1741, mientras que los recuentos españoles hablan de 25 frente a 186, aunque a pesar de la gran discordancia de cifras, ambos recuentos reconocen ventaja para los españoles.

Y precisamente uno de los muchos problemas de contrabando, ocurrido en 1738 frente a las costas de La Florida, fue el utilizado por Gran Bretaña como pretexto para tratar una vez más de arrebatar a España sus posesiones americanas. El incidente que traería tan terribles consecuencias, se produjo cuando un guardacostas español, La Isabela, al mando del capitán Julio León Fandiño, apresó a un capitán contrabandista británico, Robert Jenkins, y en castigo le cortó una oreja al tiempo que le decía: «Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve». A pesar de que el castigo fue moderado dadas las costumbres de la época, Jenkins recogió su oreja y la metió en un frasco de alcohol, regresando a Inglaterra con ella.

En octubre de 1739, tras conocerse el incidente de la oreja, y haber mostrado Jenkins el tarro en el Parlamento británico, se consideró la frase de Fandiño una ofensa al rey Jorge II, merecedora de la declaración de guerra a España; es decir, una ocasión más para tratar de conseguir el ansiado predominio de los mares y la posesión de los ingentes recursos naturales del Virreinato de Nueva Granada. Por ello, este conflicto bélico también es conocido con el nombre de guerra de la Oreja de Jenkins

La guerra
Iniciando las hostilidades en noviembre de 1739, el almirante Sir Edward Vernon atacó con 6 buques la plaza de Portobelo en el istmo de Panamá. La plaza estaba defendida por tan sólo 700 hombres, por lo que el éxito de Vernon fue absoluto (este suceso da nombre a la calle Portobello Road, en Londres). Mientras, las fuerzas del Comodoro Anson, con el navío Septentrión y dos buques menores acosaban las colonias del Pacífico Sur, como maniobra de distracción, pero sin producir daños apreciables. Como fin último Anson tenía la misión de apoyar desde la costa del Pacífico una futura operación militar en el istmo de Panamá que tendría como objetivo cortar las comunicaciones terrestres entre el Virreinato de Nueva Granada y el de Nueva España, para iniciar acto seguido la conquista británica de Nueva Granada.

Tras ese triunfo inicial, Vernon, envuelto en un clima de euforia, y azuzado por la opinión pública británica y por las incendiarias proclamas del joven parlamentario William Pitt, decidió dar un golpe decisivo, para lo que reunió una formidable flota de 186 buques, con 27.600 hombres, armada con 2.000 cañones, que salió desde Port Royal (Jamaica) y fondeó a principios de marzo de 1741 junto a la costa de Cartagena de Indias, la ciudad más importante del Caribe, a la que llegaban todas las mercancías del comercio entre España y las Indias, incluyendo los tesoros extraídos de las minas peruanas.

La ciudad estaba gobernada por el Virrey Sebastián de Eslava y defendida militarmente por uno de los más geniales soldados que haya dado España, el teniente general Blas de Lezo, marino con experiencia en batallar con los británicos y los piratas africanos, que ya había demostrado sobradamente sus condiciones como estratega, pero que disponía solamente de unos 3.600 hombres y de una flota de seis buques: el Galicia, el San Carlos, el San Felipe, el África, el Dragón y el Conquistador.

En una carta fechada en Portobelo el 27 de noviembre de 1739, Vernon comenta a Lezo que ha dado un excelente trato a los prisioneros a pesar de que no lo merecían. Lezo le responde en carta fechada el 24 de diciembre del mismo año a bordo del Conquistador en un tono seco, arrogante y desafiante, y se despide de él no sin antes espetarle:

«Puedo asegurarle a Vuestra Excelencia, que si yo me hubiera hallado en Portobelo, se lo habría impedido, y si las cosas hubieran ido a mi satisfacción, habría ido también a buscarlo a cualquier otra parte, persuadiéndome de que el ánimo que faltó a los de Portobelo, me hubiera sobrado para contener vuestra cobardía».

La batalla
La gran flota británica es avistada el 13 de marzo, lo que puso en vilo a la ciudad. Antes de disponerse a desembarcar, Vernon silencia las baterías de las fortalezas de Chamba, San Felipe y Santiago. Luego se dispuso a cañonear la fortaleza de San Luis de Bocachica día y noche durante dieciseis días. Bocachica estaba defendida por Des Naux con 500 hombres que, finalmente, tuvieron que replegarse ante la superioridad ofensiva. Tras esta fortaleza sólo quedaba la Fortaleza de Bocagrande como entrada a la bahía. En la primera se destruyeron cuatro barcos para impedir la navegación del estrecho canal y, en la segunda, dos barcos, en contra de la opinión de Blas de Lezo de que no serviría para mucho tras lo visto en Bocachica, para impedir igualmente el acceso a la bahía. El bloqueo del canal de la fortaleza de Bocangrande no sirvió para mucho, como había pensado el almirante de Lezo.

Tras esto, Vernon entró triunfante en la bahía y a su vez, todos los defensores españoles se atrincheraron en la fortaleza de San Felipe de Barajas tras haber abandonado la fortaleza de Bocanegra. Vernon, creyendo que la victoria era cuestión de tiempo, despachó un correo a Inglaterra dando la noticia de la victoria.

Seguidamente, ordenó un incesante cañoneo del castillo de San Felipe por mar y tierra para ablandar a las fuerzas guarnecidas en la fortaleza. En ella solo quedaban 600 hombres bajo el mando de Lezo y Desnaux. Vernon decide rodear la fortaleza y atacar por su retaguardia. Para ello se adentraron en la selva, lo que supuso una odisea para los británicos que contrajeron la malaria y perdieron a cientos de sus hombres. Sin embargo, llegaron a las puertas de la fortaleza y Vernon ordenó atacar con infantería. La entrada a la fortaleza era una estrecha rampa que de Lezo rápidamente mandó taponar con trescientos hombres armados con tan solo armas blancas y lograron contener el ataque y causar 1500 bajas a los asaltantes.

La moral de los atacantes bajó considerablemente tras esto y por las epidemias que causaban continuas bajas. Vernon se puso muy nervioso en aquel momento ya que la resistencia a ultranza de los españoles superó con creces sus expectativas y ya había enviado la noticia de la victoria a Gran Bretaña. Vernon discutió acaloradamente con sus generales el plan a seguir. Finalmente decidieron construir escalas y sorprender a los defensores en la noche del 19 al 20 de abril.

Los asaltantes, al mando del general Woork, se organizaron en tres columnas de granaderos y varias compañías de casacas rojas. En vanguardia iban los esclavos jamaicanos armados con un simple machete. El avance era lento debido al gran peso de artillería que transportaban y al continuo fuego que salía de las trincheras y desde lo alto de la fortaleza, además de que estaban expuestos en una gran explanada; no obstante, logran alcanzar las murallas. Pero Blas de Lezo, previendo este ataque, había ordenado cavar un foso en torno a la muralla, con lo que las escalas se quedaron cortas para superar el foso y la muralla, quedando los atacantes desprotegidos y sin saber qué hacer. Los españoles continuaron con su nutrido fuego, lo que provocó una gran masacre en las filas invasoras.

A la mañana siguiente, pudieron verse innumerables cadáveres, heridos y mutilados en los alrededores de la fortaleza, poniéndose de manifiesto la gravísima derrota británica. Los españoles aprovecharon para cargar a bayoneta provocando la huida de los británicos. Los españoles lograrían matar a cientos de ellos y hacerse con los pertrechos que abandonaron los sitiadores tras la huida.

Vernon no tuvo más remedio que retirarse a los barcos. Ordenó durante treinta días más un continuo cañoneo, ya que todavía no aceptaban la derrota. Sin embargo, las enfermedades y la escasez de provisiones empezaban a hacer mella en lo que quedaba de tropa. Finalmente, el Alto Mando británico ordena la retirada, de forma lenta y sin cesar de cañonear. Las últimas naves partieron el 20 de mayo. Tuvieron que incendiar cinco de ellas por falta de tripulación.

Consecuencias
Consecuencias inmediatas
Los británicos tuvieron entre 8.000 y 10.000 muertos y unos 7.500 heridos, muchos de los cuales murieron en el trayecto a Jamaica. En Cartagena había sucumbido la flor y nata de la oficialidad imperial británica. Además perdieron 1.500 cañones e innumerables morteros, tiendas y todo tipo de pertrechos. 17 buques de guerra resultaron seriamente dañados,[4] aunque no se perdió ninguno.[5] Esto suponía un serio revés para la flota de guerra británica, que quedó prácticamente desmantelada y tardó mucho en reponerse.

Mientras tanto, en Gran Bretaña se estuvo celebrando la "victoria" sin conocerse aún el desastroso final. Se acuñaron hasta 11 tipos diferentes[6] de medallas y monedas conmemorativas ensalzando la toma de Cartagena por parte de las fuerzas angloamericanas. Una de ellas mostraba a Lezo arrodillado ante Vernon, entregándole su espada y con la inscripción «El orgullo de España humillado por Vernon».[7] Éstas llegaron a circular por España para la burla de los españoles. En 1742, Vernon, enterado de la muerte de Lezo, rondó de nuevo Cartagena, pero no se atrevió a atacar.

Los británicos empezaron a preguntarse cuándo volverían los navíos y hombres que faltaban, y se descubrió la verdad, por lo que el rey Jorge II, avergonzado, prohibió a sus cronistas que hicieran mención alguna de tal suceso. Vernon murió en 1757.

En conjunto, la guerra reportó escasos éxitos y muchos problemas a Gran Bretaña, ya que al fracaso de Cartagena de Indias se sumaron varias derrotas cuando los británicos trataron de tomar Florida. No obstante, el contraataque español en la batalla de Bloody Marsh, en Georgia, pudo ser repelido y por ello los combates finalizaron sin cambios fronterizos en América. Por su parte España consiguió mantener sus territorios, y prolongar su supremacía militar en América durante algunas décadas más

Consecuencias a largo plazo
Como resultado de esta batalla España fortaleció el control de su Imperio en América durante 70 años más aproximadamente y con él la prolongación de la rivalidad marítima entre españoles, franceses y británicos hasta comienzos del siglo XIX. Para el Reino Unido, las consecuencias a medio plazo fueron mucho más graves. Gracias a esta victoria sobre los británicos, España pudo mantener unos territorios y una red de instalaciones militares en el Caribe y el Golfo de México que serían magistralmente utilizados por el teniente coronel Bernardo de Gálvez para jugar un papel determinante en la independencia de las colonias británicas de Norteamérica, durante la llamada Guerra de Independencia Estadounidense, en 1776. La Guerra del Asiento se fundiría más tarde en la Guerra de Sucesión Austríaca, por lo que Gran Bretaña y España no firmaron la paz hasta el Tratado de Aquisgrán, en 1748.

Una curiosa consecuencia de esta campaña, fue la que se derivó del oficial británico, Lawrence Washington, quien había participado en el sitio. Dio a su hacienda en Virginia (hoy Estados Unidos), el nombre de Mount Vernon, en honor a su almirante. Esa hacienda quedó posteriormente en manos del medio-hermano de Lawrence, George Washington, líder revolucionario norteamericano y primer Presidente de los Estados Unidos de América. Mount Vernon es hoy una venerada reliquia

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Re: Hablemos de HISTORIA
« Respuesta #135 en: Marzo 19, 2012, 09:03 Horas »
Hace 200 años ...

http://es.wikipedia.org/wiki/Constituci%C3%B3n_espa%C3%B1ola_de_1812

Y felicidades a todos los pepes y a los padres

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Kathrine Switzer la primera mujer en correr una maratón.
« Respuesta #136 en: Marzo 20, 2012, 10:29 Horas »
Esta valiente mujer desafió las normas establecidas cuando en 1967 se convirtió e la primera mujer en correr una maratón, ya que hasta ese momento se trataba de una prueba exclusivamente para hombres.

Para ello se inscribió como KV Switzer y cruzó la línea de salida con el dorsal 261 como si fuera un corredor más. Pero Kathrine pasó a la historia cuando uno de los jueces a mitad de la carrera se dio cuenta y salto tras ella para detenerla, pero el resto de corredores se lo impidieron y la “escoltaron” para que pudiera terminar la carrera, con un tiempo de 4 horas y 20 minutos. Ese es uno de los momentos inolvidables de la historia de los maratones que quedó para el recuerdo en esta foto.





Desde entonces Kathrine Switzer se ha dedicado a luchar contra la desigualdad entre mujeres y hombres, organizando carreras en 27 países, Avon International Running Circuit, en las que han participado más de 1.000.000 de mujeres, hasta que logró en 1984 que el maratón femenino fuera prueba olímpica.

En el plano deportivo ha corrido 35 maratones, ganando el maratón de New York en 1974, y logrando su mejor marca, 2:51.33, cuando quedó segunda en 1975 en el maratón de Boston. Es la mujer con sexta la mejor marca del mundo.


¡¡Enhorabuena!!!


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Re: Hablemos de HISTORIA
« Respuesta #137 en: Marzo 27, 2012, 11:36 Horas »
El 27 de marzo de 1968, murio Gagarin, el primer cosmonauta de la historia

Aqui en enlace de la wiki, por si quereis saber algo de el

http://es.wikipedia.org/wiki/Yuri_Gagarin

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Re: EL HOMBRE QUE DERROTÓ A LA CBS.
« Respuesta #138 en: Abril 17, 2012, 18:42 Horas »


“Algo iba realmente mal. Ahí estaba ese tipo salido de la nada acertando el recuadro del premio una y otra vez. Era una locura, créeme. Y no podíamos detenerlo. Siguió acertando ronda tras ronda” (Michael Brockman, directivo de CBS)

Está rompiendo la banca de Press your luck, uno de los concursos estelares de la CBS. Un concursante está provocando el pánico tras las cámaras, en los pasillos, en la sala de control… nadie puede explicarse lo que está sucediendo. En tan sólo un programa lleva acumulados más de 100.000 dólares de premio. Nunca había ocurrido algo parecido en toda la historia de la televisión norteamericana. Un premio de esa magnitud se consideraba inalcanzable. De hecho, los productores del programa habían considerado esta posibilidad sencillamente imposible. ¡Demonios, era imposible! Y sin embargo, estaba sucediendo.

Mientras, ante las cámaras, el público del plató tan pronto aplaude con entusiasmo en algunos momentos como contiene la respiración guardando un completo silencio en otros. El concursante en cuestión, un tipo de pinta algo estrafalaria y gestos extraños, no particularmente carismático ni agradable, ríe triunfalmente y gesticula eufórico para escenificar su victoria. Pese a lo completamente anómalo de la situación, el presentador Peter Tomarken consigue mantener el tipo. Incluso bromea con el concursante, soltando frases como “¿qué se siente ahora siendo propietario de media CBS?”. Aunque en el fondo, el presentador es tan preso del asombro y la confusión como el resto del personal del programa. Porque entre bastidores está a punto de desatarse el caos. Todo aquello no tiene sentido. Lo que es cierto es que en la CBS están muy nerviosos: el que alguien pueda llevarse premios tan cuantiosos  sin que ellos comprendan cómo supone un auténtico problema. De hecho, la cadena incluso tenía una cláusula por la que, si algún concursante ganaba más de 25.000 dólares en alguna improbable ocasión, no podría volver a concursar en la emisora. La CBS se protegía de los “jugadores de ventaja”. Y ahora este individuo está cuadruplicando esa cantidad sin inmutarse.

Y eso que es un concurso donde obtener grandes premios no resulta nada fácil. En Press your luck, un concursante está condenado a perder la mayor parte de sus ganancias, o todas ellas, cada cinco o seis rondas. Desde que empezó a emitirse el programa ha sido así, y los concursantes lo saben: llevarse algún premio cuantioso es cuestión no tanto de reflejos como de suerte. Ningún ser humano puede acertar demasiadas rondas seguidas. El truco para no perderlo todo está en saber retirarse a tiempo. Pero hoy la cosa ha cambiado: el insignificante Michael Larson lleva más de cuarenta rondas consecutivas acertando premios. Algo que, simple y llanamente, ¡resulta inconcebible! ¿Qué está pasando? ¿Cómo puede ser que aquel tipo vaya a llevarse una fortuna semejante del programa? ¿Está haciendo trampas? ¿Es un alienígena? Finalmente, tras la mayor racha ganadora que se haya visto nunca en el show, Larson decide plantarse, con un botín acumulado de 110.237 dólares. Es el mayor premio que nadie se hubiese llevado en un único día, nunca, desde que existe la televisión.

Mientras Peter Tomarken va despidiendo el programa, una actividad febril se ha desencadenado en la sala de control. Se discute acaloradamente para averiguar qué clase de trampa puede haber utilizado Larson… porque todos están completamente seguros de que ha hecho trampas. Aunque no se les ocurre cuáles. Durante los días siguientes se producen tensas reuniones de directivos y productores: ¿acaso vamos a dejar que este individuo se vaya con todo ese dinero? ¡Es un tahúr, un sinvergüenza! ¿Acaso está compinchado con alguien del personal? Pero ni siquiera en ese hipotético caso de colusión son capaces de imaginar cómo puede haberlo conseguido. Se devanan los sesos durante mucho tiempo intentando encontrar una respuesta, algo, el más mínimo detalle que se pueda presentar como demostración de que se ha producido una estafa y que les evite tener que darle su premio a Larson. Lo van a tener difícil.

Un conductor de camión de helados en paro

Michael Larson, treinta y cinco años de edad —aunque a causa de sus canas aparenta bastantes más—, natural de Ohio, aunque vive en Florida, antiguo mecánico de equipos de aire acondicionado, vendedor de helados ocasional, ahora sin trabajo, casado en terceras nupcias con Teresa Dinwitty, padre de un par de hijos de relaciones anteriores… hijos de los que no se ocupa demasiado. Era considerado por la gente cercana como un tipo extraño, con una personalidad particular. Quienes lo conocían bien afirman que era un tipo muy inteligente, de carácter llevadero, pero que también podía resultar frío y egoísta. Aunque está desempleado, parece movido por una única idea: la de conseguir un método para ganar dinero rápidamente.


Michael Larson sembró el más absoluto desconcierto cuando hizo saltar la banca en el concurso "Press your luck"

Pero todo esto supone adelantarnos a los acontecimientos, así que comencemos por el principio. Larson, como decimos sin empleo, está en el salón de su casa, realizando su actividad preferida de los últimos meses: pasarse horas y horas viendo un concurso de televisión detrás de otro. Desde siempre ha tenido la tendencia a interesarse por algún tema llegando con frecuencia al punto de desarrollar una verdadera obsesión, volcándose en ello hasta llegar a conocerlo a fondo. Esta vez, el tema que centra sus obsesiones son los concursos. Los ve cuando se emiten en directo, pero también los graba en vídeo para poder repasarlos una y otra vez más adelante. Su mujer le pregunta qué pretende con todo aquello, pero la respuesta resulta más bien vaga: ni siquiera el propio Larson sabe exactamente qué está buscando. Probablemente busca algún patrón, pero ¿cuál? Y ¿para qué? Y ?en qué concurso concreto? Mientras, la pila de cintas de vídeo va creciendo.

Press your luck es uno de los concursos más en boga por entonces y uno de los que ofrece mayores premios. Tres participantes se enfrentan en unas rondas de preguntas, y después juegan con un panel electrónico que hoy nos parece rudimentario, pero que en 1984 era la última maravilla tecnológica de la televisión norteamericana. Era como una ruleta electrónica. El panel estaba compuesto por una serie de recuadros donde van apareciendo en rápida sucesión distintos premios, desde cantidades de dinero en metálico hasta viajes, pasando por la posibilidad de volver a jugar otra ronda adicional. Aunque también hay recuadros negativos: los “Whammys” (la mascota del programa) cuyo efecto es el de quitarle al concursante el dinero que había ganado hasta el momento. Los recuadros del panel se van iluminando sucesivamente con bastante rapidez y aparentemente al azar. El concursante ha de pulsar un botón y decir “stop!”, momento en que la luz se detiene sobre un recuadro: lo que hay en el recuadro iluminado, es lo que el concursante ha ganado en esa ronda. Al diseñar el programa y poner a prueba el sistema de juego, los creadores habían comprobado que un concursante podía aspirar a jugar, como regla general, unas seis rondas seguidas en el panel antes de caer inevitablemente en un Whammy y perder sus premios acumulados. El recuadro iluminado cambiaba demasiado rápidamente y de manera demasiado imprevisible como para que ningún concursante tuviera algún control sobre el premio que iba a recibir. Acertar una ronda era cuestión de pura suerte más que de reflejos, y el Whammy terminaba iluminándose por pura probabilidad… nadie sería nunca capaz de esquivarlo permanentemente. Así que el truco para llevarse un buen premio consistía en, si se tenía la suerte de acertar algunas rondas, no dejarse llevar por la avaricia y saber retirarse a tiempo. Sobre el papel, Press your luck era un concurso inexpugnable. Todo era cuestión de suerte, y la suerte suele favorecer casi siempre a la banca.

Pero Larson seguía sumido en aquella rutina obsesiva de ver las grabaciones de concursos continuamente, diseccionando los mecanismos que regían cada programa. Y un buen día, tras haber repasado hasta la extenuación episodios de Press your luck, notó algo extraño. Después de haber contemplado una infinidad de rondas en las que los recuadros se iluminaban en una rápida y caótica sucesión, creyó observar que había recuadros donde no parecía iluminarse nunca un Whammy. Prestando más atención, rebobinando las cintas de vídeo una y otra vez, Michael Larson tuvo una revelación. Descubrió que su intuición no le había engañado y que los recuadros no se iluminaban al azar, como parecía a primera vista. Existía un patrón. Sobreexcitado, repasó las cintas con más ahínco todavía, analizando cada ronda. Y lo descubrió.

Existían cinco secuencias, siempre las mismas, según las cuales se iluminaban los recuadros del panel. El proceso ocurría de forma tan rápida —y estaba tan envuelto por el ambiente trepidante del programa, con sus ruidos y alboroto— que ningún concursante (ni espectador) lo había observado nunca. Era algo casi más rápido que el ojo humano…  pero una vez detectado, resultaba extraordinariamente evidente. Michael Larson había descubierto el secreto de Press your luck. Porque, efectivamente, el panel era controlado por un rudimentario (visto desde hoy) programa informático que utilizaba cinco secuencias distintas de iluminación. Aquello era un descubrimiento increíble: podía vencer al concurso. Empezó a practicar en casa y, aunque se requería cierta concentración a causa de la velocidad con que cambiaban las luces, cuando Larson hubo memorizado las cinco secuencias completas pudo empezar a acertar siempre los recuadros que contenían premio, ronda tras ronda. Era hora de viajar a California y participar en el concurso.

Press your luck era el Titanic, Michael Larson era el iceberg”

El supervisor del casting de Press your luck creyó notar algo inquietante en aquel aspirante; como si no fuese completamente sincero al hablar de su propia vida durante la entrevista, como si guardase algún secreto, o como si se hubiera presentado al programa con algún plan en mente. Michael Larson —probablemente— quería parecer más cándido y “natural” de lo que realmente era, como una manera de ocultar que quería participar en el concurso porque había revelado el secreto de su mecánica. Fingía, y no resulta extraño que se le notara. Cuando alguien se dedica a entrevistar a centenares de personas para un puesto, acaba percibiendo aquellso casos en que alguien se comporta de manera ligeramente diferente por algún  motivo. Pero, ¿qué importancia podía tener aquello? El aspirante, por peculiar que fuese el aura que desprendía, respondió bien a las preguntas de prueba y parecía tener buenas capacidades para concursar, así que terminó siendo escogido para aparecer en el siguiente programa.

Y la grabación del programa empezó con normalidad; los tres concursantes fueron presentados ante la audiencia. Los otros dos participantes recordarían después que infravaloraron a Larson a causa de su aspecto insignificante, su falta de carisma y su sonrisa atontada. Se inició el concurso y Larson tuvo oportunidad de enfrentarse al panel por primera vez, pero no empezó con buen pie. Concursar en el plató, ante las cámaras y el público, con la presión de la competición… no era lo mismo que estar tranquilamente sentado en el sillón de casa. No logró tranquilizarse lo suficiente. La primera vez que detuvo el panel, cayó en el recuadro de un Whammy. Primera ronda, primer fallo.

Pero no se desanimó. Conocía el secreto, tenía una oportunidad única de llevarse un buen dinero y sólo necesitaba conseguir concentrarse. Se sabía de memoria las cinco secuencias que podían aparecer en el panel: tenía que observar, reconocer la secuencia y actuar con la suficiente rapidez. No era fácil, pero era muy factible. Lo había practicado en casa innumerables veces, así que recuperó la compostura y se centró en lo que había que hacer. Si lo hacía bien, no podía perder. En la siguiente ronda del panel, empezó a acertar. Y empezó a ganar. Una ronda, y después otra. Y otra, y otra, y otra.

El presentador estaba atónito, pero conseguía disimularlo con mucha profesionalidad. Los otros dos concursantes —que lógicamente también conocían muy bien el programa— asistían boquiabiertos a lo que, a todas luces, resultaba imposible. En la sala de control empezaban a preguntarse si aquel tipo era un marciano o si estaban contemplando al mayor tahúr de todos los tiempos. Michael Larson se mostraba alegre entre ronda y ronda, celebrando los aciertos como cualquier otro concursante, pero a medida que iba acertando más rondas —y acumulando más y más dinero que podría perder al primer fallo— comenzó a mostrarse mucho más serio y concentrado. El público del plató guardaba un silencio sepulcral en cada nueva ronda: no entendían muy bien lo que estaba sucediendo, pero explotaban de júbilo con cada nuevo inexplicable acierto de aquel desempleado de Florida. La tensión y la locura reinaban alternativamente en el plató de Press your luck.

Después de treinta rondas, Larson empezaba a aparecer visiblemente cansado; estaba sometido a un esfuerzo mental bastante mayor del que nadie pudiera suponer, ya que no estaba jugando según el azar como todo el mundo creía. Nadie en todo el país conocía su secreto. Él era el único que veía las cinco secuencias; había descifrado la clave, era como el único niño de la clase que sabe leer, o como el tuerto en el país de los ciegos. Pero eso conllevaba una tensióin considerable. Pese al cansancio mental, decidió continuar jugando unas rondas más. Siguió ganando. Después de un total de cuarenta rondas acertadas, con cien mil dólares en el bolsillo y agotado por una atención tan sostenida, decidió plantarse y terminar (¡finalmente!) su turno. Nadie podía creer lo que estaba viendo.

Pero aún necesitó suerte para poder llevarse su premio. A punto de terminar el programa, otro de los concursantes renunció a su propio turno, con lo que Larson, inesperadamente, tuvo que volver a enfrentarse al panel. Aquello lo cogió por sorpresa: tenía que jugar algunas tiradas más obligatoriamente pese a que estaba ya mentalmente exhausto. Jugó y nuevamente acertó en las primeras tiradas. Pero en la última tirada obligatoria —tras resoplar, visiblemente abrumado por las circunstancias— surgió un serio problema: no logró mentalizarse lo suficiente como para descifrar la secuencia de luces. Se extravió. Por primera vez desde el inicio del programa se disipó su concentración y, a la desesperada, detuvo el panel prácticamente al azar… arriesgándose a perderlo todo de una sola vez. Era un momento extraordinariamente crítico, aunque nadie excepto él mismo podría sospechar hasta qué punto. Sin embargo, la fortuna estuvo de su lado: no se iluminó un recuadro de Whammy, sino uno que contenía un premio (un viaje a las Bahamas). Tras esa última tirada obligatoria en la que, jugándoselo todo a cara o cruz, había conseguido mantener su recién adquirida fortuna por los pelos, Larson señaló con visible alivio a la concursante de su izquierda, indicando que renunciaba a lo que quedaba de su turno. Se había salvado por muy poco. Se plantó con un total acumulado de 110.237 dólares, cantidad que marcaba un récord histórico en la historia de los concursos televisivos (se tardaría la friolera de veintidós años en batir aquella marca, concretamente en un episodio de The price is right). Larson, que al principio del programa había contado cómo no había podido regalarle nada por su cumpleaños a una de sus hijas, dijo “ahora tendrá algún regalo” y bromeó diciendo que ya no necesitaría conducir más camiones de helado durante el verano.

Pero, mientras, todo que los productores de Press your luck querían saber era: ¿qué había hecho Larson para ganar? Porque estaban dispuestos a negarle el premio a toda costa.


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Re: Y DONDE ESTARÁ ESE MALETIN.......................... ?. SECRETOS DEL 23-F.
« Respuesta #139 en: Agosto 19, 2012, 00:53 Horas »
Tres meses después del intento del Golpe de Estado en España, 11 atracadores entran en la sede del Banco Central Barcelona, su objetivo es recuperar un maletin de una caja de seguridad fingiendo un atraco. En el interior del maletín se detallaba los implicados en el 23F, la futura composición del estado, las capitanías implicadas y su participación en el intento de golpe de Estado del Rey. El encargo fue hecho por los servicios secretos. TVE emitió hace poco un documental descafeinado en el que se ha recortado lo del maletin. Aquí SIN CENSURA.

Parte 1
Parte 2:
Parte 3:
Parte 4:
Parte 5:


Desconocía esta historia. Los rumores se confirman.  8)

 


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