Estos últimos años además esto ha producido un curioso cambio en mis sensaciones.
Recuerdo cuando siendo jovencito tras pasar las vacaciones en el pueblo de mis padres los primeros días post vacacionales tenía una extraña sensación de vacío que tardaba unos días en normalizarse.
Últimamente gracias a lo disfrutado como sevillista esa sensación la tengo justo el día después de la celebración cuando ya no quedan más partidos en los próximos dos meses.
Esa sensación de mono porque echas de menos la tensión porque ahora no tienes que hacer cábalas sobre alineaciones resultados y demás.
Ahora nos apañaremos con la metadona de los rumores de fichajes hasta que se acerquen las finales de agosto.
El fútbol será una droga para casi todos pero cuanto más placer produce la droga más adicción genera y mayor es el síndrome de abstinencia.
Y vaya si los sevillistas hemos obtenido placer los últimos 10 años con nuestra droga de siempre.